La mayoría de los niños atendidos por quemaduras en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), del distrito limeño de San Borja, sufrieron estos accidentes por contacto con líquidos calientes en sus hogares, por descuido de sus padres o por falta de precaución al momento de cocinar.
El tratamiento de estos casos suele ser muy largo y con estadías en el hospital que también requieren el internamiento de los padres para acompañar a sus hijos durante las cirugías para reemplazar la piel quemada y en el difícil proceso posterior de recuperación.
BUSCANDO PIJAMAS PARA QUEMADOS
Ante este panorama, la ONG Juguete Pendiente, que ofrece asistencia social a niños, acudió a estudiantes de diseño del instituto privado Toulouse Lautrec, de Lima, para pedirles que elaboren una prenda que pueda ser usada por los pequeños pacientes durante su internamiento y facilite la labor de vestirlos, a pesar de tener el cuerpo cubierto de heridas.
"Juguete Pendiente nos busca como institución educativa para ayudarlos a solucionar un problema y nos pide el tema de los pijamas, que tenga algo lúdico pero, a su vez, todas las especificaciones médicas", explicó a Efe la directora académica del área de diseño del instituto, Claudia Olivares.
La representante señaló que, para atender ese pedido, produjeron 30 pijamas, de las cuales entregaron 25 al INSN con "la idea de que esto se replique y que haya instituciones que puedan financiar la producción, porque se necesitan muchos pijamas más".
SIETE DISEÑADORES A CARGO
El equipo a cargo de los pijamas, que tuvieron un costo aproximado de 25 dólares por unidad, estuvo compuesto por cinco alumnos de Gestión y Diseño de Moda, uno de Dirección y Diseño Gráfico y otro estudiante de Diseño de Producto, quienes fueron los responsables del empaque elegido para complementar las prendas.
La elaboración del pijama comenzó con el molde que otros estudiantes desarrollaron hace dos años, al cual le hicieron unos retoques y correcciones después de probarlo con un niño modelo.
TELA DE ALGODÓN Y COBRE
"Se usó una tela de algodón pima con 3% de cobre, se consideró el cobre en esta prenda porque tiene una propiedad de ayudar a regenerar y ayuda para que no se infecten más las heridas", explicó a Efe Jean Gamero, uno de los integrantes del equipo.
El pijama es una túnica de mangas largas, con cierre de velcro en la espalda, y broches en los hombros y costados para facilitar la colocación de vías y vendas en las extremidades superiores.
En uno de los brazos tiene los rostros de conejos estampados que pueden verse en 3D con la ayuda de unos visores colocados en el empaque, que es una caja de cartón con el diseño de la cabeza de un conejito, que también puede colorearse con plumones.
Precisamente, una de las necesidades que los estudiantes detectaron fue "cómo quitarse y ponerse el pijama", además de que este sea "algo un poco lúdico, para darle alegría" a los niños afectados, apuntó Gamero.
"Así que se consiguió la idea del circo, o algo mágico, por eso nace de conejitos, las estrellitas, algo que sea divertido", agregó.
Gamero dijo que, en cuatro meses de trabajo, "se han ido corrigiendo los diseños" y que el estampado es al agua, no tiene un "químico fuerte" y es especial "para aportar a la regeneración", mientras que "los bordados también están hechos en la parte superior, para no tener contacto con la piel".
CONEJOS TRIDIMENSIONALES
Cristian Díaz, el estudiante a cargo del diseño del empaque, dijo a Efe que este se planteó no solo como "algo que puede contener el producto", sino que se buscaba que funcionara "de otra manera".
"Ya que el concepto fue de un circo inicialmente, sentimos que pueden ser muchas piezas y también sirve como un visor, que ayuda a que el niño pueda observar el pijama, y con las formas para que los niños puedan pintarla", comentó Díaz.
Finalmente, se consideró que un pequeño paciente tiene "el empaque como un amigo imaginario" y eso, señaló el diseñador, los "enorgullece y hace sentir muy bien con el resultado".
UNA MAYOR ATENCIÓN A LOS MENORES EN CASA
Sus compañeras Merly Yarlequé y Michelle Carbajal llamaron la atención sobre la necesidad de concienciar a los padres para evitar estos accidentes, que en un 70 % corresponden a quemaduras con líquidos calientes y provocan entre 300 y 400 ingresos anuales al hospital.
Las víctimas son generalmente niños entre los cinco y seis años y "más que todo las causas en general son por descuidos de los padres", según dijo Yarlequé.
Carbajal indicó, por su parte, que estos pacientes "también necesitan ayuda en la cicatrización del rostro, de las manos y pies", por lo que señaló que aunque el pijama "está ayudando por ahora en el cuerpo y brazos", es probable que desarrollen otras prendas en el futuro.EFE
(con información de EFE)