El Dr. Henry Cohen, director de la Cátedra de Gastroenterología de la Facultad de Medicina, se desempeña desde el 1° de marzo de este año como presidente de la Academia Nacional de Medicina, de la que es miembro titular desde 2008. Fue distinguido como maestro de la Gastroenterología Latinoamericana por la Asociación Interamericana de Gastroenterología.
También dirige el proyecto ECHO en Uruguay , que consiste en la implementación de «teleclínicas», realizadas a través de internet, en las que especialistas universitarios intercambian con profesionales de la salud de diferentes puntos del país. El intercambio es sobre casos clínicos complejos y está pensado especialmente para aquellos que trabajan en el interior profundo.
"ECHO es una de las actividades más importantes que estoy desarrollando ahora, que tiende a democratizar el acceso a la atención médica de las personas sobre todo radicadas en el interior y a desmonopolizar los conocimientos del personal médico radicado en esas zonas", nos dijo Cohen. "El proyecto empezó en el 2014, hace unos años fue declarado de interés nacional por el presidente Tabaré Vázquez y ha ido creciendo". Fue presidente de la Sociedad Uruguaya de Gastroenterología y secretario general de la asociación interamericana y actualmente es miembro del consejo editor de revistas científicas especializadas de Francia, España y Venezuela.
En noviembre de 2011 Cohen fue designado presidente de la Organización Mundial de Gastroenterología (OMG), organismo que nuclea a 110 países y más de 50.000 especialistas. Ocupó el cargo de vicepresidente desde 2009 y fue el primer latinoamericano en presidir dicha organización.
P: Es una gran alegría tener esta oportunidad de entrevistarte personalmente por segunda vez, aunque entre la primera y ésta han pasado unos años. Ahora, en tu oficina en el Hospital de Clínicas. La vez pasada, fue por tu nombramiento como presidente de la Organización Mundial de Gastroenterología y ahora, casi al año de tu nombramiento como presidente de la Academia Nacional de Medicina.
R: Estamos casi terminando el primer año en esta función. Son dos en total. Es una institución que tiene más de 40 años de vida, por lo tanto, ya van unos 20 presidentes.
P: ¿Cuál es el papel, su importancia, más allá de lo simbólico, de la Academia Nacional de Medicina? Su nombre mismo, te diré, impacta.
R: Yo diría que su importancia radica del hecho que gente que ha pasado por todas las etapas de su vida académica es elegida por sus pares para integrarla. Somos 25 miembros y en general hay uno o más por especialidad. Las funciones son dar su opinión, su impronta, sobre los problemas importantes que puedan surgir en el tema salud en el país. Eso es una cuestión muy importante en la relación con la sociedad.
P: ¿Las autoridades públicas consultan a la Academia Nacional?
R: Sí, cada vez más. La Academia se ha ganado su lugar, sobre todo este año concretamente, hemos tenido una invitación del señor presidente de la República, Tabaré Vázquez, a que la Academia organice y dirija un grupo de expertos sobre el tema drogas con el fin de elaborar material médico que pueda ser útil para la información a la población sobre los riesgos implícitos en el uso de drogas y del cannabis, con cuya legalización se han creado algunos problemas de comprensión de los verdaderos riesgos.
P: Te preguntaba sobre el papel de la Academia y de fondo, lo central, es la importancia de los profesionales de la medicina. ¿Es cierto que un médico siempre sigue estudiando?
R: Bueno, es que si no lo hace está perdido. Son sus propios pacientes quienes se lo van a exigir porque cuando uno se sienta en el consultorio cada día no sabe qué paciente llegará y qué enfermedades van a tener, ni cuán difíciles van a ser sus tratamientos o decir cuál va a ser su pronóstico. Si nosotros no intentamos por lo menos estar lo más avanzados posibles en conocimientos, no vamos a hacer una buena medicina. Y ya que hablábamos de la Academia, te diré que en Uruguay la Academia Nacional de Medicina contribuye a ello. Organiza un curso anual de actualizaciones terapéuticas. Este año fue un curso muy interesante, que era sobre cómo dar malas noticias y sobre humanismo médico.
P: ¡Qué interesante! Eso es realmente ser consciente de la importancia del trato humano con el paciente, no solamente del tratamiento médico mismo.
R: Así es. Nos salimos de lo terapéutico porque nos parece que es clave recordarnos lo importante que es el humanismo en nuestra práctica. Y hay que enseñarle a la gente joven que lo que le vamos a decir al paciente no siempre son cosas buenas, muchas veces no lo son, y que hay maneras técnicas, psicológicas de lidiar con ello. Tuvimos la suerte de tener el anfiteatro del Sindicato Médico del Uruguay lleno, incluso vinieron estudiantes de túnica blanca, lo cual nos dio gran satisfacción.
"Se ha dejado de lado el paternalismo de la medicina"
P: En este tema de cómo dar una mala noticia ¿te parece que influye la idiosincrasia nacional o la cultura del lugar? Se me ocurre por ejemplo la diferencia que puede haber entre Israel y Uruguay al respecto, quizás porque en Israel la gente suele ser más directa y el uruguayo promedio será quizás más formal y más cortés. ¿Esas diferencias pueden influir?
R: Creo que ha ido virando la situación de la relación entre médico y paciente. Se ha dejado de lado el paternalismo clásico de la medicina de hace un tiempo. Y además, ahora en general el paciente exige saber si tiene un problema. Me parece que nunca le tenemos que mentir a un paciente, nunca le tenemos que ocultar su realidad. No tenemos el derecho a elegir por ellos.
P: ¿Has tenido que lidiar muchas veces con esas situaciones en las que sabés que hagas lo que hagas el resultado no puede ser bueno?
R: Sí, no hay semana en que lamentablemente no tengamos que lidiar con esto. Hemos aprendido mucho en los últimos años de una parte de la medicina que desconocíamos, que es los cuidados paliativos, con lo cual eso de que "no tengo nada para hacer" ha quedado de lado...
P: Para aliviar aunque sea...
R: Claro, para que el paciente no sufra, ni física ni psicológicamente. Siempre hay un sufrimiento de saber que es el fin de la vida. Mi experiencia en el proyecto ECHO con la gente de cuidados paliativos me ha enriquecido mucho como médico y me ha mostrado un mundo que desconocía, que es esta especialidad, que por suerte en Uruguay está cada vez más expandida. Se está desarrollando prácticamente en los 19 departamentos y permite darles una mejor calidad de vida a los pacientes con enfermedades terminales.
P: El tema del humanismo en medicina, me imagino, también tiene que ver mucho con lo cultural, con el modo de actuar de la gente en general en cada lado.
R: Te diré que hay una discusión muy grande, que viene de los países más nórdicos o de Estados Unidos, en cuáles son los límites en el trato con un paciente. Por ejemplo, acá es frecuente que con un paciente que entra a un consultorio que conocemos nos saludemos con un beso, o si tenemos una mala noticia le demos un abrazo. En Estados Unidos se ha discutido mucho si se puede entrar en ese mundo del contacto personal, siempre manteniendo ese tipo de límites. Hoy en día se está aceptando que somos dos seres humanos que nos está tocando estar en papeles diferentes, pero no sabemos cuándo vamos a cambiar. Hay un libro que se llama When breath becomes air, un libro de un americano joven neurocirujano de Harvard que era brillante, al que le diagnosticaron un cáncer de pulmón avanzado, casi terminal, y él relata cómo pasa de ser un médico a ser un paciente, y todo lo que sufre. Uno se da cuenta en ese libro que por más que adelante la medicina, la tecnología, que tengamos técnica de inteligencia artificial, nunca vamos a sustituir al médico como ser humano, por lo menos en la perspectiva que puedo ver de mediana o corto plazo en lo que me da. Capaz que sí pero no lo voy a ver...
P: Tampoco quisieras que llegara ese día...
R: No. Estoy de acuerdo en que hay que incorporar todas las técnicas de inteligencia artificial que nos permitan hacer un mejor diagnóstico, pero me parece que el papel del médico sigue siendo fundamental. En ese libro te das cuentas que, por ahora, es insustituible el papel del ser humano médico.
P: Quizás esto debe reforzar la noción de que el médico no es Dios.
R: Imaginate que si decíamos que estábamos contra el paternalismo, mucho más en contra de la deificación de la figura del médico. Antes había una deificación mucho más grande de los profesores. Se sentía que con el gran profesor no se discute. Hoy hay una cierta democratización, menos temores, más derechos a hacerse escuchar de los jóvenes. Eso también es importante porque no todo lo viejo era bueno, y no todo lo nuevo es malo. El uso de la tecnología y de las comunicaciones hoy nos permite una cantidad de cosas que antes no podíamos, como que más gente pueda acceder a atención médica de calidad, pronto, muy económica o gratuita, y que el personal de salud se forme en forma no presencial y que tengan acceso a la educación médica permanente.
Médicos uruguayos y judíos
P: Numerosos judíos han aportado significativamente a la medicina nacional. Hoy estás tú al frente de la Academia Nacional de Medicina. ¿Qué cuadro pintarías respecto al rol de los médicos judíos en Uruguay?
R: Cuando yo asumí la presidencia de la Organización Mundial de Gastroenterología todos dijeron "el primer uruguayo presidente de la Organización Mundial de Gastroenterología", y después dijeron "el primer latinoamericano", y yo me sentía muy orgulloso. Y tú dijiste después, un día, "el primer judío", entonces también me sentí muy orgulloso. Entonces, si me preguntás eso, sí, yo creo que debo ser el primer judío presidente de la Academia Nacional de Medicina, pero no es en tanto judío que yo asumo ese lugar.
P: Evidentemente estás allí por el reconocimiento a tu trayectoria profesional.
R: Obviamente me siento muy orgulloso. ¿En dónde está mi orgullo?. En mis orígenes, en pensar en familia, en mis padres, hijos de muy pobres inmigrantes. Los abuelos varones fallecieron muy jóvenes de enfermedades malignas. A una de las abuelas por suerte la conocí bien porque vivió hasta casi los 90 años. La otra murió muy joven. ¿A qué voy? A que mi papá tuvo que dejar la escuela a los nueve años para aprender el oficio de joyero, tuvo que pelearla mucho. A que mis hermanos y yo somos los primeros universitarios de la familia y por suerte pudimos llegar a lo que nuestros padres no pudieron. Yo nunca pensé en llegar ni a ser profesor, ni sabía lo que era, ni mucho menos presidente de una asociación internacional o de la Academia Nacional de Medicina. Pero tuve la suerte de que mi familia me guió, me condujo. Es pues en ese sentido que siento el orgullo del nieto de inmigrantes judíos que vinieron sin nada, sin saber el idioma, y que pudieron, en una sociedad receptiva, formar a sus hijos de otra manera.
P: Y ese orgullo imagino que también es una forma de agradecimiento a tus padres por lo que te dieron.
R: Sin duda. Te cuento que hace un mes tuve una entrevista con el secretario perpetuo de la Academia Francesa de Medicina, en París, y tuve la suerte de que me acompañara Guillermo Dighiero, que es académico de Uruguay y de Francia, además de embajador uruguayo en Francia. Es una personalidad de la medicina internacional. Tuvimos la reunión con ese hombre y me preguntaban cómo hablaba francés, y contaba que hablaba porque mi abuela le dijo a mi papá: 'aunque no tengas para comer, tenés que mandar a los chicos al liceo francés'. Esas ideas, que vienen quién sabe de dónde, capaz que de su Estambul, donde se hablaban varios idiomas, son el orgullo real. Creo que en cierta forma lo debemos de compartir con hijos o nietos de inmigrantes de otras colectividades, más allá de lo que uno siente como judío, que no tiene por qué estar practicándolo día a día, pasa por el trabajo, por cómo veo a un paciente o dirijo una cátedra.
P: Es que es algo que llevas siempre contigo.
R: Sin duda. Nunca ocultamos el origen ni el orgullo. Y al mismo tiempo somos muy uruguayos también, eso es lo que se destaca internacionalmente conmigo. Tú destacaste en aquel momento el hecho de que con mi nombramiento era la primera vez que un judío asumía la presidencia de la Academia Nacional de Medicina y yo lo valoré mucho. Y valoro ahora que lo vuelvas a plantear.
P: Pero además, si bien lo que cuenta es tu trayectoria profesional como médico uruguayo, creo que amerita destacar si alguien miembro de una comunidad llega a un cargo así o a otro destacado. El hecho es que tú fuiste el primero. Y me parece que es bueno que se sepa.
R: Entiendo perfectamente tu planteo. Recordemos que durante mucho tiempo, por ejemplo, no hubo mujeres en la Academia, aunque no son una minoría. La primera mujer miembro de la Academia Nacional de Medicina fue Eva, la Dra. Eva Fogel de Korc. Fue la primera persona judía y la primera mujer en integrar la Academia de medicina. Hoy por suerte tenemos varias mujeres y varios judíos. Yo no creo que nunca los académicos hayan dicho "no queremos mujeres ni judíos".
P: Pero el hecho es que no había. Por eso creo que cuando sí hay, como es lógico, porque son tan uruguayos como todos, es bueno destacarlo.
R: Así es. Creo que son los tiempos los que van abriendo las puertas a todos. De alguna manera van abriendo los ojos en cuanto a la igualdad total entre los seres humanos solo por haber nacido seres humanos. Hoy la Academia no mira ni la condición de hombre o mujer, la religión o las inclinaciones políticas de los candidatos. Solo mira el currículum y si tiene qué aportar a la academia y la sociedad.
Este año tuvimos tres ingresos absolutamente brillantes, tuvimos al nuevo académico Arcos, que es neumólogo, a Luis Barbeito, el director del Instituto Pasteur, y a Rafael Radi, el primer uruguayo miembro de la academia nacional de ciencia de Estados Unidos, tiene todos los premios habidos y por haber que puede tener un científico, y todavía es joven, y hoy ya están todos colaborando con la Academia Nacional de Medicina. Ese es un poco el desafío del futuro, el rejuvenecer. Antes eran figuras un poco mayores, que era lo normal para esa época. No lo critico, pero hoy tratamos de que entre gente más joven, como Pablo Muxi, que hoy está en la directiva, u otra gente más joven y absolutamente brillante que está entrando.
La medicina hoy en Uruguay
P: Sé que la pregunta es demasiado amplia pero ¿cómo está hoy la medicina en Uruguay en cuanto a la posibilidad de recurrir a las tecnologías más avanzadas, a los aparatos más sofisticados?
R: Uruguay ha hecho un gran esfuerzo para incorporar tecnologías avanzadas; a veces tenemos el problema de la cantidad de personas que vivimos en el país, lo cual no nos permite acceder a cosas que son demasiado avanzadas o de las cuales se van a beneficiar pocas personas. Por ejemplo, hablando otra vez de la especialidad de Ernesto Lubin, la medicina nuclear, en Uruguay tenemos un centro como el CUDIM en los cuales se hacen los PET Scans. Se ha avanzado mucho. Eso está creciendo y lo más importante es que es algo accesible a cualquier persona que lo necesite en forma gratuita. Entonces, no importa de dónde sea socio de alguna mutualista o de salud pública o de ningún lado, si una persona lo precisa y está bien fundamentado por su médico, es otorgado de forma gratuita, como tantas otras cosas que en Uruguay se siguen dando como derecho para cualquier persona, por ejemplo a través del Fondo Nacional de Recursos (FNR), que ya tiene unos cuantos años y que fue fundado por el Dr. Fiandra y otra gente en aquella época, pero que hoy sigue siendo la posibilidad para muchos uruguayos de tener una cirugía cardíaca, un trasplante de riñón o una cantidad de tratamientos, oncológicos, de la hepatitis c, etcétera, sin tener que pagarlos y que son bastante onerosos.
P: No soy nunca de buscar lo negativo sino de destacar lo positivo. Pero ¿dirías que todo está tan bien en ese sentido? Yo conozco personalmente a una persona que por problemas determinados de artritis tiene que tomar un medicamento que potencialmente podría causarle daño al corazón o al riñón, por lo cual cada tres meses debe hacerse un estudio para confirmar si no ha sufrido efectos negativos. Y cada estudio de esos le sale $ 3.000. No todos pueden pagar esa suma sin que ello signifique que corte por otro lado.
R: Yo tampoco soy de destacar lo negativo, lo cual no quita que sea consciente de que hay cosas que deben ser mejoradas. Depende de dónde se atienda, hay tickets que se pagan en el mutualismo, debe ser lo que cobra la mutualista. Es muy discutible, porque es obvio que esa persona lo precisa. Antes lo llamaban ticket moderador, no sé bien, yo no trabajo en el mutualismo y no te sé decir cuál es la situación. Pero esa misma persona seguramente accede a un medicamento que vale miles de dólares de forma gratuita a través del FNR, porque esa enfermedad que vos mencionabas es una de las que se benefician de tratamientos modernos, como algunas enfermedades digestivas para las que también tenemos acceso a los tratamientos a través del FNR, que no los precisan todos los pacientes, pero cuando los precisan en general no pueden comprarlos porque son muy onerosos.
Desafíos por solucionar
P: ¿Cuáles son los desafíos principales con los que hay que lidiar hoy en Uruguay en el tema de la medicina?
R: Te puedo contestar ante todo sobre mi óptica, la gastroenterología y del mundo en el que me muevo. Yo te diría que acá en el Hospital de Clínicas tenemos un desafío muy grande que es la remodelación de la planta física para poder seguir actualizándonos. Es una cosa que se ha ido postergando en el tiempo. Estoy muy orgulloso de lo que tenemos en el servicio, que está actualizado y sigue siendo en mi criterio, inmodesto quizás, el mejor servicio de gastroenterología público o privado del país, donde formamos a todos los gastroenterólogos especialistas en hepatología y en endoscopía del país. Pero el hospital sigue precisando dinero masivo para poder reciclarse y actualizarse como un hospital moderno donde se forman prácticamente todos los recursos humanos en salud, no solo en medicina sino también en otras áreas.
P: ¿Es sólo una cuestión de lo desagradable que puede ser entrar a un edificio viejo y deteriorad , y la influencia que eso puede tener en el paciente?
R: Pasa también por ahí, pero influye en lo práctico, en lo cotidiano, en lo concreto. Si no tenemos una práctica física más moderna no vamos a poder tener un hospital moderno con acciones modernas. Yo de tarde me tengo que ir al consultorio, pero lo ideal sería que, como en las demás universidades del mundo, los profesores de medicina tuviéramos una dedicación mucho más extensa para la Facultad de Medicina, pero no la tenemos, salvo excepciones. Entonces es muy difícil.
P: ¿Pero eso es por un problema en el Clínicas?
R: No, es un problema de cómo está estructurado el trabajo en la Facultad de Medicina. La mayor parte de los clínicos estamos part time, los estudiantes de posgrado están solo durante la mañana, los que son residentes, que son algunos, y algunos docentes, tienen un horario más extendido. Pero para que verdaderamente cumplamos con los desafíos del futuro tendríamos que volcarnos hacia una Facultad de Medicina en la cual los docentes del área clínica hagan como los del área básica, que tienen una dedicación horaria mucho más extendida, por ejemplo, para poder hacer mucho mejor las cosas. Son cosas para el futuro. Y después, en la práctica de la medicina, hay que tender a que la relación médico paciente sea lo más profunda y lo mejor posible, que se le dedique el tiempo y lo que realmente precisa. A veces puede haber una sobreindicacion de exámenes paraclínicos de laboratorio, rayos o lo que fuera, porque no tenemos tiempo de interrogar, entonces le pedimos un examen por las dudas.
Hay una cantidad enorme de problemas. También hay una cierta violencia contra los médicos que ha ido creciendo en los últimos años en el país, hay ambulancias que no pueden entrar a determinados barrios de Montevideo, hay médicos que son agredidos por los pacientes o sus familiares.
Hay muchas cosas para cambiar. Eso no quiere decir que la medicina no haya estado avanzando. Creo que hay una cantidad de cosas que están mejor y que podemos todavía seguir mejorando muchísimo más.
P: Te agradezco infinitamente por esta interesante entrevista. Y te deseo que sigas cosechando éxitos profesionales que te den satisfacción y aporten al país.
R: Muchas gracias a ti. Que así sea.
Ana Jerozolimski