El comité
de Seguridad de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en
inglés) recomendó por primera vez que el sangrado abundante durante la
menstruación sea considerado un efecto secundario “de frecuencia desconocida”
en las vacunas de Pfizer y Moderna contra la Covid-19. “Existe al menos una posibilidad razonable de que la aparición de hemorragias
menstruales abundantes esté asociada causalmente a estas vacunas”, señaló la
EMA.
Aun así, añadió que la mayoría de los casos revisados hacían referencia a
experiencias que “parecían no ser graves y de naturaleza temporal”, aunque, por
otra parte, también admitió que el aumento de volumen o de duración del
sangrado menstrual “interfiere” en la calidad de vida física, social y emocional.
Señaló también que, a pesar de ello, “no hay pruebas” que sugieran que los
trastornos menstruales tengan algún impacto en la reproducción y la fertilidad,
según un comunicado.
Con todo, el comité de Seguridad también recordó que, a juzgar por los datos
médicos disponibles, las vacunas de la Covid-19 de ARN mensajero, como las de
Pfizer y Moderna, “proporcionan seguridad” antes y durante el embarazo, y “no
causan complicaciones” para las futuras madres ni sus bebés.
Además, los técnicos de farmacovigilancia manifestaron que los trastornos
menstruales, dentro de los cuales se incluyen los sangrados abundantes, son “bastante
comunes” y pueden ocurrir “por una amplia gama de razones” que va más allá de
la administración de la vacuna contra el coronavirus.
Aparte de este asunto, los técnicos de la EMA también advirtieron a los
sanitarios de que no administren vacunas vivas, es decir, elaboradas a partir
de un virus o una bacteria debilitados, a los bebés lactantes cuyas madres
fueron medicadas con ustekinumab (Stelara) durante el embarazo.
En concreto, el comité de Seguridad sugirió que no se inyecten este tipo de
vacunas hasta los seis meses tras el nacimiento o hasta que los niveles de
ustekinumab sean indetectables en el suero de la sangre de los bebés, ya que,
en caso contrario, puede aumentar “el riesgo de infección” de los neonatos.
Según los técnicos de farmacovigilancia, el ustekinumab es un fármaco habitual
para tratar la psoriasis en placas graves, la artritis psoriásica, la
enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, y que ya de por si la información
del producto aconseja evitar su uso durante el embarazo. El comité de Seguridad
de la EMA constató que este medicamento puede atravesar la placenta y aseguró
que realiza esta advertencia tras detectar el fármaco en el suero de los bebés
cuyas madres lo recibieron durante el embarazo.
EFE
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