Unos períodos largos de inmovilidad podrían poner a las personas en riesgo de unos peligrosos coágulos sanguíneos, sin embargo, durante la hibernación, los osos están acostados durante meses sin ningún problema. Ahora, los científicos creen haber averiguado el motivo.
Los investigadores esperan que la información al final conduzca a nuevos medicamentos para prevenir los coágulos sanguíneos, potencialmente letales, del tipo que comienzan en las piernas, pero pueden desplazarse hasta el cerebro y provocar un accidente cerebrovascular (ACV), o a los pulmones y provocar una embolia pulmonar.
En su nuevo estudio, los investigadores encontraron que, en los osos en hibernación, una proteína en particular, llamada proteína de choque térmico 47 (HSP47, por sus siglas en inglés), se reduce de forma sustancial respecto a su nivel normal durante la actividad. Y esto parece prevenir la formación de coágulos sanguíneos mientras los animales duermen durante meses.
Y lo que es incluso más importante, los investigadores encontraron que el fenómeno también ocurre en otras especies, incluso en los humanos. En específico, la actividad de la HSP47 es baja en las personas que están paralizadas debido a lesiones en la médula espinal.
Esto podría parecer ilógico, dado que la inmovilidad temporal (como recuperarse de una lesión o una cirugía, o tomar un vuelo largo) puede promover los coágulos sanguíneos en algunas personas. Pero se sabe que las personas con parálisis no tienen un riesgo más alto de coágulos sanguíneos que las personas móviles.
Y los nuevos hallazgos sugieren que la HSP47 podría ser la clave, apuntaron los autores del estudio.
La esperanza es que el hallazgo conduzca a nuevas formas de prevenir los coágulos sanguíneos en personas vulnerables, según el Dr. Tobias Petzold, uno de los investigadores del estudio.
“Nos gustaría estudiar los mecanismos mediante los cuales la HSP47 funciona para prevenir (los coágulos sanguíneos) en más detalle”, apuntó Petzold, de la Universidad de Múnich (Ludwig-Maximiliano), en Alemania.
Algunos fármacos utilizados desde hace mucho ya se utilizan para prevenir los coágulos sanguíneos en las personas con un riesgo alto, incluso la tradicional aspirina. Pero Petzold dijo que tienen efectos secundarios, por ejemplo un aumento en el riesgo de sangrado. Entonces, todavía hay que seguir buscando medicamentos que tengan una efectividad alta, pero que sean más seguros.
“Pensamos que un anticoagulante ‘natural’ que el cuerpo es capaz de movilizar de manera espontánea podría ayudar a abordar esta necesidad médica no satisfecha”, dijo el científico en declaraciones recogidas por HealthDay News.
¿Por qué recurrir a los osos en esta búsqueda?
“Creemos que un oso es una biblioteca con patas de soluciones para nuestro estilo de vida sedentario”, afirmó.
Después de todo, apuntó, los osos en hibernación pasan una gran parte de sus vidas en vigilia dándose festines y acumulando inmensas cantidades de peso, solo para entonces pasar la mitad del año acostado sin hacer nada. Para los humanos, esto es básicamente una receta para la obesidad, la pérdida muscular, la pérdida ósea, la diabetes tipo 2 y muchos otros problemas de la salud, entre ellos los coágulos sanguíneos.
Sin embargo, los osos salen de la hibernación sanos y salvos. Comprender con exactitud qué los protege podría teóricamente apuntar a unos tratamientos del todo nuevos para varias enfermedades humanas relacionadas con los “estilos de vida modernos”, señaló Petzold.
Otros investigadores están estudiando a los osos por ese mismo motivo.
Un estudio que fue publicado el año pasado por un equipo de la Universidad Estatal de Washington identificó unas proteínas específicas que parecen ayudar a proteger a los osos pardos de la diabetes.
Resulta que los humanos tienen contrapartes de estas proteínas protectoras.
En el nuevo estudio, Petzold y sus colegas estudiaron no solo a los osos pardos, sino también a cerdos que estaban confinados o libres, y a personas que eran móviles o que habían quedado paralizadas por lesiones en la médula espinal.
Los investigadores encontraron que, en promedio, la HSP47 en las células sanguíneas de los osos en hibernación se reducía 55 veces, en comparación con los osos durante la temporada de actividad. Se observó un patrón similar tanto en los cerdos como en las personas.
Todo sugiere que la HSP47 podría ser un buen objetivo para nuevos medicamentos para las personas con un riesgo alto de coágulos sanguíneos durante períodos cortos de inmovilidad, según un editorial que se publicó con el estudio.
De momento, los investigadores saben mucho más sobre las cosas que desencadenan coágulos que sobre qué protege de ellos, escribió Mirta Schattner, que estudia los mecanismos de la coagulación sanguínea en la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, en Argentina.
Según Schattner, el nuevo estudio “muestra que observar a la naturaleza puede ser una muy buena forma de aprender sobre la biología humana”.
Pero los coágulos sanguíneos no se forman solo cuando las personas están inmovilizadas, apuntó Schattner. Las afecciones de salud crónicas, como la diabetes y varios tipos de cáncer, también pueden aumentar el riesgo. Añadió que una pregunta para el futuro es si esta proteína de choque térmico también es importante para la coagulación sanguínea en estos casos.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 13 de abril de la revista Science.
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