La Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta que una de cada cuatro personas enfrentará trastornos mentales; la depresión es una de las más comunes. Cada año, millones de personas tienen como una de las principales causas de discapacidad la depresión. Es, además, una condición frecuentemente subestimada, subdiagnosticada y subtratada, lo que la convierte en un factor de riesgo significativo para el suicidio.
Según información del Ministerio de Salud Pública (MSP), en Uruguay tiene un impacto particular en adolescentes y personas mayores, franjas en las que se sitúa como la principal causa de muerte violenta, incluso por encima de los accidentes de tránsito y los homicidios.
Los síntomas, que son diversos y en muchas ocasiones pasan desapercibidos, dificultan un diagnóstico oportuno y pueden llevar a un sufrimiento prolongado con graves consecuencias para la salud física y emocional de la persona. Entre las características más comunes de los trastornos depresivos se incluyen tristeza persistente, pérdida de motivación, falta de interés o de placer en las actividades diarias, aislamiento social, alteraciones en los patrones de sueño, cambios en el apetito o el peso, dificultades para concentrarse, cansancio excesivo, sentimientos de culpabilidad injustificados, falta de esperanza hacia el futuro y pensamientos relacionados con la muerte o el suicidio.
Ante la presencia de síntomas como los mencionados, es necesario buscar orientación y apoyo, tanto psicológico como médico. Los equipos de salud deben estar atentos e incorporar la detección de síntomas depresivos en su práctica clínica diaria. Hablar sobre la depresión es importante para promover su tratamiento y prevención; la concientización es clave para brindar apoyo a quienes lo necesiten.
Un trastorno depresivo no diagnosticado o mal tratado puede derivar en consecuencias graves, como la aparición de ideas suicidas o intentos de autoeliminación. Es crucial entender que la depresión no es un signo de debilidad: se trata de un trastorno de salud mental con múltiples causas que incluyen factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
Algunos de los factores de riesgo más comunes son situaciones estresantes como hospitalizaciones, problemas económicos o laborales, la pérdida de un ser querido, enfermedades crónicas o dolorosas como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, así como el aislamiento social, las adicciones y los antecedentes familiares de depresión. Un enfoque integral que combine atención psicológica y médica junto con redes de apoyo social y familiar es fundamental para el tratamiento exitoso de esta enfermedad. La mayoría de las personas con depresión responden positivamente al tratamiento adecuado y mejoran significativamente su calidad de vida.
En 2020 el MSP implementó el Plan Nacional de Salud Mental 2020-2027 para mejorar la atención en salud mental en el país. Una de las acciones clave fue la creación y puesta en marcha de un curso nacional de capacitación para profesionales de salud, con el objetivo de mejorar la atención y el manejo de la depresión, los intentos de autoeliminación y la psicosis en el primer nivel de atención (PNA) del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).
En 2024 se amplió el acceso a la psicoterapia con medidas para bonificar el acceso a antidepresivos, facilitando el abordaje y tratamiento de la depresión. Además, se publicaron guías clínicas, una de ellas centrada en el manejo de esta patología en el PNA, en la que se ofrecen directrices específicas para los profesionales de la salud con el fin de mejorar la detección temprana y el tratamiento adecuado de la depresión en ese nivel de atención. A través de estas orientaciones se busca estandarizar los procedimientos, optimizar el tratamiento y garantizar que los pacientes reciban atención oportuna y de alta calidad desde el primer contacto con el sistema de salud.
Línea de Prevención del Suicidio: 0800 0767 o *0767
Línea de Apoyo Emocional: 0800 1920
Línea Drogas: *1020 / 23091020