Contenido creado por Laura Meléndez
Salud

Imposible comer uno solo

El maní es bueno pero si no se exagera con la cantidad

Si se comen menos de 30 unidades de maní dos veces por semana es posible que se pierda peso, en cambio si comemos un puñado todos los días, podemos engordar 1 kilo al mes.

09.02.2016 09:42

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2016-02-09T09:42:00-03:00
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"Los frutos secos son como cápsulas con muchos nutrientes concentrados", asegura el profesor Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) e investigador del CIBER de Obesidad y Nutrición del Instituto Carlos III. La Organización Mundial de la Salud (OMS) los incluye entre los alimentos recomendables "para una dieta saludable". Mejoran la función del corazón, son activos en la lucha contra el cáncer, reducen el riesgo de Alzheimer y, aunque tienen muchas calorías, comer un puñado de vez en cuando no le hace mal a nadie. El tema es precisamente controlarse para solo comer algunos.

Según reporta Buena Vida, de El País de Madrid, la doctora Alessandra Bordoni, profesora de Ciencia de los Alimentos en la Universidad de Bolonia y especialista en frutos secos, asegura que el "límite" es alrededor de "23 almendras, 26 avellanas, 20 anacardos, 5 nueces, 25 pistachos o, en el caso de los maníes, máximo unos 30 gramos (20 unidades) por jornada, y no todos los días".

Si seguimos nuestros impulsos podemos llegar a comer unos 100 gramos, ración que representa "un tercio de las calorías totales que deben ingerirse en un día, y que se transforman en 50 gramos de grasa", comenta la doctora Mar Mira, de la clínica Corporal M+C, quien afirma: "Los maníes nos animan a repetir por su sabor. Le gustan prácticamente a todo el mundo y es difícil parar de comerlos una vez que hemos empezado".

La doctora Paula Rosso, médica y nutricionista del Centro Médico Lajo Plaza de Madrid, asegura que no son adictivos, "pero al ser pequeños pensamos que por muchos que comamos no pasará nada, y tardamos demasiado en parar". El problema de su consumo exagerado es que existen algunos riesgos para la salud. Tampoco son tóxicos, aunque mucha gente tenga alergia a ellos. "Los maníeas fritos y salados, con más sal y grasa aún, retardan la sensación de plenitud, provocando una necesidad imperiosa de consumir sin límites", corrobora también Graciela Moreira, experta en nutrición y cocina de PronoKal Group.

Si los comemos sin parar, podemos quedar expuestos a estos tres problemas.

Aumento de peso. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Maastricht y publicado en la revista International Journal of Epidemiology, el contenido de los maníes en proteínas y aminoácidos, minerales como el potasio, magnesio y el fósforo, vitamina E y ácido fólico, contribuye a alargar la vida. Como dice la doctora Rosso, "estos frutos secos controlan la tensión y aumentan las defensas, pero tienen un alto valor energético". Su consumo moderado está recomendado en dietas de adelgazamiento, pues diversas investigaciones insisten en que su contenido en grasas mono y poliinsaturadas compensan la reducción de grasas en regímenes hipocalóricos. Además, tienen fibra (9 gramos por cada 100), por lo que resultan saciantes. Pero hay que contar cuántos se llevan a la boca. "Conviene tomar 50 gramos (33 maníes, nada más) como comida de mediodía o media tarde. Y solo eventualmente: una o dos veces por semana", dice la doctora Rosso. Ingiera más que el puñado recomendado cada 4 o 5 días, y logrará rápidamente el efecto contrario, y con más velocidad que con otras sustancias. "Si se toma un puñado pequeño al día, de manera continua, se puede llegar a engordar hasta 1 kilo al mes", asegura la doctora Mar Mira. Eso es porque son extra densos en calorías, lo que significa que tienen más energía por ración que la mayoría de otros alimentos. Por ejemplo, 100 gramos de maníes tienen 567 calorías, mientras que el mismo peso de pasta cocida tiene tan solo 130 calorías.

Trastornos digestivos. La aparición de gases o hinchazón luego de comer muchos frutos secos es un efecto secundario común, debido a que estos contienen fitatos y taninos, que dificultan la digestión. De hecho, si un animal se traga un maní, puede pasar a través de su sistema digestivo y todavía tienen la oportunidad de crecer en una nueva planta cuando es expulsado por el intestino. "En los seres humanos, provoca gases e hinchazón y su exceso de grasa, al ser consumidos en abundancia, puede conducir a la diarrea", cuenta el doctor Alan R. Gaby en Nutricional Medicine.

"Desde el punto de vista botánico, el maní es una legumbre, y sabemos que este grupo de alimentos suelen provocar gases por la presencia de los oligosacáridos (azúcares), moléculas de enorme tamaño que no pueden ser absorbidas por el intestino delgado y así pasan al intestino grueso, donde se produce la fermentación bacteriana que al degradar los azúcares producen gases", aclara Graciela Moreira.

"También, al contener una alta cantidad de fibra, si no se está acostumbrado a ella, puede generar problemas digestivos como la hinchazón, gases y diarrea", confirma Inmaculada Canterla, licenciada en Farmacia, especialista en Nutrición y Dietética, directora de Cosmeceutical Center. Podemos decantarnos por la versión germinada, "más fácil de digerir", como recomienda la nutricionista Lily Nichols en su página web. "Pero muchas de las vitaminas del maní se encuentran en la piel rojita que lo envuelve y, por tanto, si los germinamos se perderían sus propiedades", avisa Paula Rosso. El mejor consejo pasa entonces por no excederse.

Problemas hepáticos. Teniendo en cuenta su alto contenido en grasas y que el hígado es el órgano que las procesa, su consumo excesivo no alegrará, precisamente, a su órgano glandular. Además, como recuerda la experta en nutrición Graciela Moreira, estos frutos secos con portadores de aflatoxinas, toxinas naturales que se producen a través de levaduras habituales en los suelos de países tropicales, cuya toxicidad del agua puede acarrear lesiones hepáticas, según una investigación de 2010 de la Universidad de Pittsburgh. Cuidado: tanto la FDA como la legislación europea realizan controles de seguridad que libran de riesgos el consumo de cacahuetes, con cantidades mínimas de aflatoxinas. Pero la mesura a la hora de su consumo no es una mala medida preventiva, como concluyen los expertos consultados.