"Se debe orar para que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano", escribía el satírico Juvenal allá por el siglo II de nuestra era, frase que derivó en la máxima más breve "Mente sana en cuerpo sano".
Ahora, un estudio reciente vuelve a confirma el acierto del antiguo escritor, aunque le da un giro a su frase: es la correcta salud del cuerpo la que hará que el cerebro -y por ende, la mente- esté sano.
La nueva investigación, llevada a cabo en Alemania, sugiere que permanecer en buena forma podría ayudar a preservar la estructura del cerebro, fomentar la memoria y mejorar la capacidad de pensar de forma clara y rápida.
El hallazgo resulta de un análisis de la aptitud física y la salud del cerebro de más de 1,200 adultos jóvenes, con una edad promedio de 30 años. Todos se sometieron a escáneres del cerebro; a pruebas para medir la memoria, la agudeza, el juicio y el razonamiento; y a una prueba de la velocidad al caminar para evaluar la aptitud cardiovascular. (No se midió la fuerza muscular).
Los investigadores encontraron que los participantes del estudio que se movieron más rápido y más lejos durante la prueba de caminar, de dos minutos de duración, tuvieron un mejor rendimiento en las pruebas de pensamiento que sus compañeros con una peor aptitud. También se encontró que los hombres y las mujeres con una mejor aptitud física tenían unas fibras nerviosas más sanas en la materia blanca del cerebro. La materia blanca es esencial para la comunicación neural de alta calidad, anotaron los investigadores.
El autor principal del estudio, el Dr. Jonathan Repple, ofreció varias teorías sobre qué podría explicar una conexión entre un cuerpo y un cerebro fuertes.
En primer lugar, "el ejercicio reduce la inflamación, lo que a su vez es beneficioso para las células del cerebro", comentó Repple, psiquiatra y neurocientífico de la Universidad de Münster, en Alemania.
Estar en forma podría también fomentar un mejor revestimiento de las fibras nerviosas, y un mayor crecimiento de las células nerviosas y las conexiones entre los nervios, explicó.
Además, quizá los hombres y las mujeres con una mayor aptitud física tienen "un mejor riego sanguíneo en el cerebro", añadió Repple en declaraciones recogidas por el reportero especializado Alan Mozes, en un artículo que publica HealthDay News.
El Dr. David Knopman, profesor de neurología en la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, se hizo eco de esa idea.
"Mi opinión es que estos resultados reflejan un patrón de una mejor salud vascular en general en los individuos que tienen una mayor aptitud física", planteó Knopman, que es miembro de la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) y no participó en el equipo del estudio.
Pero Knopman dijo que también es probable que "la aptitud física sea una característica de las personas que son más conscientes de su salud y que practican unas mejores conductas de salud". En ese caso, una constelación de conductas saludables al final podrían reunirse para fomentar que el cerebro tenga una salud y una estructura mejores.
En las personas sedentarias, ¿un vínculo entre la salud del cuerpo y la del cerebro podría significar que mejorar su aptitud física, aunque sea un poco, sea una situación totalmente beneficiosa?
Los voluntarios del estudio tenían entre 20 y 59 años. Repple dijo que los hallazgos se sostuvieron incluso tras tomar en cuenta factores como la edad, el sexo, la hipertensión, la diabetes y el índice de masa corporal (una medida estándar de la obesidad).
Sin embargo, señaló, como el estudio solo observó el estado actual de cada individuo, no puede decir con certeza que las personas que mejoren su aptitud física en realidad disfrutarán de una mejor salud cerebral ("cognición").
Pero Repple si anotó que la conexión entre la aptitud física y el cerebro pareció encontrarse en una escala variable, es decir, "si alguien mejora 10 'unidades' en la prueba de caminar, mejora tres 'unidades' en las pruebas cognitivas".
Además, "muchos estudios más mostraron que, independientemente de la edad, comenzar a hacer ejercicio siempre es beneficioso", enfatizó Repple.
Knopman ofreció una interpretación cauta de las implicaciones del estudio: la aptitud cardiovascular cuando se es relativamente joven "probablemente tenga consecuencias beneficiosas en la mediana edad y más adelante en la vida". Y es probable que eso signifique que "mientras antes uno comience a practicar unas buenas conductas de salud vascular, mayores serán los beneficios", aseguró.
"Mientras más temprano, mejor", añadió Knopman.
Repple presentó los hallazgos en lunes en una reunión del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (European College of Neuropsychopharmacology), en Copenhague. El informe se publicó simultáneamente en la edición del 9 de setiembre de la revista Scientific Reports.