Ese riesgo crece de manera exponencial con cada incremento semanal de apenas 114 gramos de alimentos fritos, advierten los autores de esta investigación, liderada por el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Shenzhen (China).
En general, sostienen los expertos, los hábitos alimenticios occidentales no ayudan a mantener una buena salud cardiovascular, pero, hasta ahora, no estaba claro cómo afecta exactamente la ingesta de frituras.
Para aclarar este aspecto, los investigadores seleccionaron 19 estudios relevantes publicados hasta 2020.
Así, recopilaron primero datos de 17 estudios, que incluyeron 562.445 participantes y 36.727 episodios cardiovasculares graves -como ataques cardíacos o derrame cerebral-, para evaluar los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
Después, reunieron datos de otros seis trabajos, que incluyeron 754.873 personas y 85.906 muertes registradas durante un periodo de seguimiento medio de 9,5 años, para evaluar el posible vínculo entre el consumo de frituras y fallecimientos provocados por "enfermedades cardiovasculares" y por "otras causas".
Constataron que, frente a la categoría de consumo semanal de comida frita más baja, el riesgo de sufrir un episodio cardiovascular grave en la más alta aumentó el 28 %, mientras que el riesgo respecto a enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca subió el 22 y el 37 %, respectivamente.
Estos porcentajes de riesgo aumentaron el 3, 2 y 12 %, respectivamente, con cada incremento semanal de apenas 114 gramos de alimentos fritos, resaltan los autores.
Precisan que todas estas cifras podrían, incluso, ser bastante conservadoras, pues varios de los estudios analizados para este trabajo solo incluían un tipo de fritura, ya fuese pescado frito o patatas fritas, en vez de una ingesta general de comida frita.
Tampoco está del todo claro, observan, cómo, exactamente, podrían influir los alimentos fritos en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Este tipo de comidas, opinan los autores, elevan la ingesta de energía debido a su alto contenido en grasas, al tiempo que generan "ácidos grasos trans", dañinos para la salud, a partir de los aceites hidrogenados usados para la fritura.
Este método de cocinado también eleva la producción de otros derivados químicos que afectan a la respuesta inflamatoria del cuerpo humano.
Otros platos, como el pollo frito o las patatas fritas, tienen un alto contenido en sal y, además, se suelen servir acompañados de bebidas altamente azucaradas, sobre todo en restaurantes de comida rápida, concluyen.
Con información de EFE
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