Por The New York Times | Apoorva Mandavilli
Durante más de dos años, el cierre de escuelas y oficinas, el distanciamiento social y los cubrebocas les dieron a los estadounidenses un descanso de la influenza y de casi todas las demás infecciones respiratorias. Es probable que este invierno la situación sea diferente.
Ya con pocas restricciones, o ninguna, y el restablecimiento de los viajes y la sociabilización en pleno apogeo otra vez, parece que un esperado aumento de la COVID-19 está a punto de encontrarse con una temporada de influenza que se reanuda, cosa que daría lugar a la llamada “doble pandemia”, o incluso a una pandemia triple con un tercer virus, el virus sincitial respiratorio, VSR, que se añadiría a esta combinación.
Los casos de influenza han comenzado a repuntar de manera más temprana de lo normal y se espera que aumenten durante las siguientes semanas. Los niños infectados con VSR (que provoca síntomas parecidos a los de la influenza y la COVID-19), rinovirus y enterovirus ya están saturando los hospitales infantiles de varios estados.
“Estamos viendo que todo regresa con mayor fuerza”, comentó Alpana Waghmare, especialista en enfermedades infecciosas del Centro de Cáncer Fred Hutchinson y médico del Hospital Infantil de Seattle.
Los expertos en salud pública advirtieron que es probable que la mayoría de los casos de COVID-19, influenza y VSR sean leves, pero juntos podrían hacer que millones de estadounidenses se enfermen y desborden los hospitales.
“La inmunidad menguante para la COVID coincide con el impacto de la influenza que está avanzando y con el VSR”, señaló Andrew Read, microbiólogo evolutivo en la Universidad de Pensilvania. “Estamos en un territorio desconocido”. Todos los años, el VSR es el causante de casi 14.000 muertes entre los adultos de 65 años o más y de hasta 300 decesos de niños menores de cinco años. No existen vacunas para esa enfermedad, pero al menos hay dos candidatas en las últimas fases de los ensayos clínicos y parece que tienen mucha eficacia en los adultos mayores. Pfizer también está desarrollando un medicamento antiviral. ¿Otra ola de COVID-19?
Son pocos los casos de coronavirus, pero están comenzando a aumentar en algunas partes del país. Muchos países europeos, como Francia, Alemania y el Reino Unido, están viviendo un repunte en las hospitalizaciones y los fallecimientos, lo cual hace que a los expertos les preocupe que Estados Unidos sea el siguiente en experimentar algo similar, como ha sucedido con olas anteriores.
Algunas de las variantes del coronavirus que están tomando fuerza son muy hábiles para esquivar la inmunidad y los fármacos como el Evusheld y el Bebtelovimab, que son especialmente importantes para proteger a las personas inmunosuprimidas.
Las personas cuyos sistemas inmunitarios están debilitados “siguen estando en riesgo a pesar de tener las dosis recomendadas o incluso dosis adicionales de la vacuna”, comentó Waghmare
Los especialistas en salud pública están preocupados sobre todo por la constelación de las variantes de ómicron que, al parecer, esquivan mejor que las variantes anteriores la inmunidad de las vacunas e incluso la proporcionada por una infección reciente.
Las últimas vacunas de refuerzo elaboradas por Pfizer y Moderna fueron diseñadas para las variantes que predominaron el verano pasado, pero no para estas variantes más nuevas. Sin embargo, los niveles de anticuerpos en general siguen aumentando y deberían ayudar a prevenir los síntomas graves y a disminuir la duración de la enfermedad, mencionó Aubree Gordon, investigadora en salud pública de la Universidad de Míchigan.
Hasta hace poco, la variante BA.5 fue la que mejor esquivó la inmunidad, pero está siendo sustituida con rapidez por otras variantes, entre ellas dos que muestran una habilidad todavía mayor de sortear la inmunidad.
Una de ellas, conocida como BQ.1.1, es la principal candidata a provocar la ola de invierno y ya ha hecho que los casos aumenten en Europa. Pese a que, juntas, esta y una variante muy emparentada llamada BQ.1 solo representan el once por ciento de los casos en Estados Unidos, el porcentaje de ambas se ha elevado con rapidez, el cual era solo del tres por ciento apenas hace dos semanas.
Una combinación de dos subvariantes de ómicron llamadas XBB ha estado originando una ola de casos en Singapur, que es uno de los países con mayores tasas de vacunación en el mundo. Su subvariante XBB.1 acaba de llegar a Estados Unidos. También otra variante llamada BA.2.75.2 puede esquivar muy bien la inmunidad y hace que la enfermedad sea más grave, pero hasta ahora es la responsable de menos del dos por ciento de los casos en todo el país. Señales de una mala temporada de influenza
Antes de que el coronavirus azotara en el mundo, los virus de la influenza hacían que millones de personas se enfermaran todos los inviernos y que murieran decenas de miles de estadounidenses. En la temporada 2018-19, la influenza fue responsable de trece millones de consultas médicas, 380.000 hospitalizaciones y 28.000 decesos.
La temporada de influenza en el hemisferio sur, que casi siempre es entre mayo y octubre, sirve muy bien para pronosticar los inviernos en el hemisferio norte. Este año, la influenza comenzó semanas antes de lo normal en Australia y Nueva Zelanda, y el número de casos y hospitalizaciones fue considerablemente más elevado.
Gordon hace un seguimiento de las tasas de influenza entre los niños de Nicaragua, donde la temporada de influenza abarca junio y julio y hay una más extensa a fines del otoño. Se consideraba que, para el pasado enero, más del 90 por ciento de la población tenía el esquema completo de vacunación contra la COVID-19 y que muchas personas también habían adquirido la inmunidad derivada de una o más infecciones.
No obstante, durante la primera mitad de este año, en este país hubo tasas elevadas tanto de COVID-19 como de influenza. Las tasas de influenza entre los niños fueron más altas que durante la pandemia de influenza de 2009 y, en promedio, los niños enfermaron más que en los años anteriores. “Hubo muchas hospitalizaciones”, comentó Gordon.
En Estados Unidos, la influenza casi siempre comienza a aumentar en octubre y se prolonga hasta marzo, con picos entre diciembre y febrero, pero en algunos estados la temporada ya está en curso.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), hasta el 8 de octubre, a nivel nacional, cerca del tres por ciento de las pruebas para la influenza resultaron positivas, pero las tasas son mayores al diez por ciento en algunos estados del sureste y mayores al cinco por ciento en la región centro sur. En Texas, la proporción de las pruebas positivas para la influenza aumentó al 5,3 por ciento a principios de octubre, cuando la semana anterior había sido del 3,7 por ciento. Algunas comunidades se encuentran en un mayor riesgo de enfermedad grave y hospitalización por influenza. De acuerdo con un informe publicado la semana pasada por los CDC, durante las temporadas de influenza de 2009 a 2022, las tasas de hospitalización fueron 80 por ciento más elevadas entre los adultos negros, 30 por ciento más altas entre los adultos indígenas de Estados Unidos/nativos de Alaska y 20 por ciento más elevadas entre los adultos latinos, en comparación con los adultos blancos.
Sin embargo, las tasas de vacunación contra la influenza fueron mucho menores en estos grupos. Si tomamos como base el año pasado, la cobertura de la vacuna también disminuyó cerca de nueve puntos porcentuales en las mujeres embarazadas de todos los grupos étnicos y raciales. Puesto de pruebas para la COVID-19 dentro del Centro de Salud Esperanza, en Chicago, el 13 de septiembre de 2022. (Jamie Kelter Davis/The New York Times) José Atencio-Rodríguez después de recibir el nuevo refuerzo de la vacuna contra la COVID-19 en el Hospital Bellevue de Nueva York, el 12 de septiembre de 2022. (Andrew Seng/The New York Times)