Dormir mal podría vincularse con el glaucoma, una importante causa de ceguera, sugiere un estudio reciente.
El estudio utilizó una base de datos de más de 400,000 personas para explorar los vínculos entre el sueño y la pérdida de la visión.
El glaucoma se caracteriza por una pérdida progresiva de las células sensibles a la luz en el ojo, y de daños en el nervio óptico. Si no se trata, puede provocar una ceguera irreversible. Hasta 112 millones de personas de todo el mundo podrían estar afectadas en 2040.
En el nuevo estudio, los investigadores tomaron en cuenta una variedad de conductas del sueño. Incluían dormir demasiado además de muy poco, el insomnio y la somnolencia diurnas, ser "noctámbulo" o "madrugador", además de roncar.
Los investigadores usaron los datos de más de 409,0900 participantes del UK Biobank, con una edad promedio de 57 años. El estudio definió una duración de sueño normal como de siete a nueve horas. Los investigadores usaron los expedientes médicos y los datos sobre las muertes para monitorizar la salud y la duración de la vida de todos los participantes hasta un primer diagnóstico de glaucoma, la muerte, la emigración o el final de la monitorización en 2021.
Durante un periodo de monitorización promedio de 10.5 años, identificaron 8,690 casos de glaucoma.
La somnolencia diurna frecuente se asoció con un aumento del 20 por ciento en el riesgo de la enfermedad. Ese riesgo aumentó en un 12 por ciento con el insomnio, y un 8 por ciento con un sueño de duración insuficiente o excesiva. Roncar se asoció con un aumento del 4 por ciento en el riesgo.
En comparación con las personas que tenían un patrón de sueño saludable, las personas que roncaban o que tenían somnolencia diurna presentaban un aumento de un 10 por ciento en las probabilidades de tener glaucoma. Los insomnes y los que tenían un patrón de sueño excesivo o insuficiente tenían un 13 por ciento más de probabilidades de sufrir de la afección.
En comparación con los que no fueron diagnosticados con la enfermedad, los participantes con glaucoma tendían a ser mayores y hombres, a tener hipertensión o diabetes, y un historial de haber fumado en algún momento.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 1 de noviembre de la revista BMJ Open.
Los autores del estudio dijeron que es posible que el glaucoma en sí influya en los patrones de sueño, en lugar de lo contrario. El equipo incluyó a Huan Song, del Centro de Grandes Datos Biomédicos de China Occidental del Hospital de China Occidental de la Universidad de Sichuan, en China.
Los investigadores también apuntaron a unas explicaciones biológicas plausibles del vínculo. La presión interna del ojo, un factor clave en el desarrollo del glaucoma, aumenta cuando una persona está acostada y cuando las hormonas de sueño están desequilibradas, como ocurre en el insomnio, explicaron los investigadores en un comunicado de prensa de la revista, según recoge HealthDay News.
La depresión y la ansiedad, que podrían acompañar al insomnio, también podrían aumentar la presión del ojo, quizá debido a una producción desregulada de cortisol, anotaron los autores.
Unos episodios repetitivos o prolongados de oxígeno bajo debido a la apnea del sueño (la interrupción repentina de la respiración durante el sueño) también podría dañar al nervio óptico, sugirieron.
Como fue un estudio observacional, la investigación no prueba causalidad.
Pero los hallazgos subrayan la necesidad de terapia del sueño en las personas con un riesgo alto de glaucoma. Las revisiones oculares de los pacientes con trastornos crónicos del sueño podrían buscar las señales tempranas de la enfermedad, y unas pruebas de detección dirigidas podrían resultar rentables en los grupos con un riesgo alto, añadió el equipo de Song.
"Dado que las conductas de sueño son modificables, estos hallazgos subrayan la necesidad de intervención del sueño en los individuos con un riesgo alto de glaucoma, y pruebas oftalmológicas potenciales en los individuos con problemas crónicos del sueño para ayudar a prevenir el glaucoma", concluyeron los investigadores.