La crisis de opioides continúa en EE. UU., y muchos niños pequeños sufren sobredosis accidentales con fármacos narcóticos. Pero un nuevo estudio sugiere que unos mejores envases podrían controlar el problema.

En los niños menores de 6 años, unos envases de monodosis provocaron una reducción del 79 por ciento en la cantidad de exposiciones accidentales a un narcótico llamado buprenorfina. El medicamento se administra solo o con el fármaco naloxona para ayudar a las personas que abusan de las sustancias a vencer su adicción.

"Las exposiciones farmacéuticas accidentales en los niños son un problema que continúa produciéndose, y representa más o menos la mitad de las llamadas a los centros de intoxicaciones", comentó el autor del estudio, el Dr. George Sam Wang, médico de emergencias pediátricas en el Hospital Pediátrico de Colorado, y toxicólogo médico en el Centro de Venenos y Sustancias de Rocky Mountain de Denver Health.

Pero cambiar a envases de blísteres individuales ha tenido un impacto en la prevención de que los niños accedan a los fármacos, aseguró Wang.

"Hemos observado una reducción en la cantidad de niños que ingieren accidentalmente estos medicamentos, incluso a medida que el uso de los medicamentos ha aumentado en los adultos", explicó Wang, según publica HealthDay.

Entre 2000 y 2015, los centros de control de intoxicaciones recibieron más de 100,000 llamadas por exposiciones a opioides en niños de hasta 5 años de edad. En ese periodo, hubo 68 muertes, según la información de respaldo del informe.

En el nuevo estudio, los investigadores buscaron las ingestas accidentales de productos combinados de buprenorfina-naloxona basándose en las llamadas a los centros de intoxicaciones. Observaron tres periodos: antes de la introducción de envases de monodosis, durante el periodo en que las compañías farmacéuticas estaban pasando a los envases de monodosis, y después de que los envases de monodosis estuvieron ampliamente disponibles.

Ahora, más de un 80 por ciento de los productos de buprenorfina-naloxona se distribuyen en envases de monodosis. Wang dijo que los envases sin duda son un disuasorio para los niños, e incluso para los adultos abrirlos resulta un poco difícil.

Los hallazgos mostraron que antes de los envases de monodosis, por cada 100,000 recetas de buprenorfina-naloxona emitidas, unos 21 niños menores de 6 años de edad se exponían accidentalmente al fármaco. Durante el periodo de transición, la cantidad se redujo a más o menos 9 niños por cada 100,000 recetas. Después de que los envases de monodosis se hicieron comunes, apenas 4 niños se expusieron de forma accidental por cada 100,000 recetas.

Los investigadores también anotaron que un estudio anterior encontró una reducción de dos tercios en la cantidad de visitas pediátricas a emergencias debido a ingestas accidentales de buprenorfina-naloxona tras la introducción de los envases de monodosis.

El Dr. Peter Richel, jefe de pediatría en el Centro Hospitalario de Northern Westchester en Mount Kisco, Nueva York, afirmó que los envases de monodosis son una buena idea.

"Quizá cueste más, pero cualquier método que reduzca la ingesta accidental de cualquier fármaco en los niños es imperativo. Un envase de monodosis ofrece una barrera física efectiva", dijo Richel.

Ambos expertos creen que los envases de monodosis se deberían utilizar más ampliamente para otros medicamentos, con la finalidad de proteger a los niños.

Wang comentó que "creo que los envases resistentes a los niños datan de los 70, y se debería considerar envasar monodosis en paquetes de blísteres para los medicamentos con un riesgo alto".

Pero ambos expertos también recalcaron que los envases resistentes no son un sustituto de la vigilancia de los padres.

"Los padres deben ser conscientes del riesgo de tener algunos de estos medicamentos en y cerca de la casa", enfatizó Wang. "Mantener los medicamentos en un lugar alto fuera del alcance es igual, si no más importante, que la seguridad del envase".

Richel concurrió en que los medicamentos deben estar fuera del alcance. También sugirió utilizar gabinetes con cierres de seguridad para que los niños no puedan abrirlos. Añadió que cualquier cosa que plantee un riesgo significativo para los pequeños curiosos (como los medicamentos o drogas, o los productos de limpieza del hogar) debe estar realmente fuera de su alcance, idealmente a una altura de al menos 6 pies (unos 2 metros).

El estudio aparece en la edición en línea del 3 de mayo de la revista Pediatrics.