El cierre de las escuelas durante la primera ola de coronavirus condujo a un masivo deterioro de la salud mental de los jóvenes, según concluyó un estudio publicado por economistas de la Universidad de Konstanz, en cooperación con el Hospital Universitario Hamburgo-Eppendorf (UKE).
El equipo investigó explícitamente el efecto del cierre de las escuelas sobre la salud mental de jóvenes de entre 11 y 17 años. Para el estudio se entrevistó a más de 1.000 adolescentes.
Según la investigadora Christina Felfe, los chicos de entre 11 y 17 años resultaron durante la primera ola de coronavirus, en promedio, tan mal como el 15% al que peor le iba antes de la pandemia.
Según el estudio, los varones se vieron más afectados que las mujeres y los chicos de entre 11 y 14 años sufrieron más el cierre de escuelas que los que tenían entre 15 y 17 años. Además, a los chicos que no tenían demasiado espacio en sus casas también padecieron más la clausura de los establecimientos educativos.
“Nuestro objetivo era investigar qué ha hecho el cierre de escuelas en una etapa tan sensible de la vida humana”, dijo Felfe. A esta edad, dijo, los vínculos sociales, así como el contacto con profesores, compañeros de clase y otras personas, son cruciales para un desarrollo saludable.
Ulrike Ravens-Siebere, de la UKE, añadió: “Ahora debemos garantizar el refuerzo de las escuelas y apoyarlas para que los niños y jóvenes sean más resilientes ante futuras crisis”.
Para el estudio, el equipo utilizó datos del estudio Copsy (Corona y Psique) de la UKE, entre otros. Ese estudio examinó la salud mental y la calidad de vida de niños y adolescentes durante la pandemia.
El grupo de investigación situó estos datos en el contexto del cierre de escuelas en los 16 estados federados. Dado que las estrategias de los estados federados diferían en cuanto al cierre de escuelas, el estudio pudo, entre otras cosas, arrojar luz sobre los efectos de la diferente duración de los cierres.
Según el estudio, la calidad de vida de los jóvenes disminuía con cada semana adicional de cierre de las escuelas, mientras que al mismo tiempo aumentaba el estrés psicológico.
En cuanto al contenido, los investigadores usaron información sobre las tensiones de los jóvenes evaluando las llamadas al servicio de asistencia “Nummer gegen Kummer” (número contra la tristeza). Según esta, los jóvenes tuvieron que lidiar sobre todo con problemas familiares durante el cierre de las escuelas.
DPA