Por The New York Times | Dana G. Smith
Cada vez hay más preocupación en torno a la variante EG.5 de COVID-19. Este mes, se volvió la cepa dominante en Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud clasificó a la EG.5 como “variante de interés”, lo cual significa que tiene cambios genéticos que le dan una ventaja y que su prevalencia va en aumento. Entonces, ¿qué tanto debería preocuparnos?
Si bien una enfermedad grave en adultos mayores y en personas con padecimientos existentes de salud siempre es una inquietud, así como lo es el COVID prolongado en cualquiera que se contagie, los expertos afirman que la EG.5 no supone una amenaza importante, o al menos no mayor a la que plantea cualquier otra variante de interés en circulación.
“Es una preocupación que va en aumento, pero no parece ser muy diferente a lo que ya ha estado circulando en Estados Unidos durante los últimos tres o cuatro meses”, aseguró Andrew Pekosz, profesor de Microbiología Molecular e Inmunología en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins. “Así que creo que eso modera mis inquietudes sobre esta variante, en este momento”.
Incluso la OMS declaró en su anuncio que, con base en la evidencia disponible, “se estima que el riesgo que plantea la EG.5 para la salud pública es bajo a nivel global”.
La variante se identificó en China en febrero y se detectó por primera vez en Estados Unidos en abril. Es descendiente de la subvariante de ómicron XBB.1.9.2 y tiene una mutación notable que le ayuda a evadir los anticuerpos desarrollados por el sistema inmunitario en respuesta a variantes y vacunas anteriores. Esa ventaja podría ser la razón por la que EG.5 se ha convertido en la cepa dominante a nivel mundial y podría ser el motivo por el que los casos de COVID están de nuevo al alza.
Esa mutación “podría significar que más personas son susceptibles, ya que el virus puede eludir esa inmunidad un poco más”, señaló Pekosz.
Pero la EG.5, que también es conocida como Eris, no parece tener ninguna capacidad nueva en lo que respecta a su grado de contagio, sus síntomas o su probabilidad de provocar una enfermedad grave. Las pruebas diagnósticas y los tratamientos como el Paxlovid siguen siendo efectivos contra ella, sostuvo Pekosz.
Eric Topol, vicepresidente ejecutivo de Scripps Research en San Diego, dijo que no le preocupaba demasiado esta variante; sin embargo, agregó que se sentiría aún mejor si ya estuviera disponible la nueva fórmula de la vacuna, cuya distribución se prevé para el otoño. La inyección de refuerzo actualizada se desarrolló con base en otra variante cuya genética es similar a la de la EG.5. Se espera que esta brinde una mejor protección contra la EG.5 que la vacuna del año pasado, que combatía la cepa original del coronavirus y una de las primeras variantes de ómicron, que comparte una relación muy lejana con la versión más reciente.
“Mi principal preocupación es por las personas en alto riesgo”, comentó Topol. “Las vacunas que se pusieron están muy alejadas de donde está el virus en este momento y hacia donde va”.
Los expertos les temen más a otras variantes emergentes que tienen la misma mutación que evade las defensas del sistema inmunitario que la EG.5, además de otra mutación que hace que el virus sea más transmisible. Los científicos apodaron a la combinación de estas mutaciones “FLip”, ya que en inglés la palabra significa “voltear”, y en este caso, estas mutaciones voltean las posiciones de dos aminoácidos catalogados con las letras F y L. Si bien estas variantes FLip solo conforman una pequeña proporción de los casos actuales de COVID-19, podrían detonar un mayor aumento de contagios en los próximos meses.
“En general, me preocupa mucho el ritmo de la evolución del SARS-CoV-2”, reconoció Trevor Bedford, profesor en la división de vacunas y enfermedades infecciosas del Fred Hutchinson Cancer Center. “Ninguna variante por sí sola ha causado muchos estragos, pero la acumulación general de estas mutaciones está teniendo un impacto significativo”.
Pese al número creciente de mutaciones, es muy poco probable que estas nuevas variantes causen un brote parecido al que ocurrió en el invierno de 2022 con la primera variante de ómicron, según Topol. “No es nada parecido a lo que vivimos con ómicron en cuanto al nivel de contagio” de estas variantes, afirmó. “Pero habrá más reinfecciones”. La variante de COVID-19 EG.5 se está propagando con rapidez, pero los expertos dicen que no es más peligrosa que versiones previas.