La República Democrática de Congo (RDC) está en "alerta
máxima" por una enfermedad de origen desconocido de la que se han
detectado 382 casos, incluyendo al menos 71 muertos, en una remota zona del
oeste del país, y que parece ser respiratoria, dijo este jueves el ministro
congoleño de Salud Pública, Samuel Roger Kamba Mulamba.
Después de que su Ministerio cifrara el martes en 79 los muertos por la
enfermedad en la zona de Panzi, en la provincia de Kwango, Mulamba actualizó
este jueves ese número, al detallar que 27 personas fallecieron en dependencias
médicas -incluyendo diez que no pudieron recibir la transfusión de sangre que
necesitaban- y otras 44 fueron reportadas como fallecidas por la comunidad.
Por su lado, el ministro provincial de Salud de Kwango, Apollinaire Yumba
Tiabakwau, afirmó en declaraciones recogidas por medios locales que los muertos
se elevan a 135, una cifra que no confirmaron las autoridades nacionales.
Los síntomas del extraño padecimiento incluyen fiebre, dolores de cabeza,
secreción nasal y tos, dificultad para respirar y anemia.
"Estamos en alerta máxima, es decir, consideramos que se trata de un nivel
de epidemia que debemos vigilar lo más de cerca posible", dijo el ministro
Mulamba en una rueda de prensa en la capital congoleña, Kinsasa, al destacar
que los menores de cinco años suponen alrededor del 40 % de los casos
detectados.
Aunque esperan obtener los resultados de las pruebas para establecer un
diagnóstico claro en un plazo de entre 24 y 48 horas, Mulamba señaló que los síntomas
observados apuntan a una enfermedad de tipo respiratorio, si bien no está claro
si se trata de una patología bacteriana o vírica.
"Estamos discutiendo con todos los especialistas (...) para ver las
primeras hipótesis que podemos emitir", aseveró el ministro.
La espera se debe a que Panzi, una zona muy remota a la que un equipo de
expertos enviado por el Gobierno congoleño tardó "dos días" en llegar
tras recibir la alarma, no cuenta con capacidad de laboratorio, así que las
muestras recogidas tuvieron que ser enviadas a otra localidad situada a unos
500 kilómetros.
"La tasa de mortalidad de en torno al 7,5 - 8 % nos hace pensar que no es
covid", subrayó el ministro, si bien admitió que la fragilidad de la
población en el área afectada podría hacer que un posible brote de covid
tuviera efectos más mortíferos.
En este sentido, destacó que Panzi sufre altas tasas de malnutrición infantil y
se enfrenta actualmente no solo a sarampión, sino también a una gripe
estacional que podría estar golpeando con más dureza a los habitantes por esas
vulnerabilidades.
Los expertos tampoco saben si la anemia detectada en algunos de los fallecidos
constituye un síntoma de la enfermedad o está relacionada con las carencias
alimentarias y las altas tasas de paludismo registradas en la zona que, además,
se vio golpeada hace dos años por un brote de fiebre tifoidea.
Según las autoridades congoleñas, los casos empezaron a registrarse desde el
pasado 24 de octubre, pero no les llegó la primera alarma hasta finales de
noviembre, tras lo que un equipo que incluía tres epidemiólogos fue enviado
"inmediatamente" a la zona.
"El equipo está haciendo la cartografía de los síntomas para que podamos
caracterizar bien lo que ocurre", señaló Mulamba.
"Tenemos todo lo necesario para responder a una epidemia, tenemos la
protección contra las infecciones, tenemos medicamentos, pero nos hace falta un
diagnóstico", añadió, al admitir que los servicios médicos rurales en el
país no disponen de muchas de las herramientas para responder a enfermedades
respiratorias como, por ejemplo, oxígeno.
En otra rueda de prensa virtual celebrada este jueves, John Kaseya, director de
los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC de
África), anunció que la agencia de salud pública de la Unión Africana (UA)
enviará al lugar un equipo de expertos para ayudar a las autoridades
congoleñas.
"Hay muchas cosas que no sabemos, ni siquiera cual es el modo de
transmisión", destacó Kaseya, también desde Kinsasa, al subrayar que es
necesario fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica en el país para
evitar que la detección de un brote vuelva a tomar semanas.
EFE