El uso de la ketamina, un anestésico y también una droga psicodélica, despegó durante la pandemia en Estados Unidos como tratamiento autoadministrado para personas con depresión, a pesar del escepticismo sobre su eficacia y la falta de conocimiento sobre los riesgos a largo plazo.
Philip Markle, un neoyorquino de 36 años, ha luchado contra la depresión desde que era un adolescente. Probó varios medicamentos, drogas psicodélicas como el LSD y terapia psicológica.
Pero dice que solo la ketamina le ha dado una sensación de claridad y la capacidad de aceptarse más a sí mismo, a diferencia de las breves mejoras que ha experimentado con los otros tratamientos y sin sus efectos secundarios.
"Me parece que si una droga se puede administrar por correo y puedes tomar por tu cuenta una sustancia psicodélica que cambiará tu vida, podría ser esta", indicó este comediante a la AFP.
La ketamina ya se usaba en Estados Unidos para tratar la depresión, la ansiedad y el dolor crónico, pero los pacientes tenían que acudir personalmente al hospital para recibirla de forma intravenosa.
Durante la pandemia, las restricciones sanitarias llevaron a las autoridades a permitir que los médicos recetaran medicamentos a distancia, incluido este psicotrópico de mala reputación.
Las empresas, algunas de las cuales ya realizaban tratamientos en clínicas, comenzaron a ofrecer evaluaciones remotas y el envío de medicamentos para uso en el hogar a pacientes considerados aptos.
Como Markle, que sigue ahora un tratamiento desde su casa gracias a Mindbloom, una de estas start-ups.
- "Parche" alucinógeno -
Pero a algunos expertos favorables a la ketamina les preocupa que este auge no regulado pueda conducir a incidentes que luego lleven a las autoridades a dar marcha atrás con la autorización. Porque los estudios sobre el impacto médico de este fármaco a largo plazo son escasos.
"Tiene que implementarse lentamente", dijo Boris Heifets, profesor de anestesiología en la Universidad de Stanford. "El riesgo es que estemos poniendo un parche en lugar de aportar una solución, que necesita un enfoque mucho más integral de la salud mental".
La ketamina es un anestésico llamado "disociativo" por sus efectos alucinógenos, que también lo han convertido en una droga popular en las fiestas rave.
Otros psicodélicos como el LSD y el MDMA (también conocido como éxtasis) no están clasificados para uso médico e imponen un alto riesgo de abuso, aunque suscitan un renovado interés por su potencial para la salud mental.
El estado de Oregón legalizó en noviembre de 2020 el uso terapéutico de la psilocibina, la sustancia activa de cierto tipo de hongos alucinógenos. Pero el régimen legal que regulará su administración aún está en estudio.
Para las empresas que venden ketamina, en cambio, no existen normas nacionales específicas.
"Si uno evalúa en profundidad el tipo de riesgos de abuso, se da cuenta de que existen, claro, pero estamos creando un protocolo de atención que lo hace poco probable", asegura Juan Pablo Cappello, jefe de Nue Life, una start-up de este sector lanzada hace un año.
- "Niñera" de ketamina -
Por ejemplo, se indica a los usuarios que deben ser vigilados por una "niñera", es decir un adulto que los supervise durante los cerca de 90 minutos que duran los efectos de la sesión.
Cappello también señala que las personas que solo quieren ketamina pueden encontrarla más barata en la calle. Si la adquieren por Nue Life, tienen que pagar 1.250 dólares por un paquete que incluye seis sesiones de ketamina. Y el servicio les anima a combinar la droga con sesiones de psicoterapia tradicional.
"Creo que el modelo de telemedicina es de hecho más seguro y efectivo para los pacientes. Porque permite que una variedad más amplia de pacientes se beneficie de las terapias", sostiene el empresario, quien destaca que más de 3.000 personas ya han utilizado su servicio.
Según un estudio científico, los tratamientos con ketamina intravenosa en clínicas -con dosis más altas que las permitidas en telemedicina- ayudaron a la mayoría de los pacientes.
Pero alrededor del 8% de ellos dijeron que sus síntomas empeoraron.
"Tenemos muy poca información para entender la eficacia de la ketamina sobre la depresión a gran escala", subraya Boris Heifets, que participó en este estudio.
Con información de AFP