Unos investigadores encontraron una forma segura de proveer a los niños un riñón donado sin la necesidad de medicamentos inmunosupresores, un avance que esperan ampliar a más pacientes de trasplante de riñón en los próximos años.

En un informe que aparece en la edición del 15 de junio de la revista New England Journal of Medicine, los médicos de la Universidad de Stanford describen a los tres primeros niños que fueron tratados con el nuevo método. Implicó darles no solo un riñón nuevo, sino también un nuevo sistema inmunitario, ambos donados por uno de sus padres.

Ahora, los tres niños tienen una función renal normal, y están libres de los medicamentos antirrechazo que en general los receptores de trasplantes deben tomar todos los días durante el resto de sus vidas.

Hay que realizar mucha investigación antes de que el método se pueda ofrecer de forma amplia, y los expertos advirtieron que los tres niños de estos casos tenían una afección genética rara que provocaba su enfermedad renal.

"Es un magnífico resultado para estos niños", señaló el Dr. Bradley Warady, director de nefrología pediátrica de Children's Mercy Kansas City, en Missouri. "Pero no podemos extrapolarlo a todos los niños que necesitan un trasplante de riñón".

Dada esta salvedad, "hay un optimismo cauto de que esto pudiera convertirse en un procedimiento más generalizado", planteó Warady, que también está en la junta de directores de la National Kidney Foundation.

La investigadora principal, la Dra. Alice Bertaina, afirmó que los hallazgos muestran que un "santo grial" de la medicina de trasplantes se puede lograr.

"Lo más importante es que hemos mostrado que es posible", dijo Bertaina, profesora asociada de pediatría de la Stanford.

Librar a los receptores de trasplantes de riñón de los medicamentos antirrechazo sería un inmenso avance, enfatizaron ambos médicos. La inmunosupresión de por vida conlleva una variedad de consecuencias, lo que incluye un aumento en los riesgos de infecciones graves y cáncer, además de afecciones como la diabetes y la hipertensión.

La Dra. Eliza Blanchette, nefróloga pediátrica del Hospital Pediátrico de Colorado, apuntó a otro beneficio de eliminar la necesidad de los fármacos antirrechazo: con el tiempo, pueden en realidad dañar al riñón que están diseñados para proteger. Entonces, es posible que librar a los pacientes de los fármacos pudiera prolongar la vida de un riñón donado.

Durante años, los investigadores han buscado una forma de inducir la "tolerancia inmunitaria" de los órganos donados, de forma que sea innecesario tomar medicamentos antirrechazo durante toda la vida. Un método es mediante un trasplante de células madre del donante del órgano.

Las células madre son unas células primitivas que dan origen a las células maduras, entre ellas a las del sistema inmunitario. En esencia, un trasplante de células de un donante de órgano provee al receptor un nuevo sistema inmunitario, que debería reconocer al órgano donado y dejarlo indemne.

El problema es que un nuevo sistema inmunitario también puede atacar al cuerpo del receptor, y provocar una reacción potencialmente letal, conocida como enfermedad injerto contra huésped (EICH).

"Se pensaba que el riesgo era demasiado alto", apuntó Bertaina en declaraciones recogidas por la reportera especializada Amy Norton, en un artículo que publica HealthDay News.

Pero ella y sus colegas desarrollaron un protocolo para minimizar los riesgos, al redefinir la forma en que las células madre del donante son procesadas: disminuyen en el trasplante las células particulares, llamadas células T alfa-beta, que originan el EICH.

Los tres niños del informe actual recibieron células madre del padre que les donó el riñón, y entonces, de cinco a 10 meses más tarde, recibieron el riñón en sí. Un niño desarrolló una EICH leve, pero se gestionó con medicamentos.

En este momento, los tres niños han estado viviendo con unos riñones que funcionan del todo durante 22 a 34 meses, sin inmunosupresores.

Jessica y Kyle Davenport, de Muscle Shoals, Alabama, son los padres de dos de los niños. Jessica fue la donante de su hijo Kruz, de 8 años, mientras que Paizlee, su hermana de 7 años, recibió los trasplantes de Kyle.

"Se han curado y recuperado, y están haciendo cosas que jamás pensamos que fueran posibles", aseguró Jessica Davenport en un comunicado de prensa de la Stanford.

Una importante salvedad es que los tres niños tienen un raro trastorno genético llamado displasia inmuno ósea de Schimke (SIOD, por sus siglas en inglés). Además de enfermedad renal, la SIOD provoca una estatura baja, deficiencias en el sistema inmunitario y otros problemas.

Bertaina dijo que las deficiencias inmunitarias observadas en el SIOD podrían en realidad ser un motivo de que el método de trasplante funcionara tan bien en estos niños.

Es mucho más frecuente que la enfermedad renal pediátrica sea provocada por un defecto congénito, en niños con una función inmunitaria normal, apuntó Warady.

"Necesitamos más investigación para ver si esto es efectivo en niños con un sistema inmunitario intacto", planteó.

Blanchette también enfatizó que todavía no se sabe la efectividad en niños con una función inmune normal.

Bertaina tiene la esperanza de que este informe fomente que más centros médicos realicen este tipo de investigación. El equipo de la Stanford ya expandió el método a otros grupos de pacientes, incluso a niños cuyos cuerpos rechazaron un trasplante de riñón anterior.

Bertaina indicó que estos pacientes están en general "hipersensibilizados", y que es probable que rechacen un segundo trasplante. Así que darles un nuevo sistema inmunitario primero quizá venza este obstáculo.

La esperanza principal, según Bertaina, es expandir el procedimiento a los niños, y a los adultos, con enfermedad renal por una variedad de causas.

En este momento, requiere a un donante vivo que tenga una compatibilidad de un 50 por ciento. En un adulto, podría tratarse de un hermano o un hijo, anotó Bertaina. Pero los investigadores también esperan adaptar el protocolo, para incluir incluso a los trasplantes de donantes fallecidos.