Por The New York Times | Knvul Sheikh and Hannah Seo

Estados Unidos está en medio de otra ola del coronavirus, esta vez gracias a la subvariante BA.5 de ómicron. Los científicos advierten que la nueva subvariante parece ser la versión más transmisible hasta la fecha y está volviendo a infectar a gente que ya había enfrentado variantes anteriores una o dos veces, en algunas ocasiones hasta con unas semanas de diferencia.

El pequeño porcentaje de la gente que evitó la COVID-19 durante dos años y medio también se está enterando de que la BA.5 tiene mecanismos para superar sus defensas. Incluso el presidente Joe Biden, quien había logrado sortear una infección, dio positivo el jueves. Como muchos estadounidenses, Biden y sus asesores habían bajado la guardia, pues se flexibilizaron las precauciones contra la COVID-19 que se habían empleado en la Casa Blanca.

Todo el mundo quiere regresar a la normalidad, aunque las encuestas muestran que pocos estadounidenses están seguros de cómo debería ser la vida con COVID-19. Es poco probable que la mayoría de las ciudades vuelva a la obligatoriedad del uso de las mascarillas u otras medidas de protección que fueron utilizadas en los primeros días de la pandemia o incluso en la ola original de la ómicron.

“Hemos tenido un giro en nuestro punto de referencia”, comentó Michael Osterholm, investigador especializado en salud pública y director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. Las hospitalizaciones casi se han duplicado desde mayo y mueren más de 400 estadounidenses al día, pero estas cifras son significativamente menores que las del pico en la ola invernal de ómicron.

“Al principio de la pandemia, nunca habríamos aceptado esas cifras”, opinó Osterholm.

También existe la posibilidad de desarrollar síntomas de COVID-19 persistente, un fenómeno que los investigadores todavía están intentando entender bien. No obstante, los expertos están ponderando sobre esas inquietudes.

“Podemos vivir nuestras vidas sabiendo muy bien que existe este riesgo”, opinó Dien Ho, un bioético de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Salud de Massachusetts.

La cuestión es la siguiente: ¿cuáles medidas de salud pública debe priorizar la nación? ¿Y qué se puede hacer a nivel individual para reducir el riesgo de exposición, detener el ciclo implacable de las nuevas variantes y minimizar la alteración de la vida diaria? A continuación, cinco medidas a tomar, si es que no las has tomado ya.

1. Obtén el máximo de vacunas y refuerzos.

Si no has recibido tu dosis de refuerzo —o ninguna vacuna—, los expertos aseguran que la ola actual es una buena razón para programar una cita ahora. Las vacunas brindan una excelente protección contra una enfermedad grave y los refuerzos pueden amplificar esos beneficios. Sin embargo, menos de la mitad de los estadounidenses ha recibido dosis de refuerzo y menos de una tercera parte de los adultos que cumplen los requisitos para su segunda dosis de refuerzo (o cuarta vacuna) la han recibido: personas inmunocomprometidas o mayores de 50 años.

El término “completamente vacunado” que usaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) para describir las primeras dos dosis de las vacunas a inicios de la pandemia no ha ayudado. Aunque desde entonces la agencia ha cambiado para decirle a la gente que debería “ponerse al día” con todos sus refuerzos, por desgracia ha permanecido el primer uso del término “completamente vacunado”.

“Mucha gente dice: ‘Me puse mis dos vacunas y eso es todo’”, comentó Osterholm. 2. Encuentra los nuevos indicadores sobre la COVID-19 en tu comunidad.

Debes poner atención a las estadísticas de la COVID-19 para conocer tu propio riesgo y decidir cuándo añadir más niveles de protección. Durante una buena parte de la pandemia, el mapa de colores de la CDC para conocer el riesgo a nivel comunitario fue un buen indicador de las tasas de casos y transmisión. Sin embargo, hace poco la agencia cambió la manera de calcular estos niveles de riesgo al poner más énfasis en las tasas locales de hospitalizaciones.

La cantidad de casos ya no coincide mucho con las hospitalizaciones debido a una mezcla de inmunidad natural o a causa de las vacunas, la disponibilidad de pruebas caseras y tratamientos y la poca claridad en el monitoreo en tiempo real del virus. En cambio, los expertos recomiendan utilizar otros medios para que estés informado sobre los riesgos de la COVID-19 en tu comunidad: ver las noticias locales y revisar las redes sociales.

Habla con tus familiares y amigos, así como con otros miembros de tu comunidad, para saber si han tenido COVID-19 hace poco o si saben de alguien que tenga o haya tenido COVID-19 hace poco, comentó Ajay Sethi, investigador especializado en salud pública de la Universidad de Wisconsin-Madison. Debido a que es más probable que interactúes con gente de tu comunidad, podrías tener una mejor idea de la incidencia en esta y cuáles podrían ser tus propios riesgos de enfermarte. 3. Utiliza la mascarilla y no solo en interiores.

Utiliza mascarillas de buena calidad en lugares públicos donde necesites protegerte, ya sea que te hayas infectado de la COVID-19 o no. Cada infección todavía podría conllevar el riesgo de desarrollo de síntomas debilitantes de COVID-19 persistente, comentó Caitlin Rivers, investigadora especializada en salud pública del Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria.

“Para mí, el razonamiento no ha cambiado demasiado”, comentó Rivers. “Sigo usando mascarilla siempre que esté en espacios interiores e intento trasladar la mayor cantidad de actividades posible a los exteriores”.

Otros expertos coinciden en que, si no quieres usar mascarilla, el aire de los espacios exteriores es considerablemente más seguro que el de los espacios interiores. Sin embargo, incluso en exteriores, mientras más cerca esté la gente, mayor es el riesgo de contagiarse del virus. 4. Ten pruebas rápidas a la mano… y úsalas.

Las pruebas rápidas son una herramienta efectiva para combatir la propagación de la COVID-19 si las usas con regularidad. Si tan solo te las haces después de haber tenido una exposición potencial, entonces lo estás haciendo mal, opinó Sethi. Mejor, marca los eventos sociales haciéndote pruebas antes y de tres a cinco días después de reuniones grandes para protegerte mejor a ti y a la gente con la que te reúnas, mencionó Sethi.

Ten una reserva de pruebas rápidas en casa, en especial si no tienes acceso a un sitio público de pruebas o a pruebas en tu lugar de trabajo, comentó Alyssa Bilinski, experta en políticas sanitarias de la Universidad de Brown. Todas las casas le pueden pedir al gobierno tres rondas de pruebas gratuitas, o 16 pruebas en total. La gente con seguro también puede pedir el reembolso de ocho pruebas gratuitas al mes. 5. Si estás de viaje, busca cómo obtener tratamiento.

Antes de partir, prepárate para la posibilidad de infectarte durante un viaje.

“Es buena idea viajar con una lista impresa de todos tus medicamentos actuales, tu historial médico y de vacunación y la información de tu contacto médico personal en caso de que necesites buscar atención médica mientras viajes”, comentó Annie Luetkemeyer, profesora de enfermedades infecciosas en la Universidad de California, campus San Francisco.

Deja bastante holgada tu tarjeta de crédito y lee a detalle tus políticas de seguro de salud y de viaje para saber cuáles gastos cubrirán si debes prolongar tu viaje debido a la COVID-19. Asimismo, investiga un poco sobre las clínicas y las farmacias que se encuentran en tu destino.

Aunque no puedas recibir Paxlovid, un tratamiento antiviral para la COVID-19, de manera preventiva sin un diagnóstico, puedes usar el localizador Test to Treat en Estados Unidos para encontrar lugares donde están disponibles las pruebas y un tratamiento inmediato. Los farmaceutas también pueden recetar Paxlovid directamente a los pacientes que den positivo, pero que no puedan ver a un médico, señaló Kuldip Patel, subdirector sénior de farmacia en el Hospital de la Universidad de Duke en Carolina del Norte.

Sin embargo, fuera de Estados Unidos, la disponibilidad de un tratamiento dependerá de donde estés. Tanto el Paxlovid como otro antiviral llamado molnupiravir están en la lista de fármacos recomendados por la Organización Mundial de la Salud para tratar la COVID-19 y están aprobados para usarse en varios países. Gente usa mascarillas en Fort Greene Park en Nueva York, el 28 de abril de 2021. (Michelle V. Agins/The New York Times) Un profesional de la salud administra una vacuna contra la COVID-19 en Washington, el 4 de febrero de 2021. (Kenny Holston/The New York Times)