La mala salud mental y física entre los adultos mayores a veces puede originarse en el abuso infantil, sugiere un estudio canadiense.
El estudio, que se publicó en la edición en línea del 7 de julio de la revista Aging and Health Research, encontró que las personas que sufrieron abuso físico durante la niñez tenían el doble de probabilidades de experimentar ansiedad y depresión en un momento posterior de la vida. También era significativamente más probable que desarrollaran enfermedades físicas como la diabetes, el cáncer, las migrañas, la artritis y la enfermedad cardíaca.
"Lamentablemente, nuestros hallazgos sugieren que la experiencia traumática del abuso físico en la niñez puede influir tanto en la salud física como en la mental muchas décadas más tarde", comentó la autora principal, Anna Buhrmann, asistente de investigación del Instituto del Curso Vital y el Envejecimiento de la Universidad de Toronto. "También subraya la importancia de evaluar las experiencias infantiles adversas en los pacientes de todas las edades, incluso los adultos mayores".
Buhrmann comenzó la investigación en la Universidad de McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá, durante su tesis de grado.
Los datos, de una encuesta de salud comunitaria canadiense, incluían a una muestra de adultos de a partir de 60 años en Columbia Británica. Comparó a poco más de 400 adultos con un historial reportado de abuso físico infantil con casi 4,700 de sus pares que no sufrieron abusos en sus primeros años.
Los vínculos entre el abuso infantil y la mala salud física y mental fueron aparentes incluso después de que Buhrmann y su asesora de tesis, Esme Fuller-Thomson, tomaran en cuenta otras características que definen la vida, como los ingresos, el nivel educativo, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
"Los profesionales de la salud que atienden a adultos mayores deben ser conscientes de que nunca es demasiado tarde para remitir a las personas a consejería", planteó Fuller-Thomson, directora del Instituto del Curso Vital y el Envejecimiento.
"Una intervención promisoria, la terapia cognitivo conductual [TCC], se ha evaluado, y se ha encontrado que es efectiva, para reducir el trastorno por estrés postraumático, y los síntomas de depresión y ansiedad entre los sobrevivientes al abuso infantil", añadió en un comunicado de prensa de la universidad, recogido por HealthDay News.
El estudio no pudo determinar las formas específicas en que experimentar abuso físico en la niñez afecta directamente a la salud en un momento posterior de la vida. Pero otros estudios sugieren que el abuso infantil cambia la biología de la persona, y afecta a la forma en que el cuerpo regula el estrés. Investigaciones futuras buscan averiguar cómo las enfermedades físicas y mentales alteran a estos sistemas.
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