Los padres y los maestros deben pensar en la pérdida auditiva si el desempeño académico de un niño empeora o desarrolla problemas conductuales, falta de concentración y depresión, aconseja la Academia Americana de Audiología (American Academy of Audiology).

"Como los niños con frecuencia no se dan cuenta de que se están perdiendo de información y quizá no comuniquen sus dificultades para escuchar, los problemas de accesibilidad auditiva quizá no se detecten", advirtió la presidenta de la academia, Sarah Sydlowski, directora de audiología del Programa de Implantes Auditivos de la Clínica Cleveland, en Ohio.

En general, la audición de los bebés se evalúa poco después del nacimiento, pero la pérdida auditiva también puede comenzar en la niñez temprana. En Estados Unidos, más o menos de dos a tres de cada 1,000 bebés nacen con una pérdida de la audición detectable, según el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EE. UU.

No se sabe cuántos niños tienen pérdida de la audición, porque muchos casos quizá no se diagnostiquen. Una enfermedad, las infecciones de los oídos y la exposición a sonidos altos pueden afectar a la audición de un niño.

Y la pérdida auditiva puede afectar a la educación de un niño. Los niños con una pérdida de la audición sin tratar usan más energía mental para comprender lo que les dicen, según la academia. Quizá parezca que no están prestando atención, cuando en realidad lo que se está diciendo no les llega.

"Un niño con una pérdida auditiva mínima puede perderse de una cantidad significativa de conversación en el aula", comentó Sydlowski en un comunicado de prensa de la academia, recogido por HealthDay News.

Lamentablemente, añadió, quizá se identifique una discapacidad de aprendizaje, cuando en realidad los niños sufren de una pérdida auditiva sin tratar.

"La pérdida auditiva siempre se debe descartar cuando haya problemas académicos y del lenguaje y el habla", planteó Sydlowski. "Debemos tratar la pérdida de la audición primero, dado que la pérdida auditiva sin tratar puede alterar a todos los aspectos del éxito educativo".

Entre las señales a las que se debe estar atento se encuentran las dificultades para cumplir las tareas, no comprender las preguntas o no responderlas de forma adecuada.

La academia también sugiere ver si el habla es distinta que la de otros niños de la misma edad, lo que incluye tener dificultades para pronunciar palabras sencillas, no poder repetir una frase o tener retrasos en el lenguaje.

Un niño con pérdida de la audición con frecuencia podría pedir que le repitan lo que se dice y mirar a la cara con intensidad mientras le hablan. El niño podría tener problemas para escuchar en el teléfono, hablar muy fuerte cuando no es necesario, tener un dolor de oído crónico o quejarse de ruidos altos que no puede identificar.

Tal vez el niño parezca más cansado de lo normal al final del día escolar. Un niño con pérdida auditiva quizá también suba el volumen de la televisión, la computadora o los audífonos, y quizá prefieran un oído al otro al hablar por teléfono, elegir un asiento o responder a las preguntas.

"Los padres y maestros no siempre se dan cuenta de que la conducta de un niño podría ser señal de pérdida auditiva", apuntó Sydlowski.

Los padres que sospechen un problema deben hacer que un audiólogo evalúe a su hijo, aconsejó.

"Los audiólogos cuentan con las herramientas y el entrenamiento para identificar la pérdida auditiva, los grados de pérdida auditiva, y recomendar soluciones para los niños de todas las edades", añadió Sydlowski.