Al parecer, las variantes del coronavirus pueden esconderse en el cuerpo humano de forma muy parecida a algunos de sus primos virales, lo que dificulta que las personas infectadas se deshagan del virus del todo.
Han aparecido variantes sucesivas desde que la versión original del SARS-CoV-2 provocara una pandemia global, y las vacunas y tratamientos de anticuerpos han resultado menos efectivas contra algunas de estas variantes.
"Nuestros resultados mostraron que se pueden tener varias variantes distintas del virus en el cuerpo", señaló Kapil Gupta, asociado de investigación sénior en bioquímica de la Universidad de Bristol, en Reino Unido. "Algunas de estas variantes podrían usar las células del riñón o del bazo como su escondite, mientras el cuerpo está ocupado defendiéndose contra el tipo de virus dominante. Esto podría dificultar que los pacientes infectados se deshagan del SARS-CoV-2 del todo".
Gupta es el autor principal de uno de dos estudios que se publicaron en una edición reciente de la revista Nature Communications.
El equipo internacional de investigadores encontró que el virus puede evolucionar de forma distinta en los distintos tipos de células, y adaptar su inmunidad en la misma persona infectada.
Se enfocaron en la función de un conjunto específico de proteínas de pico del SARS-CoV-2, y concluyeron que tiene un rol esencial en la capacidad de propagación del virus.
"Una serie incesante de variantes ya ha reemplazado al virus original por completo, y la ómicron y la ómicron 2 dominan en todo el mundo", señaló el líder del equipo, Imre Berger, profesor de bioquímica de la Universidad de Bristol.
Los investigadores analizaron una variante temprana que se descubrió en Bristol, y que se denominó BrisDelta.
"Había cambiado su forma respecto al virus original, pero el conjunto que habíamos descubierto seguía ahí, sin alterar", explicó Berger.
La BrisDelta representa una pequeña subpoblación de las muestras de los pacientes con COVID, pero parece infectar a ciertos tipos de células mejor que el virus que dominó en la primera ola, anotaron los investigadores.
En un estudio relacionado, los investigadores crearon unas versiones sintéticas y seguras del virus (viriones) para determinar cómo el conjunto fomenta la infección. Encontraron que la proteína de pico del virus cambia de forma tras vincularse con un ácido graso. Esto hace que sea menos visible para el sistema inmunitario.
"Parece que este conjunto, que se produce específicamente para reconocer a estos ácidos grasos, le da al SARS-CoV-2 una ventaja dentro del cuerpo de las personas infectadas, y le permite multiplicarse muy rápido", señaló el autor del estudio, Oskar Staufer, según recoge HealthDay News.
"Esto podría explicar por qué se encuentra en todas las variantes, incluso la ómicron", añadió el investigador.
Staufer es miembro conjunto del Instituto Max Planck en Heidelberg, Alemania, y el Centro Max Planck de Bristol, Reino Unido.
"Algo interesante es que la misma característica nos provee una oportunidad para vencer al virus, exactamente porque se conserva tanto, con una molécula antiviral diseñada de forma específica que bloquee al conjunto", añadió.
Una compañía fundada por los investigadores está trabajando para desarrollar antivirales que se dirijan a este conjunto.