Unos investigadores encontraron una forma de administrar de forma segura un suministro de quimioterapia directamente en los tumores cerebrales, y esperan que esto sea un importante avance para los pacientes con unos cánceres que ahora son incurables.
El tratamiento implica un sistema de bomba implantable que suministra un goteo constante de quimioterapia directo al tumor cerebral. Los investigadores lo evaluaron en cinco pacientes con glioblastomas recurrentes, una forma de tumor cerebral particularmente letal.
Encontraron que el sistema pudo llevar unas dosis de quimioterapia a los tumores de los pacientes que eran 1,000 veces más altas de lo que es posible con la quimioterapia tradicional. Y no hubo efectos secundarios significativos.
La gran pregunta sin respuesta, señalaron los expertos, es si el método puede en última instancia alargar las vidas de las personas.
El glioblastoma es un cáncer cerebral agresivo que se diagnostica a unos 12,000 estadounidenses cada año, según la Asociación Americana de Tumores Cerebrales (American Brain Tumor Association). Los adultos con la enfermedad en general viven unos 15 meses tras el diagnóstico.
El glioblastoma es muy difícil de tratar, por una variedad de motivos. Uno es que no se puede extirpar del todo mediante cirugía, porque el tumor tiene extensiones parecidas a dedos que se entrelazan con el tejido normal del cerebro.
"En realidad no hay una frontera entre el lugar donde el tumor comienza y el lugar donde comienza el tejido cerebral sano", señaló el Dr. Adam Sonabend, profesor asociado de cirugía neurológica de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste, en Chicago.
Apuntó que la cirugía se realiza de manera rutinaria para extirpar todo el tumor posible, y para controlar los síntomas del paciente. Pero el cáncer invariablemente crece de nuevo.
En los cánceres en otras partes del cuerpo, la quimioterapia y otros tipos de fármacos pueden usarse para matar a las células tumorales que quedan tras la cirugía. Pero hay un importante obstáculo que lo impide con el cáncer en el cerebro: la barrera hematoencefálica.
La barrera hematoencefálica es una frontera de células especializadas que evita que las sustancias tóxicas entren al cerebro. Esto es bueno, pero también significa que la mayoría de los medicamentos de la quimioterapia no pueden llegar al cerebro.
Apenas alrededor de un 2 por ciento pueden hacerlo, y no son necesariamente los mejores fármacos para tratar al glioblastoma.
Hace mucho que los investigadores han buscado una forma de solucionar el problema. Un método, que se desarrolló por primera vez hace años, es la administración mejorada por convección, en que la quimioterapia se administra a través de un catéter insertado en el cráneo.
Pero este método presenta sus propias limitaciones, aclaró el Dr. Jeffrey Bruce, profesor y neurocirujano del Centro Médico Irving de Nueva York-Presbiteriano/Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
El catéter, que se vincula a una bomba externa que suple la quimioterapia, pone a los pacientes en riesgo de infección. Esto significa que solo puede administrar un solo tratamiento antes de que el catéter se tenga que eliminar.
Bruce y sus colegas desarrollaron una forma de evadir ese problema. "Implantamos la bomba debajo de la piel", comentó en declaraciones recogidas por la reportera especializada Amy Norton, en un artículo que publica HealthDay News.
La bomba, que se coloca en el abdomen, se conecta con un delgado catéter que se lleva hasta la ubicación del tumor en el cerebro. Esto permite que la quimioterapia se bombee con lentitud en el cerebro, a una frecuencia de unas cuantas gotas por hora, apuntó Bruce.
La bomba se controla mediante tecnología inalámbrica, explicó, y se puede rellenar con el medicamento con una jeringuilla.
En el estudio actual, el equipo de Bruce reclutó a cinco pacientes cuyos glioblastomas habían vuelto a crecer tras el tratamiento inicial. Una vez la enfermedad recurre, apuntó Bruce, los pacientes viven en general solo de tres a cuatro meses.
Se implantó el nuevo sistema de bombeo en cada paciente, que se preparó con el medicamento para la quimioterapia topotecán (Hycamtin).
El método fue seguro y factible, aseguró Bruce. Ninguno de los pacientes sufrió complicaciones graves, y pudieron mantener sus rutinas diarias normales mientras la bomba administraba quimioterapia a sus tumores durante cuatro semanas.
Unas muestras de tejido tomadas antes y después del tratamiento mostraron que sí eliminó las células tumorales mientras dejaba a las sanas en paz, dijo Bruce.
Lamentablemente, los cinco pacientes al final murieron de su enfermedad, tras sobrevivir en general durante un año.
Sonabend, que no participó en la investigación, afirmó que los hallazgos son "alentadores", al mostrar la seguridad y la factibilidad del sistema implantado.
Pero como el estudio fue tan pequeño, y no tuvo un grupo de comparación que no recibiera el tratamiento, es imposible decir si alargó las vidas de los pacientes, apuntó Sonabend.
Bruce se mostró de acuerdo, y dijo que se necesitarán estudios adicionales para probar la ventaja de supervivencia, entre ellos estudios con pacientes recién diagnosticados, en lugar de tener un glioblastoma recurrente.
En teoría, observó Bruce, el implante podría administrar una variedad de fármacos, o múltiples fármacos a la vez. Esto es importante, añadieron ambos médicos, dado que los glioblastomas varían mucho de un paciente a otro, y no se anticipa que ningún medicamento en particular sea una panacea.
Los hallazgos se publicaron n la edición de noviembre de la revista Lancet Oncology.
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