Por The New York Times | Julie Weed
Rick Rhoads, de 80 años, estuvo “entrenando como loco” la primavera pasada, caminaba 9,6 kilómetros diarios (en “todo tipo de colinas”) a fin de estar listo para sus vacaciones de verano. Rhoads, de Orcas Island, Washington, y Lucy Erent, su nieta de 15 años, que vive en Praga, planeaban recorrer en ocho días 136 kilómetros del sendero West Highland Way en Escocia.
La ruta, que pasa por tierras de cultivo y bosques y se extiende a lo largo de Loch Lomond adentrándose en las Tierras Altas escocesas, atraviesa terrenos muy variados, como cuestas empinadas y senderos rocosos. Un organizador del viaje se encargó de gestionar el alojamiento y transportar el equipaje durante esos días.
Rhoads no se sentía intimidado por la distancia ni por la diferencia de edad. Dijo que anhelaba continuar las conversaciones que ambos han mantenido en videollamadas, sobre temas tan diversos como el teatro, el cosplay, las pandemias y la dinámica familiar. “Dejaré que sea ella la que hable cuando vayamos cuesta arriba”, bromeó.
Cuando por fin emprendieron el viaje, a principios de julio, hubo algunos contratiempos: la caminata fue más demandante de lo esperado y una de las botas de Rhoads empezó a romperse hacia el final, pero nada que no se pudiera arreglar con cinta adhesiva. Rhoads comentó que, en general, la aventura fue un reto, pero estaba ansioso por hacer otra ruta, que, tal vez, “pasara por cafeterías”.
Puede que los 60 no sean los nuevos 40, pero es evidente que muchos adultos mayores están disfrutando de “periodos de salud” (es decir, el tiempo que se mantienen activos, en forma y saludables) más largos. Este cambio está añadiendo una nueva dimensión a las vacaciones tradicionales entre abuelos y nietos: la aventura. Piensa en viajes en bicicleta en lugar de cruceros, excursiones por la naturaleza en lugar de viajes en autobús.
Según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida saludable, definida como “el número promedio de años en que una persona puede esperar vivir con plena salud” sin enfermedades o lesiones incapacitantes, aumentó en todo el mundo de 58,3 años en el año 2000 a 63,7 en 2019. En Estados Unidos, el 40 por ciento de las personas de 65 años o más entrevistadas el año pasado en un estudio de la Outdoor Foundation afirmaron realizar actividades al aire libre como senderismo o ciclismo. Los adultos mayores también tienen ahora más posibilidades de permitirse unas vacaciones: los estadounidenses de 55 años o más controlan casi el 70 por ciento de la riqueza de los hogares estadounidenses, comparado con el 50 por ciento en 1989.
Las agencias de viaje están tomando nota. Craft Travel, un planificador de viajes de lujo que gestiona alrededor de 150 itinerarios al año, ha registrado un gran aumento de los viajes de abuelos con nietos en los últimos cinco años, según Julia Carter, su fundadora, quien añade que “la tendencia ha sido, sin duda, hacia experiencias de mayor aventura”: safaris africanos, excursiones por la Patagonia y viajes a la Antártida.
Las empresas turísticas y los proveedores de actividades, que por lo general no imponen límites de edad en sus ofertas (aunque algunos sí tienen requisitos de edad mínima), están haciendo adaptaciones para el nuevo grupo demográfico. Estos son algunos ejemplos:
— The Jean-Michel Cousteau Resort en Savusavu, Fiji, que ofrece salidas para esnorkelear y bucear, ha conseguido que nietos con abuelos de hasta 84 años aprendan a bucear juntos. Además de las medidas de seguridad estándar, el complejo pone a disposición de los huéspedes un médico para certificar la salud de los buceadores mayores de 70 años.
— Road Scholar, una agencia de viajes que se fundó para dar servicio a adultos mayores, tiene un catálogo en internet dedicado a viajes entre abuelos y nietos, en el que explica a detalle las expectativas físicas de sus viajes para que los participantes puedan decidir si pueden con ellas. Por ejemplo, la descripción de su viaje de rafting por el río Lower Salmon, en Idaho, informa a los viajeros que tendrán que “cargar mochilas para acampar por un terreno irregular. Las temperaturas suelen superar los 32 grados Celsius”.
— Backroads, que ofrece recorridos en bicicleta para varias generaciones, así como viajes de senderismo, buceo y kayak, envía consejos de entrenamiento antes de la salida. Al igual que muchos organizadores de viajes en bicicletas, Backroads pone bicicletas eléctricas a disposición de los participantes , cuya edad mínima de uso suele rondar la adolescencia. Algunos abuelos utilizan las bicicletas eléctricas para seguirles el paso a sus nietos, pero dependiendo de la forma física de cada uno, puede que la generación más joven sea la que las utilice, explica Liz Einbinder, vocera de Backroads.
Algunos adultos mayores se están embarcando en actividades más extremas. Nick Steers, director ejecutivo de Great Canadian Bungee, que recibe a más de 10.000 personas al año en Chelsea, Quebec, para practicar salto en bungee, así como tirolesa y rafting, afirma que casi el 5 por ciento de sus participantes tienen 60 años o más, incluidos algunos abuelos que acuden con sus familias. Ron Jones, fundador de Bungee America, a las afueras de Los Ángeles, dijo que en julio un joven de 15 años había saltado con sus abuelos.
Los abuelos activos dan algunos consejos a otros que estén considerando unas vacaciones de aventura con sus nietos.
“La preparación para cualquier viaje es fundamental”, recomendó Joe Bassett, de 60 años, quien dirige la empresa de aventuras guiadas en la naturaleza Valiant Outfitters. Suele llevar a sus nietos, el mayor de los cuales tiene 7 años, de excursión y a pasar la noche. Recomienda que, para acampar, los abuelos pueden recorrer el sendero con antelación a fin de asegurarse de que conocen sus límites. “Una ruta ideal sería un circuito que no esté a más de un par de kilómetros del estacionamiento”, explicó. Bassett aconseja no cocinar. “No se compliquen, coman alimentos conocidos”.
Harriet Vogel, de 84 años, de Palm City, Florida, también tiene algunos consejos: elijan actividades que todos disfruten y luego “tengan esperanzas más que expectativas y solo dejen que el viaje se desarrolle”, comentó. Cuando tenía 79 años, celebró la graduación universitaria de su nieto Matthew esnorkeleando, surfeando con remo y con recorridos en bicicleta con él en la nación caribeña de San Cristóbal y Nieves, ambos disfrutaban realizar todas esas actividades. El año pasado, le tocó su turno a su nieta Jessie y se fueron juntas a caminar y a practicar senderismo a Suiza, en un viaje organizado por Backroads. Para el otoño, Vogel tiene planes de viajar con otro nieto. El tiempo juntos “nos acerca más”, comentó.
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