Por The New York Times | Cindy Kuzma
A lo largo de cientos de años de evolución, el hombro humano ha pasado por cambios para ser más versátil, por ejemplo, permitiendo que nuestros brazos se alcen sobre nuestra cabeza, alcancen nuestra espalda y giren en círculo. Pero el hombro también se volvió mucho más susceptible a las lesiones.
Se calcula que 1 de cada 4 personas sufre dolor de hombro en un momento dado. Para algunos, un dolor solo interfiere ligeramente con su juego de golf; sin embargo, otras personas incluso pueden tener dificultades para vestirse por la mañana.
“La otra molestia importante de la que se queja mucho la gente es el dolor de hombros durante la noche”, comentó Drew Lansdown, profesor adjunto del Departamento de Cirugía Ortopédica en la Universidad de California, campus San Francisco. “No te deja dormir porque no logras encontrar una postura cómoda, no te puedes acostar de ese lado, tampoco te puedes acostar del otro”.
Aunque algunas lesiones se producen de forma repentina y con traumatismos, en general los daños suelen producirse con el tiempo. La articulación esférica del hombro está fijada por los cuatro músculos y tendones del manguito rotador, que pueden irritarse, desgarrarse o estirarse en exceso.
A menudo, se tiene más de un problema a la vez, y tal vez no sepamos bien cuál es la causa del dolor, explica Lori Michener, fisioterapeuta e investigadora de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles.
Los deportistas que levantan con frecuencia los brazos por encima de la cabeza —como los lanzadores de béisbol, los nadadores y los tenistas— corren mayores riesgos de lastimarse los hombros, al igual que los trabajadores que tienen que levantar cargas pesadas o mantener posiciones incómodas de los brazos, como los camioneros y los dentistas.
Afortunadamente, se pueden tomar medidas para proteger el hombro, como fortalecerlo, estirarlo y aumentar poco a poco las actividades por encima de la cabeza.
Los músculos fuertes estabilizan
Según Behnam Liaghat, especialista en fisioterapia deportiva y profesor adjunto de la Universidad del Sur de Dinamarca, el fortalecimiento de los músculos que rodean el hombro aumenta la resistencia de este, evitando dolores y lesiones. Debes trabajar tanto los grandes músculos de la parte superior de la espalda y el pecho como los músculos estabilizadores más pequeños que rodean el hombro y la escápula, la plataforma sobre la que descansa la articulación del hombro.
Se ha demostrado que los programas de ejercicios, como un grupo clásico llamado los 10 ejercicios para lanzadores, pensados para reforzar la articulación en atletas de alto riesgo que hacen muchos movimientos por encima de la cabeza, reducen el riesgo de lesiones de hombro hasta la mitad si se hacen de dos a tres veces por semana.
Según Ioonna Félix, fisioterapeuta y propietaria de Optimal Performance, con sede en la ciudad de Nueva York, un programa de este tipo debería formar parte del entrenamiento habitual, incluso para quienes practican movimientos por encima de la cabeza con fines recreativos.
Si no sueles hacer este tipo de movimientos con demasiada frecuencia, algunos ejercicios clave pueden ayudarte a mantener los hombros sanos, señaló. Los tres que recomienda son el remo escapular y las extensiones de hombro con banda, así como la retracción escapular, un movimiento sencillo que fortalece los músculos estabilizadores. Para este último, acuéstate boca abajo, con los brazos a los lados y las palmas de las manos mirando al suelo. Jala los omóplatos hacia atrás y hacia abajo mientras levantas los brazos hasta la altura de las caderas; mantén la posición un par de segundos y suelta poco a poco.
Primero prueba tu movilidad
Antes de intentar realizar un movimiento deportivo o de levantamiento de pesas por encima de la cabeza —o como un indicador general del funcionamiento de tu hombro— realiza una prueba sencilla de movilidad del hombro que consta de tres partes, explicó Michener.
Primero, colócate frente a una pared —que tus dedos de los pies la toquen— y ve si puedes levantar un brazo a la vez por encima de tu cabeza para tocar la pared frente a ti, con la palma de la mano plana. A continuación, baja la mano hasta tocarte la nuca, manteniendo el codo estirado hacia un lado. En tercer lugar, vuelve a bajar el brazo a tu costado y, luego, estira el brazo por detrás de tu espalda para tocar el omóplato opuesto con el dorso de tu mano. Repite la operación con la otra mano.
Si tienes problemas para realizar estos movimientos o alcanzar las posiciones finales, es posible que necesites más movilidad, dijo Michener. Avanza poco a poco
Incluso si eres aplicado con los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, de todos modos podrías provocarte un dolor o hacerte daño si te precipitas a iniciar una nueva actividad que requiera esfuerzo en el hombro —o si la retomas— demasiado rápido. Algunas personas piensan: “Ay, yo jugaba en la preparatoria; puedo tomar una pelota y lanzar como antes”, explicó Lansdown. Los músculos y los tendones necesitan tiempo para desarrollar la fuerza y el control específicos que requiere cualquier movimiento que suponga un esfuerzo para el hombro.
Travis Pollen, profesor adjunto de Ciencias del Ejercicio en la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia y exnadador paralímpico de pruebas, explica que para saber qué tanto se están forzando los hombros, hay que tener en cuenta lo que los científicos denominan la relación entre la carga de trabajo aguda y crónica.
Calcula tu promedio semanal de una actividad determinada —por ejemplo, vueltas en la piscina u horas de tenis— que hayas registrado en las últimas cuatro semanas. Esa es tu carga de trabajo crónica. Divídelo por lo que estás haciendo esta semana, es decir, la carga de trabajo aguda. Algunas estimaciones sugieren que cuando esta cifra es superior a 1,5 —lo que significa que has hecho un 50 por ciento más esta semana en comparación con tu promedio del mes anterior—, tus probabilidades de lesionarte aumentan al poco tiempo.
Descanso y reequilibrio para lesiones menores
A menudo, la inflamación o irritación leve de la articulación del hombro se resuelve en pocos días. El hielo y los antiinflamatorios son de gran ayuda, afirmó Lansdown.
Una vez que el dolor disminuye, considera si tus rutinas podrían beneficiarse de reequilibrar la tensión en la parte delantera y trasera de los hombros, aconsejó Pollen. Por ejemplo, si eres un escalador que siempre está subiéndose a una pared —o un yogui que siempre está empujándose contra el suelo— intenta hacer algunos movimientos en la dirección opuesta (por ejemplo, añadiendo flexiones para los escaladores o remos para los yoguis).
Considera la fisioterapia
Si el dolor persiste —o si va acompañado de debilidad, chasquidos o sensación de que la articulación se desplaza o resbala—, acude a un profesional médico, recomendó Lansdown. Algunas lesiones no hacen más que empeorar, y cuanto antes se busque tratamiento, más sencillo y satisfactorio será.
A las personas que sufren desgarros repentinos o que desean volver a practicar deportes más intensos quizá les convenga una intervención quirúrgica, pero las investigaciones han encontrado que tres cuartas partes de las personas que optaron por no reparar desgarros completos del manguito rotador seguían estando bien al cabo de dos a cinco años.
Por supuesto, si se puede evitar una lesión desde el inicio, qué mejor, y eso significa prestar más atención a esta articulación compleja y vulnerable. “Lo ideal es tener un hombro fuerte y no someterlo a demasiada tensión o carga”, afirmó Liaghat. Vanessa Liu, entrenadora y nutricionista en línea, emplea bandas de ejercicios para fortalecer los músculos que rodean sus hombros, en San Francisco, el 2 de abril de 2022. (Cayce Clifford/The New York Times). Gerard Burley, entrenador, utiliza bandas elásticas para estirar el hombro, en Washington D. C., el 30 de marzo de 2022. (Jared Soares/The New York Times).