Las abejas son unos insectos con un elevado nivel de sociabilidad que han aportado grandes beneficios a la humanidad desde el comienzo de los tiempos. Gracias a la miel, la jalea real, y el polen de sus panales, millones de personas lograron alimentarse y sortear el hambre, cuando no el déficit de oligoelementos, como el azúcar.
El entomólogo y paleontólogo estadounidense David Grimaldi, conservador del Museo de Historia Natural de Nueva York, aseguró a EFE, que "la existencia de los humanos depende de los insectos, pese a que estos pequeños animales están totalmente infravalorados".
Grimaldi considera que los insectos han tenido un papel decisivo en el funcionamiento de la Tierra, ya que de ellos depende, entre otras cosas, la polinización de más del ochenta por ciento de las plantas y cosechas de todo el mundo.
"Si las abejas no existieran, la Tierra hubiera sido distinta", señaló el experto, quien destaca, especialmente, la labor las hormigas, principales responsables de la movilidad de la materia orgánica y del mantenimiento del equilibrio ecológico del planeta.
Un apiterapeuta chino de un centro médico tradicional de la provincia de Sichuan muestra un panal de abejas "domesticadas" para ser usadas en el tratamiento de enfermos.
PELIGROSAS Y BENEFICIOSAS.
Las abejas son a la vez beneficiosas y peligrosas para el ser humano. Beneficiosas por su contribución a la polinización de las plantas y por la miel y demás productos que elaboran en sus panales. Y peligrosas porque sus picaduras pueden tener graves consecuencias.
Al menos un cinco por ciento de las personas están expuestas al temido choque anafiláctico en caso de picaduras de este himenóptero si es que tienen la desgracia de ser atacadas por un enjambre, si bien a veces basta el aguijón de un sólo insecto para que las consecuencias sean fatales.
Los conocimientos sobre las reacciones que provocan en el organismo los venenos de las abejas y de las avispas -mucho más peligrosos- han abierto por otro lado la puerta a los alergólogos al conocimiento del diagnóstico molecular en relación con determinadas alergias.
Un beneficio menos conocido por el vulgo es la apiterapia, consistente en la aplicación de los beneficios terapéuticos, tanto de los productos naturales que se fabrican en los panales, como del veneno que contiene el aguijón de las abejas. Esta práctica es muy común en China y Corea, por ejemplo, donde estos tratamientos propios de la medicina ancestral conviven con las terapias convencionales.
Hay testimonios de la Antigüedad según los cuales la apiterapia también era utilizada por otras civilizaciones milenarias, como la egipcia, la mesopotámica o la griega.
En la actualidad la apiterapia se aplica en todo el mundo como una forma de tratamiento alternativa, destacando Estados Unidos donde existe la American Aphiterapy Society, presidida por el doctor Theodore Cherbuliez, médico estadounidense de origen suizo.
Este experto diferencia entre veneno de abeja y apitoxina, que es el producto que se extrae del primero. Cada abeja obrera produce entre 100 y 150 microgramos de veneno mientras que las reinas llegan a generar hasta 500.
Cherbuliez dice que este fenómeno se debe a que las reinas son muy competitivas y, como para cumplir su misión deben terminar con la vida de las que les disputan el reino del panal, procuran siempre tener disponible una mayor cantidad de la sustancia letal.
Por otro lado, los resultados de los análisis efectuados al veneno de las abejas han permitido descubrir en su composición sustancias químicas de elevada capacidad terapéutica, como la melitina, que es un potente bactericida, entre otras propiedades.
También contiene hilauronidasa, que facilita la eliminación de desechos tóxicos en el organismo, y dopamina, un neurotransmisor que aumenta la capacidad motriz.
-- Solo el cinco por ciento de los seres humanos corren el riesgo de sufrir un choque anafiláctico en caso de picadura de abeja. -- La apiterapia forma parte de la cultura médica ancestral china, aunque los egipcios, los mesopotámicos y los griegos también la usaron en la Antigüedad. -- El veneno de estos insectos tiene efectos similares a los de los antibióticos así como propiedades analgésicas, antirreumáticas, antiinflamatorias y anticoagulantes. |
TEORÍA DE MERIDIANOS.
El uso de los productos y del veneno de las abejas para el tratamiento de las enfermedades está sujeto en su aplicación a la teoría de meridianos, propia de la acupuntura.
Los puntos de acupuntura en el cuerpo humano se clasificaron originalmente en la antigua China en catorce grupos distintos. La línea que une los puntos de acupuntura en cada grupo se denomina "meridiano". De estos catorce meridianos, doce son bilaterales (a la derecha y a la izquierda del cuerpo) y los otros dos restantes se encuentran situados en la zona intermedia.
En la China milenaria, los primitivos expertos en la aplicación del veneno de las abejas al cuerpo enfermo se autodenominaban practicantes de la “medicina misteriosa” (por no saber bien cómo funcionaba) o “medicina de Dios” (porque era aplicada preferentemente a emperadores y reyes, quienes hacían creer al pueblo que eran representantes de la divinidad en la Tierra).
Los protocolos de la apiterapia indican que el aguijón del veneno de estos insectos tiene efectos similares a los de los antibióticos así como propiedades analgésicas, antirreumáticas, antiinflamatorias y anticoagulantes. También está indicada para mejorar la circulación sanguínea, prevenir la hipertensión, elevar el nivel de las defensas y reducir las hernias de disco.
Hay apicultores que consiguen ser invadidos por enjambres sin sufrir una sola picadura, que podría ser tan beneficiosa como mortal.
Según Pedro Pérez Gómez, coordinador del Grupo Español- Latinoamericano en el Primer Congreso Alemán de Apiterapia, tanto los productos fabricados por las abejas como su veneno pueden ayudar también a la curación de problemas dermatológicos (eczemas, psoriasis, úlceras tópicas), virales (herpes simple, verrugas) o pulmonares (enfisema, asma).
El procedimiento de la aplicación de la apiterapia es llevado a cabo por un especialista que tiene “domesticadas” a las abejas antes de picar y convertir el veneno en una sustancia “buena” y beneficiosa.
Según los “apiterapeutas”, las abejas son unos insectos que tienen un sexto sentido para localizar el dolor por lo que son depositadas en la superficie corporal afectada donde pinchan su aguijón en el punto más aproximado del dolor, a sabiendas que después de esa picadura ellas morirán.
Fuente: Javier Parra / Efe Reportajes.
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