Un nuevo estudio realizado sobre lobos grises que viven en la zona de exclusión de Chernóbil, una de las regiones más radiactivas del mundo, sugiere que estos animales, con el tiempo, se han vuelto genéticamente diferentes de los lobos grises de otras partes del mundo, incluso desarrollando mutaciones que aumentan sus posibilidades de sobrevivir al cáncer.
Los descubrimientos fueron realizados por Cara Love, bióloga evolutiva y ecotoxicóloga de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y publicados en la Reunión Anual de la Sociedad de Biología Integrativa y Comparada, en Seattle, que tuvo lugar en enero de este año. Según IFL Science, fueron necesarios 10 años de investigación para sacar conclusiones.
En 2014, el equipo de Cara Love colocó collares GPS a algunos de los lobos de esa región, para conocer no solo la ubicación geográfica de los animales, sino también el nivel de exposición a la radiación en tiempo real. Como resultado, se descubrió que los lobos grises en la zona de exclusión de Chernóbil reciben diariamente alrededor de 11,28 milirems de radiación, lo que corresponde a seis veces más que el límite legal para los trabajadores humanos.
“Observamos la composición de las células sanguíneas porque hay muchas células de defensa que circulan en el cuerpo y pueden ser indicativas de diferentes tipos de estrés o enfermedad”, añade Love en una entrevista con la radio NPR. “También exploramos diversas infecciones parasitarias y patógenos en esta población en comparación con las poblaciones de referencia”, detalla.
Al comparar los datos obtenidos de los lobos grises de Chernóbil con los de otras poblaciones —de un área protegida en Bielorrusia y del Parque Nacional Yellowstone, en Estados Unidos—, se observó que los animales en la zona de exclusión tienen una alteración en el sistema inmunológico, simulan bastante la vista en pacientes con cáncer que ya están en tratamiento de radioterapia. Un análisis genético también sugiere que los lobos han sufrido un cambio en su genoma que puede proporcionarles cierta resistencia al cáncer.
Además, también se observó que la población de lobos grises en Chernóbil es siete veces más densa que la de las áreas protegidas de Bielorrusia, a pesar de que sufren una radiación constante. No se sabe exactamente qué explica el hecho, pero se cree que esto puede estar relacionado con la ausencia de humanos en la región, o incluso con los cambios genéticos de estos lobos.