La dieta juega un papel fundamental, cuando no vital, durante el embarazo. No en vano, las mujeres gestantes que no se alimentan de una forma adecuada ponen en riesgo no solo su propia salud, sino también la de sus futuros bebés. De hecho, las deficiencias en algunos nutrientes clave -caso sobre todo de la vitamina D y del ácido fólico- en el embarazo pueden conllevar complicaciones ciertamente graves tanto para la madre como para el neonato. Tal es así que, a día de hoy, las gestantes tienen a su disposición multitud de suplementos ricos vitaminas y minerales, algunos ciertamente caros, para paliar estas deficiencias. Pero estos suplementos, ¿son realmente necesarios? Pues según concluye una revisión publicada en la revista "Drug and Therapeutics Bulletin" y recogida por el periódico ABC, parece que no.
"En nuestro trabajo no hemos encontrado ninguna evidencia para recomendar a todas las mujeres embarazadas que tomen suplementos con multivitaminas y minerales más allá de los consejos sobre los suplementos con ácido fólico y vitamina D, cuyas versiones genéricas pueden encontrarse a un precio relativamente asequible", explican los autores.
Caros e innecesarios
A día de hoy se recomienda el consumo diario de 400 µg diarios de ácido fólico -o vitamina B9- ya desde antes de la concepción y a lo largo del embarazo. Es más; también se aconseja que las mujeres con un elevado riesgo de concebir a un niño con defectos en el tubo neural -por ejemplo, porque haya antecedentes familiares- eleven la dosis diaria de ácido fólico hasta los 5 mg diarios.
Por su parte, y si bien las evidencias sobre la necesidad de vitamina D son menos consistentes que en el caso del ácido fólico, se recomienda que, con objeto de evitar complicaciones, las mujeres tomen 10 g diarios de esta vitamina tanto en el embarazo como durante la lactancia.
Sin embargo, los suplementos ricos en vitaminas no se limitan al ácido fólico y a la vitamina D. Suelen contener más de una veintena de vitaminas -entre otras, vitaminas A, B1, B2, B6, B12, C, D, E y K, además de la D y la B9- y distintos minerales -como iodo, magnesio, hierro, cobre, zinc y selenio-. El problema es que muchos de estos suplementos no resultan precisamente baratos.
Entonces, estos minerales y vitaminas adicionales, ¿suponen algún beneficio para las embarazadas y sus futuros bebés? Pues como indican de forma contundente los autores, «las evidencias disponibles no apoyan el uso de suplementos multivitamínicos en la gran mayoría de embarazos. Para la mayoría de mujeres que están planificando un embarazo o que ya se encuentran en estado de gestación, los complejos multivitamínicos y minerales promocionados para su uso en el embarazo no suelen ser necesarios y, además, resultan innecesariamente caros».
Pero aún hay más; lejos de no aportar ningún beneficio o resultar inocuos, los suplementos pueden incluso llegar a ser perjudiciales. "No hay evidencia de ningún beneficio clínico aparente para la mayoría de mujeres con un buen estado de nutrición. E, incluso, unas dosis elevadas de vitamina A pueden llegar a dañar al feto en desarrollo", apuntan los autores.
¿Publicidad engañosa?
Llegados a este punto, ¿cómo se explica que la toma de estos suplementos esté ‘avalada' por los resultados, ciertamente positivos, alcanzados en los ensayos clínicos?
Pues la explicación es muy simple. En palabras de los autores de la revisión, "una gran parte de la evidencia en la se basa la publicidad de los suplementos multivitamínicos deriva de estudios llevados a cabo en países con bajos ingresos, en los que las mujeres son más susceptibles a padecer una malnutrición o una desnutrición. Además, una buena parte de estas evidencias positivas derivan de estudios observacionales sujetos a un gran sesgo y en los que solo puede establecerse una asociación, no una relación ‘causa y efecto'".
"Las mujeres deben ser conscientes de que los únicos suplementos recomendados para todas las embarazadas son el ácido fólico y la vitamina D", concluyen.