La ciudad de Kasoa, en la región central de Ghana, ha sido escenario en los últimos días de episodios dignos de una tragicomedia.
El pasado lunes, y ante lo que los residentes consideran como una ola de robo de penes, una multitud se concentro ante la comisaria local en reclamo de que los casos se esclarezcan y cesen las desapariciones anatómicas.
Según informara el medio local Pulse, en una semana se reportaron siete casos.
Jacob Kubi, notero del canal local UTV, explicó que todo comenzó cuando saga comenzó cuando un joven, que se ganaba la vida vendiendo zapatos, se encontró con dos personas que decían ser ciudadanos de Níger. Los extraños expresaron interés en comprar sus productos. Durante la transacción, uno de los extraños se acercó al vendedor y estableció contacto físico con él. El comerciante experimentó entonces un shock repentino que recorrió su cuerpo, acompañado de una extraña pesadez en la zona genital. En estado de pánico, se dio cuenta de que su pene había desaparecido. Aterrorizado, el zapatero comenzó as gritar y a exigir la restitución de sus genitales.
La conmoción llamó la atención de los presentes, quienes rápidamente detuvieron al misterioso nigerino y lo llevaron a la comisaría de policía del CBD en Kasoa para interrogarlo. Sorprendentemente, el sospechoso confesó haber utilizado medios sobrenaturales, conocidos localmente como "juju", para robar el pene del joven.
Para mayor asombro, el detenido accedió a restituir el falo robado, pero a pesar de sus intentos no lo consiguió. Ante tal situación, las autoridades quedaron perplejas e impotentes, al igual que —irónicamente— el denunciante.
Según consignara Ghana Web, otro de los afectados por el robo de penes si logró que los “hechiceros” le devolvieran su parte generatriz, pero asegura que su capacidad de erección se perdió por el camino.
El fenómeno de la presunta desaparición de penes después del mero contacto físico con extraños no es del todo nuevo en África. Por el contrario, forma parte del folclore de algunas regiones, pero el reciente aumento de casos reportados, siete en total en una sola semana sólo en Kasoa, ha amplificado las preocupaciones y avivado los temores entre la población.
De acuerdo con Kubi, los denunciantes aseguran que en Accra, capital del país, hay aproximadamente unas cuarenta personas dedicadas a esa perniciosa actividad.