“Son patologías tiempodependientes”, explica cada vez que tiene ocasión el doctor Ciro Ferreira, director del Hospital de Tacuarembó, acerca de los accidentes cerebrovasculares (ACV).
En tales casos, la ventana de oportunidad para un tratamiento efectivo es de un máximo de seis horas. Si el paciente recibe atención especializada pasado ese tiempo, es posible que sobreviva, pero será tarde para salvarle la vida en un sentido amplio: las consecuencias del ACV serán permanentes y afectarán gravemente su calidad de vida.
Por ello, la logística médica y la cercanía de los centros especializados son cruciales en tales situaciones. Buen ejemplo de ello es lo que ocurrió en enero del año pasado, cuando un changarín de la ciudad de Artigas sufrió un repentino ACV. En aquella ocasión, la aceitada implementación de un protocolo permitió que paciente y cirujano convergieran a tiempo en el hospital tacuaremboense. Gracias a ello, un hombre que en otras circunstancias estaría condenado a la postración se recuperó por completo en cuestión de días.
El pasado fin de semana, el protocolo de emergencia se activó nuevamente y en circunstancias peculiares: el cumpleaños de la profesional encargada del delicado procedimiento, la neurointervencionista Alejandra Jaume, que vive en Montevideo.
Según informaron a Montevideo Portal desde el Hospital de Tacuarembó, el sábado ingresó a una mutualista de la ciudad de Rivera un hombre de 63 años en situación crítica con un cuadro clínico neurológico de confusión mental, desviación de rasgos faciales a derecha y hemiplejia izquierda. Se le efectuó una angiotomografía bajo Código Stroke (por presunto ACV). En forma inmediata, el intensivista de guardia del CTI de la mutualista se comunicó con la doctora Jaume y decidieron de común acuerdo su traslado al Hospital de Tacuarembó en ambulancia especializada, para realizarle angiografía encefálica y eventual trombectomía mecánica.
Esta alerta máxima (luz roja) se transmitió al Centro de Operaciones Aéreas, que permitió que Jaume abordara de inmediato una aeronave en la Brigada Aérea I, en Carrasco, hacia Tacuarembó. El hospital de esa ciudad cuenta con un angiógrafo de última generación, y a la espera de la doctora ya se encontraba un equipo multidisciplinario de anestesiólogos, técnicos radiólogos, instrumentistas y enfermeras.
El procedimiento se efectuó según lo planificado. La arteriografía mostraba una lesión arterial intra y extra craneana, con oclusión de la arteria carótida interna y trombos en la arteria cerebral media, lo que se conoce como “lesiones en tándem”. Los trombos fueron extraídos por completo y se restableció el flujo arterial cerebral de las áreas comprometidas. De ese modo, el paciente mejoró la conciencia y recuperó la fuerza y la motilidad en los miembros superior e inferior, tal como se puede ver en el video realizado a 24 horas de la intervención. En dicho registro se aprecia también que el paciente se comunica y cumple órdenes a la perfección.
Dese el Hospital de Tacuarembó subrayan el hecho de que desde que el paciente comenzó con la sintomatología hasta el inicio del tratamiento, la demora no superó las cinco horas. De ese modo se cumplió holgadamente con el ya mencionado plazo máximo de seis horas, que es aceptado por el Fondo Nacional de Recursos.
En el año y medio que lleva de funcionamiento el IMAE encefálico del hospital de Tacuarembó, único en ASSE y establecido en el norte, se ha asistido al 100% de los casos que surgen en forma oportuna y satisfactoria (con una mortalidad de 0 en lo inmediato y a mediano plazo), con recuperación prácticamente ad integrum de los pacientes, tanto del sector público como del sector mutual. El centro da cobertura en un área de influencia de 450.000 habitantes, los 365 días del año con una guardia presencial o de retén, que ha funcionado a la perfección, gracias al invalorable apoyo de la Fuerza Aérea, como en el caso precedente, enfatizan las autoridades del nosocomio.
La doctora Alejandra Jaume, coordinadora del centro neurovascular, pudo volver a su casa con la satisfacción del deber cumplido. A las 20:00 de ese mismo sábado, con las manos que esa mañana intervenían a un paciente en Tacuarembó, cortaba una torta de cumpleaños junto a su marido, sus dos hijas y el resto de su familia.
Este lunes, a 48 horas de su intervención, el paciente fue trasladado nuevamente a Rivera en muy buenas condiciones de salud, y quedó internado en observación en su mutualista.
“Es increíble que se puedan estar salvando vidas con un equipo de cirugía endovascular cerebral de primer nivel. A veces parece un milagro, pero no lo es”, expresó el doctor Ciro Ferreira, director del Hospital de Tacuarembó.
“Esto muestra que en nuestro país, en el norte profundo, se puede. Es necesario sumar esfuerzos, a pesar de algunas dificultades que tenemos. Ahora se solucionan problemas de salud que hasta hace muy poco tiempo no llegaban con vida a la capital o quedaban con secuelas invalidantes. Son uruguayos que en la mayoría de los casos se encuentran en la plenitud de la vida laboral activa e integrados a nuestra sociedad. Esto es de un inmenso valor, no tiene precio”, aseguró el galeno.
“Estamos convencidos de que con la tecnología instalada y un equipo humano de excelencia como el que tenemos, es posible y mejor traer en tiempo y forma al especialista ‘sano’ a realizar la intervención, que enviar a Montevideo al paciente grave en un traslado sanitario, con el tiempo que este último insume y los riesgos que ello implica”, concluyó.