En una decisión sin precedentes para la salud pública en Estados Unidos, el gobierno del presidente Donald Trump anunció este martes que prohibirá progresivamente todos los colorantes artificiales utilizados en alimentos antes de finales de 2026. La medida, impulsada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y respaldada por el Departamento de Salud, afecta a ocho aditivos derivados del petróleo considerados potencialmente peligrosos.

El anuncio fue realizado por Marty Makary, nuevo jefe de la FDA, y Robert Kennedy Jr., secretario de Salud y figura destacada de la iniciativa “Make America Healthy Again” (MAHA), que busca eliminar ingredientes artificiales y aditivos dañinos del sistema alimentario estadounidense.

Un riesgo para la infancia

"Durante los últimos 50 años, los niños estadounidenses vivieron cada vez más en una sopa tóxica de sustancias químicas artificiales", advirtió Kennedy, citando estudios que vinculan estos compuestos con hiperactividad, trastornos metabólicos, diabetes e incluso cáncer.

Entre los colorantes que serán retirados se encuentran el Red 40 (E129), el Yellow 5 (E102) y el Yellow 6 (E110), presentes en una amplia gama de productos como cereales, caramelos, salsas y bebidas. El plan prevé revocar primero la autorización de dos colorantes en los próximos meses, y avanzar luego con los seis restantes, en coordinación con la industria alimentaria.

En paralelo, la FDA autorizará cuatro nuevos colorantes naturales y agilizará los procesos de aprobación para otros compuestos de origen vegetal o mineral.

Presión regulatoria y cambios globales

La medida sigue una tendencia ya iniciada en varios estados del país. California y Virginia Occidental, entre otros, comenzaron a restringir o eliminar el uso de colorantes sintéticos en alimentos escolares o comercializados localmente. En Europa, si bien estos aditivos no están completamente prohibidos, su uso está sujeto a etiquetado obligatorio, lo que ha llevado a muchas empresas a optar por alternativas naturales.

"Estos ingredientes no aportan ningún valor nutricional. Solo sirven para hacer que los alimentos luzcan más atractivos de lo que realmente son", afirmó Peter Lurie, presidente del Center for Science in the Public Interest (CSPI), una de las organizaciones que desde hace décadas exige una regulación más estricta.

Un raro consenso

La iniciativa recibió un inusual respaldo transversal, incluso de sectores que criticaron a Kennedy Jr. por sus posturas antivacunas. En este caso, la comunidad científica ha valorado positivamente la eliminación de sustancias cuya toxicidad está ampliamente documentada, especialmente para menores de edad.

El desafío ahora será garantizar la cooperación de la industria alimentaria, clave para cumplir con el calendario previsto sin generar desabastecimientos ni encarecer productos básicos.

Con información de AFP.