Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de la ciudad, "la vacuna se proporcionará en un futuro a personas entre 18 y 59 años" a un precio total de 400 yuanes (59,5 dólares, 50,9 euros) por dos inyecciones, que deben administrarse en un intervalo de 14 a 28 días.
La vacuna no cuenta todavía con una licencia para su comercialización y, por tanto, solo se puede usar en casos excepcionales: hasta el momento se han administrado a personas que desempeñan trabajos considerados "de riesgo" como sanitarios o empleados de programas de prevención de la COVID-19, pasando por inspectores portuarios y funcionarios de los servicios públicos.
Todavía no hay una guía a nivel nacional sobre otros usos "de urgencia", aunque en la misma provincia, la ciudad de Yiwu tiene preparadas más de 500 dosis que podrán ser inyectadas a sus residentes ante supuestos como viajes ineludibles al extranjero, apunta hoy el diario The Paper.
En Jiaxing, según un empleado del CDC local citado por el rotativo estatal Global Times, ya hay "cientos de vacunas" aunque todavía se está dilucidando cómo y cuándo se distribuirán.
Mientras tanto, los ciudadanos que "tengan necesidad de vacunarse de emergencia" pueden ir pidiendo cita en las clínicas comunitarias de la ciudad.
Por otra parte, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades provincial agregó hoy "promover la vacunación de emergencia del nuevo coronavirus de manera ordenada" a su lista de prioridades.
China autorizó el pasado 22 de julio el uso de candidatas a vacunas contra la COVID-19 en personal médico y funcionarios para "casos de emergencia", y a finales de septiembre, el director del Centro de Desarrollo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Nacional de Sanidad, Zheng Zhongwei, señaló que estas se han utilizado en "grupos de riesgo", presentando resultados "muy sólidos".
Zheng no relevó una fecha para que las vacunas chinas puedan ser aplicadas de forma masiva, pero sí que indicó que el país asiático prevé fabricar 610 millones de dosis de la vacuna del coronavirus antes de que acabe este año y 1.000 millones en 2021, y que estas serán "asequibles para el público".
China aspira a convertirse en el primer país del mundo en producir una vacuna a gran escala contra la COVID-19, para lo que cuenta con media docena de países en vías de desarrollo, entre ellos varios latinoamericanos, que participan en la fase final de ensayos clínicos de varios proyectos.
Fuente: EFE