La forma de las cavidades del corazón y la inclinación con la que llegan las venas pulmonares pueden condicionar el riesgo de sufrir trombos sanguíneos en el corazón entre pacientes con fibrilación auricular, el tipo de arritmia más frecuente, y una de las principales causas de los trombos.
Así lo indica un estudio llevado a cabo por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona (España) y la Universidad Côte d'Azur (Francia), que apunta que este riesgo se percibe sobre todo por la inclinación con la que las venas pulmonares llegan al apéndice de la aurícula izquierda, una pequeña cavidad irregular del corazón.
Los trombos sanguíneos son fruto del estancamiento de la sangre en el apéndice de la aurícula izquierda, lo que puede acarrear graves perjuicios para la salud, como un ictus o, en los peores casos, incluso la muerte.
Estos coágulos en la sangre pueden aparecer por múltiples factores, aunque uno de los principales en la actualidad es la fibrilación auricular, que altera el ritmo normal con el que el corazón debería bombear la sangre.
Sin embargo, los avances científicos no permiten aún saber por qué hay ciertos pacientes que sufren fibrilación auricular y no desarrollan trombos, mientras que otros sí lo hacen.
"Los resultados de la investigación abren la puerta a hacer una mejor estratificación de los pacientes con riesgo de sufrir ictus entre las personas que tienen fibrilación auricular", aseguró el autor principal del artículo e investigador del grupo PhySense de la UPF, Jordi Mill.
La investigación, publicada recientemente en un artículo publicado por la revista Scientific Reports (Nature), cuenta con la mayor muestra que se ha utilizado hasta ahora en estudios de este tipo, con 130 pacientes, entre los que se encuentran dos grupos: los que han sufrido trombos y los que no.
El objetivo era determinar, con simulaciones computacionales personalizadas, si existían diferencias morfológicas del corazón y las venas pulmonares entre el primer y el segundo grupo, así como variaciones en sus patrones de circulación sanguínea.
Es por eso que se han medido varios parámetros de cada paciente relacionados con las características anatómicas de la aurícula izquierda y de su apéndice, la inclinación, la configuración y número de venas pulmonares, los patrones de circulación de la sangre o las partículas de seguimiento del flujo sanguíneo.
Fruto de este análisis, la investigación ha concluido que el ángulo de inclinación con el que las venas pulmonares se orientan hacia el apéndice auricular izquierdo tiene una importancia primordial en el flujo de circulación de la sangre y, por tanto, en el riesgo de formación de trombos.
EFE
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