Por The New York Times | Carl Zimmer
Mientras disminuye la ola de la variante ómicron del coronavirus, los investigadores siguen atentos a una subvariante muy contagiosa conocida como BA.2. Pese a que, al parecer, no tiene la capacidad de inducir otra ola importante de contagios, esta variante podría ralentizar el actual descenso de casos de COVID y dificultar su tratamiento.
Esto es lo que sabemos hasta ahora sobre la BA.2.
En realidad no es nueva.
Los científicos descubrieron la variante ómicron en noviembre y pronto se supo que su linaje ya constaba de tres variantes genéticamente diferentes. Cada rama de ómicron tenía su propia serie de mutaciones peculiares. En ese momento, la más común era la BA.1, la cual se propagó con rapidez por todo el mundo. Esta fue casi la única responsable del asombroso repunte de casos ocurrido durante el invierno.
Al principio, la BA.1 era mil veces más común que la BA.2, pero a principios de 2022, comenzamos a encontrar la BA.2 en un porcentaje mayor de los nuevos contagios.
Parece que es más fácil contraerla.
Todas las versiones de ómicron son muy contagiosas, por lo que esta variante remplazó con rapidez a las variantes anteriores del coronavirus, como la delta. Pero varios estudios han demostrado que la BA.2 es todavía más contagiosa que la BA.1.
En Dinamarca, por ejemplo, los científicos estudiaron la propagación de estas dos subvariantes entre los habitantes de una misma casa. Descubrieron que era mucho más probable que las personas infectadas con BA.2 contagiaran a las personas con las que vivían en comparación con las personas que portaban la subvariante BA.1. En Inglaterra, los investigadores se dieron cuenta de que, en promedio, alguien con BA.2 contagiaba con mayor rapidez a otra persona, lo cual aceleraba su propagación dentro de las comunidades.
Hasta el momento, no está induciendo otra ola en Estados Unidos y es probable que no la origine.
Al inicio de 2022, la BA.2 estaba siendo la más común en varios países. Para febrero, ya se había convertido en la subvariante que imperaba en todo el mundo, tras desplazar a la BA.1. En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades calcularon que la BA.2 había aumentado del uno por ciento a principios de febrero al once por ciento a principios de marzo. Pronto podría volverse también la predominante en Estados Unidos.
Pero eso no significa que los estadounidenses estén en medio de una nueva ola de BA.2 que esté infectando a muchas otras personas. Cuando la BA.2 se volvió más común en Estados Unidos, la cantidad total de nuevos casos descendió aproximadamente 95 por ciento. A nivel mundial, la cantidad de nuevos casos por día se había reducido a la mitad de lo que fue en su punto más alto a finales de enero.
Es posible que, conforme muchos países relajen sus medidas contra la propagación del COVID, le den la oportunidad a la BA.2 de originar otro incremento de casos. Según un informe publicado el 10 de marzo por científicos británicos, puede ser que eso esté sucediendo allá en este momento.
No obstante, existen varias razones por las que los investigadores de salud pública dudan que la BA.2 dé origen a otra gran ola.
Las vacunas actuales sirven contra la variante BA.2.
Una de las características de ómicron que más resaltaba era su capacidad para evadir de manera parcial la protección que brindan las vacunas. Las infecciones posteriores a la vacuna se volvieron frecuentes, lo que ayudó a que el aumento de casos alcanzara un nivel máximo histórico. Pero las vacunas siguieron ayudando a que la gente no se enfermara de gravedad, sobre todo quienes habían recibido un refuerzo. Las vacunas fueron muy eficaces para evitar las hospitalizaciones durante toda la ola de ómicron.
Las autoridades de salud británicas han comparado el efecto de las vacunas contra las infecciones por BA.1 y por BA.2 y no han visto mucha diferencia entre las dos subvariantes. Además, en ambos casos, la vacuna de refuerzo ofrece una protección bastante buena contra la infección y aún mayor para evitar la hospitalización.
La variante BA.2 es vulnerable a los anticuerpos generados por el sistema inmunitario después de una infección previa con ómicron.
Cuando apareció ómicron, los científicos estaban alarmados por lo bien que podía evadir la inmunidad generada por las infecciones con variantes anteriores. La razón es que tiene mutaciones que modifican la superficie del virus y esto hace que a los anticuerpos de variantes anteriores les cueste más trabajo adherirse a ella.
Debido a que la BA.2 tiene varias mutaciones particulares que la diferencian de la BA.1, los investigadores se preguntaban si podría evadir la inmunidad generada por las infecciones con BA.1. Sin embargo, parece que no es el caso. La Organización Mundial de la Salud señaló que la infección causada por BA.1 brinda una buena protección contra la infección de BA.2.
Parece que la BA.2 no es más peligrosa que la versión anterior de ómicron.
La variante ómicron resultó ser una paradoja: era muy contagiosa, pero, a diferencia de las infecciones producidas por la variante delta, en promedio era menos probable que la infección por sí sola diera lugar a un caso grave de COVID. Eso ocasionó que muchas personas contrajeran una infección leve de ómicron, pero no significaba que la ola de ómicron fuera “leve”. Debido a que con esta variante se contagiaron muchas más personas que nunca antes, provocó una alarmante cantidad de hospitalizaciones y decesos.
En los estudios de ómicron, se vio que hay varias razones por las que resulta menos riesgosa. Tanto las vacunas como las infecciones por variantes anteriores le han proporcionado a la población defensas inmunitarias que evitan que el COVID se salga de control. También se descubrió que, de manera inherente, ómicron es menos virulenta que otras variantes y causa un daño menor a los pulmones.
Con la subvariante BA.2 se están llevando a cabo experimentos similares. Algunos científicos japoneses, los cuales han infectado con ambas variantes a hámsteres, han descubierto que la BA.2 causa una enfermedad más grave. Sin embargo, no se sabe si los hámsteres son un buen modelo para usar de referencia con los seres humanos. Investigadores británicos han descubierto que la infección con BA.2 no conlleva un mayor riesgo de hospitalización que la de BA.1.
Algunos medicamentos autorizados sirven contra la BA.2, pero otros no.
Al igual que la BA.1, la BA.2 puede evadir la acción de la mayor parte de los tratamientos con anticuerpos monoclonales autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos, por lo que estos resultan ineficaces. Hay ciertos medicamentos que sí funcionan, como el Evusheld elaborado por AstraZeneca. Si se toman inmediatamente después de dar positivo en la prueba, los antivirales paxlovid, molnupiravir y remdesivir son muy eficaces contra las dos subvariantes de ómicron.
Ya no le queda el sobrenombre de ‘variante sigilosa’ a la BA.2.
A la subvariante BA.2 se le puso el sobrenombre de “variante sigilosa” cuando su presencia no se podía determinar en las muestras de las pruebas de PCR positivas, lo cual hacía que para los investigadores fuera un reto diferenciar los casos de ómicron de los de delta y otras variantes. La BA.2 tenía una mutación que ocultaba uno de los tres genes indicadores del coronavirus que detectan las pruebas.
Ahora que ómicron es la causa de la gran mayoría de las pruebas positivas, ya no importa la mutación ausente: casi todos los virus que detecta la PCR son BA.1, y los que no son BA.1 son BA.2. Un farmacéutico prepara dosis de la vacuna de Moderna contra el COVID-19 en Hagerstown, Maryland, el 18 de febrero de 2022. (Kenny Holston/The New York Times) Puesto de pruebas de COVID-19 con servicio en el automóvil en Hagerstown, Maryland, el 18 de febrero de 2022. (Kenny Holston/The New York Times)