Se cree que la esquizofrenia, un trastorno psiquiátrico que aparece en la edad adulta, se desencadena por una combinación de factores ambientales y genéticos, pero aún no se conoce con exactitud su causa. Hoy, un estudio relaciona esta enfermedad con mutaciones en el útero.

La investigación, publicada este jueves en la revista Cell Genomics, ha encontrado una correlación entre la esquizofrenia y las variantes somáticas del número de copias, un tipo de mutación que se produce en una fase temprana del desarrollo, pero después de que el feto haya heredado el material genético.

Este estudio es uno de los primeros en describir rigurosamente la relación entre las mutaciones genéticas somáticas —no heredadas— y el riesgo de esquizofrenia.

“Pensábamos que la genética era el estudio de la herencia, pero ahora sabemos que los mecanismos genéticos van mucho más allá. Estamos analizando mutaciones que no se heredan de los padres”, explicó el autor principal Chris Walsh, investigador del Instituto Médico Howard Hughes y jefe de genética y genómica del Hospital Infantil de Boston.

Los investigadores analizaron los datos de genotipos y marcadores de más de 20.000 muestras de sangre de personas con o sin esquizofrenia del Consorcio de Genómica Psiquiátrica.

De ahí, identificaron dos genes —NRXN1 y ABCB11— que se correlacionaban con casos de esquizofrenia cuando se alteraban en el útero.

El NRXN1, un gen que ayuda a transmitir señales por todo el cerebro, ya se había relacionado antes con la esquizofrenia pero este es el primer estudio que asocia la enfermedad con mutaciones somáticas, no hereditarias, del NRXN1.

Mutaciones somáticas

A diferencia de las mutaciones hereditarias, que están presentes en todas las células del organismo, las mutaciones somáticas solo están presentes en una fracción de células en función de cuándo y dónde se haya producido la mutación.

Si una mutación se produce en una fase temprana del desarrollo, es de esperar que la variante esté presente en todo el organismo en forma de mosaico.

Basándose en este principio, los investigadores pueden identificar mutaciones somáticas que se produjeron en una fase temprana del desarrollo y están presentes no solo en el cerebro, sino también en una fracción de células de la sangre.

“Si una mutación se produce después de la fecundación, cuando solo hay dos células, la mutación estará presente en la mitad de las células del cuerpo”, explicó Walsh.

“Si se produce en una de las cuatro primeras células, estará presente en aproximadamente una cuarta parte de las células del cuerpo, y así sucesivamente”, detalló.

Un gen salido de la nada

El segundo gen que identificaron los investigadores, el ABCB11, es más conocido por codificar una proteína hepática.

“Ese nos salió de la nada”, reveló Eduardo Maury, estudiante del programa MD-PhD de Harvard-MIT.

“Ha habido algunos estudios que asocian mutaciones en este gen con la esquizofrenia resistente al tratamiento, pero no ha sido fuertemente implicado en la esquizofrenia per se”.

Cuando el equipo investigó más a fondo, descubrió que ABCB11 también se expresa en subconjuntos muy específicos de neuronas que transportan dopamina desde el tronco encefálico hasta la corteza cerebral.

Se cree que la mayoría de los fármacos para la esquizofrenia actúan sobre estas células para disminuir los niveles de dopamina de un individuo, por lo que esto podría explicar por qué el gen está asociado con la resistencia al tratamiento.

Actualmente, el equipo intenta identificar otras mutaciones adquiridas que podrían estar asociadas a la esquizofrenia.

Dado que el estudio analizó muestras de sangre, será importante examinar mutaciones más específicas del cerebro que podrían haber sido demasiado sutiles o recientes en la vida de un paciente para que este análisis las detectara.

Además, las duplicaciones somáticas podrían ser un factor de riesgo poco investigado asociado a otros trastornos.

“Con este estudio, demostramos que es posible encontrar variantes somáticas en un trastorno psiquiátrico que se desarrolla en la edad adulta. Esto abre interrogantes sobre qué otros trastornos podrían estar regulados por este tipo de mutaciones”, concluyó Maury.

EFE