Por The New York Times | Allison McCann and Amy Schoenfeld Walker
Una demanda que se sigue con atención pretende revocar la aprobación del régimen de píldoras abortivas más común, seguro y eficaz, con la posibilidad de que las consecuencias se dejen sentir en todos los estados. Este miércoles se tiene prevista una audiencia.
En todo el país, más de la mitad de los abortos reportados se realizan con medicamentos, cuyo uso está aprobado hasta la décima semana de embarazo. Muchas pacientes y proveedores prefieren las píldoras abortivas por su comodidad, privacidad y costo. Cerca del 40 por ciento de las clínicas del país, incluidos más de 80 proveedores de telemedicina, solo ofrecen abortos con medicamentos.
La causa federal en Texas, presentada el año pasado por un grupo antiaborto conocido como Alliance for Hippocratic Medicine, afirma que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) no siguió los protocolos adecuados en el año 2000, cuando aprobó un régimen de píldoras abortivas de dos medicamentos, mifepristona seguida de misoprostol, y también que los medicamentos no son seguros para las pacientes.
Una sentencia a favor de retirar la aprobación del régimen no tendría precedentes: al parecer, sería la primera vez que un tribunal ordenara a la FDA revocar un medicamento en contra de la voluntad de la agencia. La FDA apelaría la decisión de inmediato. De mantenerse, la decisión podría tener importantes ramificaciones en los estados donde el aborto es legal, no solo en los que intentan restringirlo.
“En definitiva, esta decisión tendría impacto en lo que puedo proporcionar; en ciertos sentidos esto podría ser más importante que el caso Dobbs”, comentó Evelyn Kieltyka, vicepresidenta sénior de servicios de programa de Maine Family Planning, en referencia al caso de la Corte Suprema de Estados Unidos que revocó la jurisprudencia Roe contra Wade el año pasado.
La organización de Kieltyka depende de los medicamentos en alrededor del 60 por ciento de los abortos y opera 17 clínicas de abortos que solo usan medicamentos, las cuales en su mayoría se ubican en áreas rurales.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2020, se usaron píldoras abortivas en más de la mitad de todos los abortos, de los cuales un 64 por ciento se realizaron antes de las 10 semanas de embarazo. Y en estados como Colorado, Iowa, Maine, Nebraska, Vermont y Wyoming, el porcentaje de los abortos que se realizan con fármacos fue del 70 por ciento o mayor (algunos estados grandes que también dependen del aborto con medicamentos, entre ellos California e Illinois, no comunicaron datos o no lo hicieron por tipo de método a los CDC).
Cerca de 5,6 millones de pacientes en Estados Unidos han usado mifepristona seguida de misoprostol para un aborto con medicamentos desde la aprobación del régimen en el año 2000.
Los expertos afirman que el porcentaje de pacientes que abortan con medicamentos, en lugar de procedimientos como un legrado, es mayor debido al aumento de los servicios de telemedicina para el aborto. Más pacientes recurrieron a esta opción durante la pandemia y después de que 13 estados prohibieron los abortos tras la revocación de Roe el año pasado.
“No dudo que el porcentaje haya aumentado desde 2020”, afirma Ushma Upadhyay, profesora del programa Avanzando con nuevos estándares en la salud reproductiva de la Universidad de California, en San Francisco, que estudia a los proveedores de atención médica para el aborto.
No se sabe a ciencia cierta cuál será el fallo del juez que preside el caso, pero, en 2015, escribió un ensayo que criticaba la sentencia Roe. Los proveedores y defensores del aborto dicen que se han preparado para posibles resultados, dependiendo de los detalles del fallo y de si la FDA apela con éxito una decisión desfavorable.
Pero, en varios escenarios, podría seguir estando disponible algún tipo de aborto farmacológico.
La FDA tiene poder discrecional sobre los fármacos que aprueba y una gran incógnita en el caso es si el gobierno federal haría cumplir una decisión desfavorable, algo que reconocen los demandantes.
“Si la FDA retirara esos medicamentos, ¿los fabricantes seguirían vendiéndolos ilegalmente con la esperanza de que este gobierno no fuera tras ellos?”, se preguntó Erik Baptist, abogado del equipo jurídico de los demandantes, la Alliance Defending Freedom.
Incluso si se limitara el acceso a la mifepristona, los proveedores de abortos afirman que podrían recurrir únicamente al misoprostol, un régimen utilizado en todo el mundo y respaldado por la Organización Mundial de la Salud. Las investigaciones demuestran que esta opción es segura, aunque algo menos eficaz para interrumpir un embarazo que la combinación con mifepristona.
Una decisión que limite el uso de ambos fármacos podría frenar aún más el ritmo de abortos en clínicas que ya se están esforzando por dar cabida a las pacientes que viajan desde estados con prohibiciones del aborto, lo cual provoca que el procedimiento se realice en etapas más avanzadas. Algunos proveedores dicen que podrían ofrecer más abortos mediante procedimiento, aunque estos quizá sean más costosos, requerir una formación clínica adicional y tardar más tiempo en completarse.
“Si nuestra clínica solo puede realizar procedimientos, es probable que no logremos satisfacer la demanda”, comentó Ashley Brink, directora de una clínica en la Trust Women Foundation. La clínica de la fundación en Wichita, Kansas, atiende a más de 500 pacientes al mes, muchas de ellas de Texas, y un 60 por ciento elige las píldoras como método para abortar.
“Podríamos dar un giro y ampliarnos, pero no es posible atender a 300 pacientes con citas y procedimientos en el mismo periodo”, dijo. Un juez está a punto de dictar sentencia en un caso que pretende revocar la aprobación del régimen de píldoras abortivas más común, seguro y eficaz, con la posibilidad de que las consecuencias se dejen sentir en todos los estados.