Así lo anunció Carmen Álvarez-Domínguez, profesora investigadora en la Universidad Internacional de La Rioja, quien mostró una visión positiva de la situación.
La experta explicó que, para el desarrollo de una vacuna, son necesarias varias fases. La primera de ellas, o 'Fase 0', es la fase "preclínica". "Se realiza en animales de experimentación o en cultivos celulares. Si no tienen éxito, no puede pasarse a la experimentación con humanos". Según aclaró la profesora, esta etapa puede llevar "hasta 10 años". En el caso del Covid, los expertos "ya llevan años trabajando en esta fase gracias a virus anteriores muy parecidos".
En este sentido, la profesora recalcó que de la misma manera puede producirse la "inmunidad cruzada", es decir, contar con una resistencia a este virus tras haber pasado otro con características similares.
Tras este proceso comienza la 'Fase 1'. En ella, se realizan los ensayos clínicos con humanos. "Se toma una muestra de unos 100 voluntarios de entre 18 y 55 años sanos y se evalúa en ellos la dosis, toxicidad, vía de administración y efecto inmunológico", ha explicado. Si se dan resultados positivos, da comienzo la 'Fase 2', en la que se amplía a 500 personas "centrándose en la respuesta inmunológica, intervalos y dosis".
A continuación, si los resultados son favorables, se pasa a la 'Fase 3', en la que ya se encuentra, por ejemplo, la vacuna de la compañía estadounidense 'Moderna', "y ya con unas 30.000 personas, se verían los efectos secundarios y la respuesta inmune a más largo plazo", afirmó.
La 'Fase 4', por su parte, "sólo se da si ha existido un efecto secundario importante" y en ella, "se experimenta nuevamente con millares de personas de distintas partes del mundo", destacó la profesora. En el caso del Covid, "sólo se sabrá si habrá una cuarta fase cuando se liberen los datos de la tercera", señaló.
Estas fases clínicas "suelen tener una duración de unos 2 y 4 años. Nunca menos de 18 meses para que sea seguro". Álvarez-Domínguez destacó a este respecto que en el caso de esta pandemia, los datos son "muy buenos y debemos ser confiados ya que nunca se dio en ciencia esta situación en la que hay tantísima gente luchando por una misma vacuna".
Tipos de vacunas
Por su parte, la experta subrayó que las vacunas que más rápido se están desarrollando son, por un lado, la anteriormente descrita del laboratorio 'Moderna' y, por otro, la de 'Oxford Vaccine Group' pero, como recalcó, éstas "no son iguales". En el primero de los casos, la vacuna "se ha desarrollado con ARN, es totalmente sintética". Por ello, "tendrá bastante menos toxicidad". En cuanto a Oxford, se trata de "un virus atenuado", por ello, "no se necesitan potenciadores de la respuesta inmune". Sin embargo, "ambas están dando muy buenos datos", aseguró.
Las vacunas sintéticas son, a su vez, más rápidas de producir, "pero en los dos casos podría oscilar entre los dos meses". A la hora de la producción, la profesora destacó que "las vacunas son los medicamentos menos rentables" y que su precio de comercialización es similar al de producción, pudiendo ser éste unos 100 euros por unidad. Las vacunas sintéticas, por su parte, "pueden ser hasta la mitad de baratas que las del virus atenuado".
Empezar la vacunación
A la hora de decidir quiénes serán los primeros grupos en recibir la vacuna una vez esté desarrollada, la experta ha opinado que "tras vacunar a las personas más expuestas como son sanitarios o personal de residencias... los primeros deberían ser los jóvenes ya que son los que podrían parar la enfermedad al no pasarla a los mayores."
La experta aclaró que "en vacunación, nunca hay que hacerlo al cien por cien de la población y estos colectivos ya supondrían un cuarenta por ciento de los ciudadanos", por ello, opina, "con estas vacunaciones sería suficiente".
Con respecto a si ésta debiera ser obligatoria o no, Carmen Álvarez-Domínguez ha opinado que "sí" en el caso de los niños. En el caso de los adultos, bajo nuestro sistema legislativo no es posible obligarles", concluyó.
Con información de Europa Press