En Badaling, una de las partes de la Gran Muralla más cercanas a Pekín, miles de personas paseaban por esta joya de la China imperial sin guardar ningún tipo de distancia entre ellos, aunque la mascarilla sigue siendo obligatoria.
A algunos les costó tres horas recorrer los 60 kilómetros que separan este lugar turístico del centro de Pekín. Los transportes públicos registraron una afluencia similar a la de 2019, antes de que irrumpiera la pandemia.
Las autoridades permiten un 75% de los turistas habituales, para que no haya demasiada gente concentrada en el lugar, y han prolongado los horarios de apertura. Los visitantes tenían que reservar además su billete con anticipación.
Estas estampas de normalidad en China, donde aparecieron los primeros casos de covid-19 a finales de 2019, contrastan con las cuarentenas, los contagios por millares y los hospitales saturados de otros lugares del mundo, por ejemplo India.
En total, las autoridades chinas estiman que se realizarán unos 265 millones de desplazamientos este fin de semana, es decir, el doble que el año pasado y una cifra similar a la de 2019.
Sin embargo, los viajes son nacionales y los chinos no pueden por ahora desplazarse al extranjero debido a la pandemia.
En las carreteras, el ministerio de Transportes dijo que esperaba un récord, con 60 millones de vehículos circulando este 1 de mayo.
Con información de AFP
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