Trabajar mientras está enfermo es una realidad para los trabajadores de todos los sectores y países, por razones que incluyen la falta de baja por enfermedad remunerada, cultura laboral y decisión individual. En el contexto de la crisis actual del covid-19, este comportamiento claramente exige desafíos, especialmente porque se manifiesta en la industria de la salud, considerando el potencial de transmisión de enfermedades respiratorias entre los pacientes y el personal de atención médica.
Con el fin de comprender mejor el fenómeno de trabajar mientras está enfermo tanto para trabajadores de la salud como para trabajadores no sanitarios, Tartari y sus colegas realizaron una encuesta en línea transversal optativa de los miembros y las redes internacionales del Grupo de trabajo de prevención y control de infecciones (IPC) de la Sociedad Internacional de Quimioterapia Antimicrobiana (ISAC), desde octubre de 2018 a enero de 2019.
En total, 533 encuestados de 49 países participaron, de estos, 249 eran trabajadores de la salud (46,7 por ciento) y 284 trabajadores no sanitarios (53,2 por ciento). Una clara mayoría de ambos grupos (99,2 por ciento de los trabajadores de la salud y 96,5 por ciento de los trabajadores que no son de la salud) trabajarían a través de síntomas "menores" como dolor de garganta, estornudos / secreción nasal o tos.
El 58,5 por ciento de los encuestados declararon que continuarían trabajando cuando estuvieran enfermos con una enfermedad similar a la gripe (incluidos síntomas importantes como dolores musculares y fiebre), sin una variación significativa entre los trabajadores de la salud y los trabajadores no sanitarios.
Los trabajadores de la salud divergieron significativamente de alguna manera: el 26,9 por ciento de los trabajadores de la salud continuarían trabajando incluso cuando experimentaran fiebre (uno de los síntomas más importantes), en comparación con el 16,2 por ciento de los trabajadores no sanitarios; de manera similar, solo el 45,8 por ciento de los trabajadores de la salud evitarían a un colega que presente síntomas similares a la gripe, en comparación con el 60.9 por ciento de los trabajadores que no son de la salud.
Los trabajadores de la salud también estaban más dispuestos a recibir la vacuna contra la influenza (81,1 por ciento, frente al 56,7 por ciento de los trabajadores no sanitarios).
Aunque este estudio se ve limitado por el hecho de que los participantes fueron auto-seleccionados, ya que el 90 por ciento de los encuestados procedían de países de altos ingresos, los resultados son preocupantes, ya que más de la mitad de los trabajadores tanto de la salud como de los que no lo son informan estar dispuestos a seguir trabajando en los principales síntomas de la gripe, a pesar de las directrices internacionales.
En medio de una pandemia, las estrategias futuras para prevenir la transmisión de enfermedades similares a la gripe en el entorno laboral --especialmente en la atención sanitaria, donde los trabajadores suelen atender a pacientes inmunodeprimidos-- son cruciales, y los autores señalan que se requiere un amplio cambio cultural, además de suficientes licencias por enfermedad y acceso a la vacuna contra la gripe.
"En el momento de la presente pandemia de COVID es importante darse cuenta de que los trabajadores de la salud, a pesar de sentirse moderadamente enfermos durante las temporadas de gripe, sienten la obligación de trabajar", agregan.
Con información de Europa Press