Los niños de a partir de 8 años deben recibir pruebas de ansiedad, recomendó el martes el influyente Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. (USPSTF). Los niños de a partir de 12 años también deben recibir pruebas de detección de la depresión, recomendó el grupo de trabajo.
Esta es la primera vez que el grupo de trabajo ha recomendado la evaluación de la ansiedad en los niños pequeños. La recomendación sobre la depresión es la misma que el Grupo de Trabajo realizó en 2016.
La revista Journal of the American Medical Association (JAMA) publicó las recomendaciones del USPSTF el 11 de octubre.
"El Grupo de Trabajo revisó las evidencias sobre las pruebas de detección de la ansiedad, la depresión y el riesgo de suicidio, para proveer a los profesionales de la atención primaria orientación sobre cómo pueden ayudar a respaldar la salud mental de los niños y los adolescentes", comentó en una declaración del USPSTF Martha Kubik, miembro del grupo y profesora de la Facultad de Enfermería del Colegio de Servicios de Salud y Humanos de la Universidad George Mason.
"Por suerte, evaluar a los niños más grandes de ansiedad y depresión puede identificar esas afecciones, de forma que los niños y los adolescentes puedan recibir la atención que necesitan", añadió Kubik.
Las nuevas recomendaciones aplican a los niños que no han recibido un diagnóstico de una afección de la salud mental, y que no tienen unos síntomas reconocidos de ansiedad o depresión.
"La Encuesta nacional de salud infantil (NSCH) de 2018-2019 encontró que un 7.8 por ciento de los niños y adolescentes de 3 a 17 años tenían un trastorno de ansiedad actual. Los trastornos de la ansiedad en la niñez y la adolescencia se asocian con unas mayores probabilidades de un trastorno de ansiedad o depresión en el futuro", anotaron los expertos en su recomendación, según recoge HealthDay News.
"Demasiados niños y adolescentes de Estados Unidos experimentan afecciones de la salud mental, entre ellas ansiedad, depresión, y pensamientos y conductas suicidas", añadió el panel en la declaración. "Hay varias formas de ansiedad, entre ellas el trastorno de ansiedad generalizada y la ansiedad social, pero todas las formas se caracterizan por un exceso de miedo o preocupación".
La recomendación sobre la ansiedad concuerda con lo que el grupo de trabajo recomendó antes para los adultos menores de 65 años.
En la declaración del USPSTF, la miembro del panel Lori Pbert dijo que la recomendación se priorizó "debido a su importancia para la salud pública, en específico con el aumento en el enfoque en la salud mental en este país en los últimos años". Pbert es psicóloga clínica y profesora de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts, en Worcester, Massachusetts.
Aunque el grupo de trabajo sopesó una recomendación sobre la evaluación del riesgo de suicidio en los niños y adolescentes, decidió no llevarla a cabo. Los miembros decidieron que no había suficientes evidencias sobre los daños y los beneficios de las pruebas de detección del suicidio en este grupo de edad.
El grupo de trabajo tampoco realizó recomendaciones sobre la detección de la ansiedad o la depresión en niños incluso más pequeños, citando una falta de evidencias.
"Al Grupo de Trabajo le importa mucho la salud mental de todos los niños y adolescentes. Lamentablemente, hay unas brechas claves en las evidencias relacionadas con la detección de la ansiedad y la depresión en niños más pequeños, y sobre la detección del riesgo de suicidio en todos los jóvenes", explicó Pbert. "Pedimos que se realice más investigación en estas áreas críticas, para que podamos proveer a los profesionales de la atención de la salud unas formas basadas en las evidencias de mantener sanos a sus pacientes jóvenes".
En un editorial que se publicó junto con las recomendaciones, los médicos del Hospital Pediátrico Ann y Robert H. Lurie, de Weill Cornell Medicine y de la Universidad de Cincinnati afirmaron que las recomendaciones de realizar las pruebas de detección son una "muy buena noticia". La mayoría de los trastornos psiquiátricos, entre ellos la ansiedad, comienzan durante la niñez y la adolescencia, anotaron.
"Las pruebas de detección en el ambiente de la atención pediátrica primaria son importantes para la identificación temprana, y ofrecen el potencial de un tratamiento más temprano y efectivo para reducir la angustia, la discapacidad y la morbilidad asociadas con un reconocimiento y un tratamiento retrasados", señalaba el editorial.
Los autores anotaron que el informe sobre las evidencias no ofrece una orientación específica sobre cómo se debería realizar la detección en los ambientes de atención primaria.
"Aunque se necesitan esfuerzos investigativos futuros para resolver las brechas en las evidencias, las evidencias disponibles parecen respaldar la implementación de pruebas de detección y tratamientos para los trastornos de la ansiedad en los ambientes de atención pediátrica primaria", escribieron.
El Dr. Oscar Bukstein, del Hospital Pediátrico de Boston, también escribió un editorial, que se publicó el martes en la revista JAMA. Bukstein afirmó que las recomendaciones sugieren que hay muchas más preguntas de las que las evidencias actuales pueden responder.
"La conducta suicida es una de las emergencias médicas más críticas entre los adolescentes", y la evaluación del suicidio es "la columna de la prevención del suicidio", escribió Bukstein.
"No es una coincidencia que el USPSTF sopesara la evidencia para la detección del suicidio y la depresión en el mismo Informe de Evidencias y Revisión Sistemática actualizado", apuntó. "Dada la relevancia de la depresión como factor de riesgo de la conducta suicida, y el valor de las pruebas de detección de la depresión, como respalda la recomendación del USPSTF, evaluar el suicidio en el marco de la evaluación de la depresión podría lograr ambas tareas de detección a la vez".