Cientos de millones de estadounidenses hicieron caso a las recomendaciones recientes del gobierno, y se apresuraron a usar máscaras faciales de tela, con la esperanza de que puedan prevenir la transmisión del nuevo coronavirus.
Pero hay otra opción: los protectores faciales de plástico transparentes, que ya usan muchos miembros del personal de atención de la salud.
Ahora, un equipo de expertos afirma que los protectores faciales podrían reemplazar a las máscaras como un freno más cómodo y efectivo contra la COVID-19.
"Los protectores faciales, que se pueden producir y distribuir de forma fácil y asequible, se deben incluir como parte de las estrategias para reducir segura y significativamente la transmisión en el ámbito de la comunidad", señalaron tres médicos de la Universidad de Iowa.
En un informe publicado el 29 de abril en la revista Journal of the American Medical Association, unos expertos dirigidos por el Dr. Eli Perencevich, del departamento de medicina interna de la universidad, y del Sistema de Atención de la Salud de la VA de Iowa City, dijo que quizá el momento de protagonismo del protector facial ya haya llegado.
Aunque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. comenzaron a recomendar el uso de máscaras de tela para ayudar a detener la transmisión de la COVID-19 en abril, las pruebas de laboratorio "sugieren que las máscaras de tela [solo] proveen algo de filtración de las partículas de virus de tamaño de aerosol".
Según el grupo de Perencevich, "los protectores faciales quizá sean una mejor opción".
Para detener la propagación viral de la forma más efectiva, un protector facial debería extenderse hasta debajo de la barbilla. También debe cubrir las orejas y "no debería haber un hueco expuesto entre la frente y la parte del protector que se ciñe a la cabeza", señalaron los miembros del equipo de Iowa en declaraciones recogidas por el reportero especializado E.J. Mundell, en un artículo publicado recientemente en HealthDay News.
Los protectores ofrecen varias ventajas respecto a las máscaras, añadieron. En primer lugar, se pueden reutilizar infinitamente, ya que solo requieren una limpieza con jabón y agua o desinfectantes comunes. Los protectores también son más cómodos de usar que las máscaras, y forman una barrera que evita que las personas se toquen la cara con facilidad.
Al hablar, las personas a veces se bajan las máscaras para facilitar las cosas, pero esto no es necesario con un protector facial. Y "el uso de un protector facial es también un recordatorio para mantener el distanciamiento social, pero permite la visibilidad de las expresiones faciales y de los movimientos de los labios para la percepción del habla", apuntaron los autores.
¿Y qué pasa con la capacidad de un protector facial para detener la transmisión del coronavirus?
Según el equipo de Iowa, todavía no se han realizado estudios a largo plazo. Pero "en un estudio de simulación, se mostró que los protectores faciales reducían la exposición viral inmediata en un 96 por ciento cuando fueron utilizados por un trabajador de la atención de la salud simulado en un radio de 18 pulgadas (46 centímetros) de una tos".
"Cuando el estudio se repitió a la distancia física actual recomendada de 6 pies (unos 2 metros), los protectores faciales redujeron la inhalación del virus en un 92 por ciento", apuntaron los autores.
Todavía no se ha realizado ningún estudio para ver qué tan bien los protectores faciales ayudan a evitar que el virus exhalado o tosido se propague hacia afuera desde un usuario infectado, dijeron Perencevich y sus colaboradores, que esperan que se realicen estudios sobre ese tema.
Y enfatizaron que los protectores faciales solo deben ser un componente de cualquier iniciativa de control de la infección, junto con el distanciamiento social y el lavado de las manos.
Nunca habrá ninguna intervención, ni siquiera una vacuna, que pueda garantizar una efectividad del 100 por ciento contra el coronavirus, apuntaron los autores, de forma que ese no debería ser el estándar exigido a los protectores faciales.
El Dr. Robert Glatter está en primera línea de la pandemia de COVID-19 en su rol como médico de emergencias del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. Al leer el nuevo informe, se mostró de acuerdo en que las medidas de "sentido común" son esenciales para controlar las infecciones.
"Un método que tiene mucho sentido, sobre todo ante las limitaciones de las máscaras y las coberturas faciales, es el uso de protectores faciales", dijo Glatter.
"Aunque todavía no tenemos ensayos ni datos estrictos sobre la eficacia de los protectores faciales, los datos iniciales sobre su uso en pacientes con influenza [que se transmite por gotitas] son muy promisorios", anotó. "Lo que está claro es que su éxito en los ámbitos hospitalarios provee un fundamento de su utilidad en el ámbito comunitario a medida que relajemos el distanciamiento físico en un futuro".