En el marco de la Sexta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, la Fundación Gonzalo Rodríguez, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, llevaron adelante el seminario "El rol legislador para una movilidad segura y sustentable". Este seminario tuvo como finalidad concientizar en los diferentes niveles de acción legislativa (ediles, Poder Legislativo, Poder Ejecutivo) el rol clave que tiene el legislador a la hora de desarrollar una movilidad segura y saludable, con un énfasis especial en la seguridad vial.
En diálogo con Montevideo Portal, María Eugenia Keller, asesora nacional en Seguridad Vial y Movilidad Sostenibles por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), explicó cuáles son los principales impactos de la forma en que nos movemos, qué rol tienen los legisladores en mejorar la seguridad vial y cuál es la situación de Latinoamérica en este tema.
Montevideo Portal: ¿Cuál es el rol del legislador para mejorar la seguridad vial?
María Eugenia Keller: Los legisladores tienen una gran responsabilidad para detener la violencia en las calles y los países latinoamericanos tienen aún mucho por hacer para mejorar su legislación en este sentido. Los legisladores tienen un rol importante en adaptar las actuales legislaciones de tránsito -creadas hace muchas décadas atrás con una concepción muy distinta de ciudades en mente a la que tenemos hoy- a las necesidades actuales del desarrollo sostenible. La calidad de vida de las personas depende en gran medida de la manera en la que el diseño urbano y el transporte se integran entre sí, y estos dos aspectos deben pensarse en conjunto cuando se discuten las leyes y reglamentaciones. El desafío aquí es poder pensar de forma holística los problemas en vez de analizarlos aisladamente, y los legisladores pueden hacer la diferencia adoptando enfoques más integrales sobre problemáticas complejas como esta. La movilidad activa como la caminata y la bicicleta, junto con el transporte público de baja emisión, juegan un rol clave en la sostenibilidad de los sistemas de transporte. Estamos enfrentando como humanidad el enorme desafío del cambio climático: es urgente transformar nuestras ciudades que fueron pensadas y diseñadas para el automóvil, sin contemplar la fragilidad de los más vulnerables, en espacios que promuevan el transporte activo de cero emisiones con altos estándares de seguridad para peatones y ciclistas.
MP: ¿Cómo puede ser saludable la movilidad?
MEK: La forma en la que nos movemos tiene un impacto enorme en aspectos determinantes para garantizar el derecho a la salud de la población, tales como la calidad del aire que respiramos, el ruido ambiente que llega a nuestros oídos, cuán activos nos mantenemos a lo largo del ciclo de vida, y por supuesto, en la probabilidad de ser víctimas de un siniestro de tránsito, que es la principal causa de muerte de las personas de entre 5 y 19 años en la región de las Américas. También está demostrado que la movilidad activa tiene un impacto positivo en la salud mental de las personas.
En los sistemas de transporte reinantes que tenemos hoy en la región, las calles representan una amenaza para la salud de las personas, y más aún para las personas vulnerables. Más de 150 mil personas fallecían cada año antes del inicio de la pandemia por causa de un siniestro vial evitable, y más de la mitad de ellos eran peatones, ciclistas o motociclistas. La velocidad juega un rol fundamental aquí. Sabemos que a velocidades bajas podemos evitar la mayoría de las muertes, en especial en las ciudades que es donde los usuarios vulnerables y el tránsito conviven. Por ello desde las Naciones Unidas y la OPS/OMS como agencias de salud especializadas, estamos haciendo un llamamiento urgente a la acción a los decisores y legisladores de todo el mundo para que bajen las velocidades máximas en entornos urbanos y que promuevan la entrada en vigencia de herramientas para que las mismas se cumplan, ya que contamos con sobrada evidencia que muestra que a partir de esta medida tan concreta podemos salvarle la vida a miles de personas, y evitar muchas más lesiones de gravedad. Con esta medida también estamos contribuyendo a aliviar el sistema de salud que actualmente se encuentra bajo stress por la pandemia, y podemos reasignar los recursos de manera más eficiente.
MP: ¿Qué políticas son necesarias para lograr estas mejoras? ¿Serían a largo plazo?
MEK: La experiencia de los países más avanzados del mundo en esta temática nos demuestra que el trabajo para mejorar la seguridad vial es iterativo, de largo aliento, y se realiza dando pequeños pasos. No hay un camino único para lograrlo, pero está muy claro que la evidencia juega un rol fundamental al señalar el camino más rápido a seguir para lograr los mayores impactos en el más corto plazo posible, dado cierto contexto y recursos disponibles. En este sentido, desde la OPS/OMS como organismo de cooperación técnica, apoyamos a los Estados Miembros para que puedan incorporar elementos técnicos en sus procesos de política pública que les permitan acelerar el cambio buscado. Dada la importancia de la velocidad en la ocurrencia y el resultado de los siniestros viales, legislar límites compatibles con la fragilidad humana es un buen lugar desde donde encarar con decisión los cambios que se requieren. Las organizaciones de la sociedad civil, como la Fundación Gonzalo Rodríguez, también juegan un rol clave dando impulso a la temática en la agenda pública y abogando por medidas de probada efectividad.
MP: ¿Qué aspectos abarca la seguridad vial y la movilidad saludable?
MEK: La ocurrencia de siniestros viales es un fenómeno sumamente complejo en el que intervienen muchos elementos: la infraestructura, los vehículos, la legislación, la psicología, el control de la norma, el urbanismo, las tendencias en la movilidad, la tecnología, entre muchos otros. La seguridad vial abarca a todos estos temas y la intersección entre los mismos también resulta muy interesante y relevante. Lo que es importante es tener presente la complejidad del fenómeno y no tomarlo a la ligera. En seguridad vial soluciones que pueden parecer buenas a simple vista pueden llegar a ser contraproducentes. Para entender lo que está sucediendo y conocer el impacto de nuestras medidas es fundamental realizar mediciones precisas. No funciona la estrategia de "copiar y pegar" soluciones, sino que cada ciudad tiene que pensar las propias, a la luz de las experiencias internacionales y de la evidencia científica de "lo que funciona", pero tomando plena consideración de la dinámica y contextos locales.
MP: ¿Cómo está América del sur en comparación con otras regiones?
MEK: América del Sur tiene tasas de mortalidad por lesiones de tránsito que superan el umbral a partir del cual una enfermedad es considerada epidemia. Si bien, cuando miramos las tasas medias, África tiene valores más elevados que las de nuestra región, debemos tener bien presente que América Latina es la región con mayores desigualdades sociales del mundo, y esto tiene un impacto en los resultados de salud generales, y en los de seguridad vial en particular. Esto quiere decir que las tasas medias de mortalidad en nuestra región esconden una realidad sumamente preocupante, que es la desigualdad entre países y al interior de ellos. Los países de América Latina tienen algunas de las tasas de mortalidad por traumatismos causados por el tránsito más altas del mundo. En casi todos los países latinoamericanos ha habido un aumento bien documentado de motociclistas y muertes relacionadas con motocicletas, pero también es preocupante la alta incidencia de muertes de peatones y ciclistas. Estos usuarios vulnerables de las vías corren un riesgo particularmente alto de sufrir lesiones y la muerte si se ven involucrados en colisiones de alta velocidad con otros vehículos. De hecho, las posibilidades de supervivencia de un peatón o ciclista desprotegido disminuyen rápidamente por encima de los 30 km/h, razón por la cual se está abogando por límites que contemplen este aspecto con urgencia.