El Poder Ejecutivo publicará un nuevo decreto sobre el etiquetado de alimentos que, entre otros puntos, revisará los valores límites de sodio, azúcares y grasas, informó días atrás la diaria y confirmó Montevideo Portal.
No se han definido los nuevos límites, pero las modificaciones no estarán por debajo de los valores que se habían establecido en el primer decreto aprobado durante el gobierno del expresidente Tabaré Vázquez.
En setiembre el presidente de la República junto a la totalidad de su gabinete decretó el pasado 2 de septiembre una nueva prórroga a la obligatoriedad de que los productos alimenticios informen con un etiquetado octogonal si tienen exceso de alguna sustancia nociva para el cuerpo.
La fiscalización de las autoridades entrará en vigencia a partir del 1º de febrero de 2021.
El etiquetado frontal de alimentos, y en particular ese posible nuevo decreto, generan diferencias por un lado desde la academia y por otro desde la industria.
En diálogo con Montevideo Portal, Fernando Pache, presidente de la Cámara Industrial de Alimentos (CIALI), dijo que desde la industria ven "una situación complicada" de que "todas las empresas puedan lograr implementar desde el 1 de febrero el nuevo cambio implementado por el Ministerio de Salud Pública en el mes de agosto".
"En el decreto previo las empresas tuvieron, aunque no estaban 100% de acuerdo en los valores, dos años de reformulaciones de sus productos tradicionales y originales. De alguna manera la gran mayoría había llegado a determinar qué tipo de producto final iba a comercializar y qué cantidad de rótulos la comprendían", agregó.
Pache sostuvo que en este período nuevo "por error de cálculo y no de mala voluntad" no ha permitido "un tiempo razonable de una nueva reformulación". "No va a ser fácil que la industria pueda lograr cumplir en este tiempo que queda con toda la reformulación y muy posiblemente no reformule más nada, vuelva al origen del producto y le ponga la cantidad de octógonos que sea necesaria sin que de alguna manera se logre el objetivo de reformulación que tenía el MSP", sostuvo.
El presidente de la CIALI dijo que "si nos basamos en la norma chilena que es similar a la uruguaya, pero que está en vigencia desde el año 2015, donde la obesidad estaba en el séptimo y octavo puesto a nivel mundial en Chile, al día de hoy, cinco años después ese puesto es el número 1".
"El octógono informándole a la población cinco años después ha demostrado que solo con esa vía de información no ha dado resultado ninguno", dijo Pache sobre el caso chileno.
Además, sostuvo que "hay empresas que pueden pensar que si deben reformular y también poner un castigo de octógono al producto y no tienen certezas de que esto sea la solución al consumidor en su salud, puede ser mejor no reformular más nada y poner los octógonos que deba poner y que el consumidor tome la decisión que quiera".
Pache sostuvo que desde la industria han planteado "la alternativa de informar a la población con un modelo de rotulado que sea una alerta, pero no masivo. Una alerta del estilo del semáforo, con el color verde, amarillo y rojo para dar una orientación sobre el riesgo".
"El gobierno no lo ha tomado así, y se eligió el octógono negro que entendemos que le dice a la persona ´esto no lo compre´, algo que va contra las reglas de la Organización Mundial del Comercio", añadió.
Cómo lo ve la academia
El ingeniero alimentario Gastón Ares dijo a Montevideo Portal que serían negativos "en caso de que se implementen cambios para aumentar los valores límites de sodio, azúcares y grasas".
"No obedecen a criterios técnicos, sino que parece que se implementarían como respuesta a la presión de la industria. El impacto sería disminuir el número de productos que son señalados con exceso de nutrientes", agregó el investigador de Facultad de Química y responsable del núcleo interdisciplinario "Alimentación y Bienestar" de la Universidad de la República.
Ares sostuvo que "este cambio volvería a los valores iniciales que establecía el decreto firmado en 2018, por ejemplo, en el caso del sodio". "En otros casos estaríamos en una situación mucho más flexible y permisiva", advirtió.
El ingeniero alimentario dijo que le genera preocupación "la flexibilización de los criterios de azúcar. Según lo que trascendió se estaría cambiando el criterio y se dejaría de considerar la lactosa, el azúcar de la leche en el cálculo de la cantidad de azúcar que tiene un producto. Eso implicaría que yogures, postres lácteos o leches saborizadas con niveles altos de azúcar, con cantidades similares a las que tiene un refresco, y no llevarían el rótulo de exceso de azúcar".
"Esos productos son consumidos por la población infantil y las familias a veces los eligen porque consideran que son alimentos saludables. Es preocupante esa flexibilización. Las otras flexibilizaciones implicarían disminuir el número de productos que se consideran con exceso", añadió.
Ares señaló que "muchas veces se pasa por alto, pero esta es una política de salud pública que busca proteger a la población del consumo excesivo de nutrientes que son los principales responsables de las enfermedades que padecemos los uruguayos".
Una mano para los consumidores, según la OPS
"Las advertencias nutricionales en el frente de los envases de los alimentos que advierten del contenido excesivo en grasas, azúcares y sal son la mejor manera de ayudar a las personas a evitar compras no saludables", según un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La OPS examinó seis categorías diferentes de sistemas de etiquetado de alimentos en la parte frontal de los envases para determinar cuáles funcionan mejor para ayudar a los consumidores a identificar correcta, rápida y fácilmente los productos que tienen un exceso de nutrientes asociados con las tres principales causas de muerte en las Américas: el sobrepeso/obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Las etiquetas de advertencia en el frente del envase funcionan mejor que otros tipos de etiquetado nutricional, como las de alimentos saludables, según el informe.
Alrededor del 44% de las muertes en las Américas - o cerca de 3,1 millones- son causadas por la hipertensión arterial, la hiperglucemia en ayunas, y la obesidad y el sobrepeso. La mala alimentación se debe en gran medida a la amplia disponibilidad y comercialización de alimentos y bebidas procesados y ultra procesados que tienen un contenido excesivo de azúcares, grasas y sodio, señala la OPS en su sitio web.