Un escolar japonés atravesó una dolorosa y sin duda inolvidable vivencia por causa de su extremo “interés científico”.
Según consigna Daily Mail, el protagonista de la historia es un chico de 11 años quien se colocó dos pequeños —aunque poderosos— imanes a los lados de su pene. Ambos objetos se atrajeron con gran fuerza y aplastaron en medio las partes íntimas del menor.
Interrogado por las razones de semejante comportamiento, el niño respondió que había obrado “por curiosidad”.
Tras soportar el dolor durante dos horas, el joven contó lo que sucedía y fue trasladado al Centro Médico de la Universidad de Toho, en Tokio. Allí los médicos sedaron al dolorido estudiante y luego procedieron a retirar los imanes “tirando con fuerza en direcciones opuestas.
Al quitar los discos magnéticos, los médicos constataron que el paciente presentaba una “herida por aplastamiento”, la que trataron con un ungüento. Posteriormente, y al no producirse complicaciones, lo mandaron a casa ese mismo día.
Al día siguiente se le realizó un control en policlínico y se comprobó que orinaba con normalidad y no presentaba problema alguno, por lo que se firmó su alta médica.
En un reporte publicado en la revista especializada Clinical Case Reports, los médicos nipones señalaron que, a pesar de que el caso referido tuvo un “final feliz”, incidentes de esa clase pueden causar daños severos en la uretra.
También detallaron que los imanes que usó el niño eran de neodimio, unos de los más poderosos del mundo. Por su gran capacidad de atracción con poca superficie, se utilizan en discos duros, celulares y juguetes.
Los autores del informe señalaron que los casos de imanes alojados en el ano o el tracto urinario son cada vez más comunes. En cuanto al neodimio, detallaron que es un material que puede resquebrajarse y astillarse por causa de los jugos gástricos, lo que añade un riesgo adicional.
Sin embargo, subrayan que el peor escenario se produce cuando la persona ingiere o se introduce más de un imán. En tales caos, las piezas pueden atraerse entre sí dentro del cuerpo y causar obstrucciones intestinales o de vías circulatorias.