Beber solo quizá tenga consecuencias de por vida, sobre todo si el hábito comienza temprano en la vida, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores encontraron que beber en solitario durante la adolescencia y la adultez temprana aumenta en gran medida el riesgo de trastorno por uso de alcohol más adelante, y que el riesgo de las mujeres es particularmente preocupante.
El abuso del alcohol provoca más de 3 millones de muertes al año en todo el mundo.
"La mayoría de los jóvenes que beben lo hacen con otras personas en ambientes sociales, pero una minoría sustancial de los jóvenes beben solos", señaló la autora del estudio, Kasey Creswell, una profesora asociada de psicología de la Universidad de Carnegie Mellon, en Pittsburgh, que ya ha estudiado antes el consumo de alcohol en solitario.
"El consumo de alcohol en solitario es un factor de riesgo único y robusto de un trastorno por uso de alcohol en el futuro", destacó la investigadora en declaraciones recogidas por HealthDay News.
Incluso tras tomar en cuenta los factores de riesgo bien conocidos, como los atracones de bebida, la frecuencia del uso de alcohol, el estatus económico y el sexo, Creswell aseguró que los investigadores observan una "fuerte señal de que beber solo en la juventud predice problemas con el alcohol en la adultez".
El estudio, que se publicó en la edición del 12 de julio de la revista Drug and Alcohol Dependence, se basó en encuestas a unos 4,500 jóvenes de 18 años a quienes se preguntó sobre sus hábitos de consumo de alcohol. Se les dio seguimiento hasta los 35 años, y proveyeron información sobre su uso de alcohol y síntomas de trastorno por el uso de alcohol hasta la adultez.
Con frecuencia, los médicos evalúan unos niveles riesgosos de consumo de alcohol en los adolescentes, comentó Creswell, y anotó que las preguntas en general se enfocan en la frecuencia y la cantidad. Advirtió que, con frecuencia, el contexto social del consumo de alcohol, en particular de beber solo, es un indicador de abuso en el futuro que se pasa por alto.
En comparación con los participantes que solo bebían en ambientes sociales, las probabilidades de desarrollar un trastorno por el uso de alcohol fueron un 35 por ciento más altas entre los adolescentes que bebían solos, y un 65 por ciento más altas entre los adultos jóvenes que bebían solos, encontró el estudio.
Alrededor de una cuarta parte de los adolescentes y un 40 por ciento de los adultos jóvenes reportaron que bebían solos.
Los investigadores concluyeron que unas intervenciones dirigidas podrían ser útiles para educar a los jóvenes, en particular a las mujeres jóvenes, sobre los riesgos de un uso malsano de sustancias.
"Con los aumentos concurrentes en la depresión y la ansiedad relacionados con la pandemia, es muy posible que veamos un aumento en los problemas con el alcohol entre los jóvenes del país", advirtió Creswell.