No todos los niños diagnosticados con autismo en la niñez siguen teniendo ese diagnóstico una vez que llegan a la escuela primaria, muestra un estudio reciente.
Si bien algunas investigaciones anteriores han sugerido que esto podría ser cierto, la nueva investigación lo respalda, encontrando que un gran porcentaje, alrededor del 37 por ciento, de estos niños pequeños ya no cumplían con los criterios para la afección a la edad de 6 años.
"Creo que lo que esto muestra es la importancia de seguir haciendo un seguimiento del desarrollo de todos los niños con un diagnóstico joven de TEA [trastorno del espectro autista]", señaló la autora principal del estudio, la Dra. Elizabeth Harstad, pediatra del desarrollo del Hospital Pediátrico de Boston. "No quiero que estos hallazgos impliquen que perder el diagnóstico es el mejor resultado. Los niños pueden tener una variedad de resultados maravillosos, ya sea que tengan o no el diagnóstico".
Harstad quería estudiar los rangos de resultados para los niños después de ver ejemplos de esto en su propia práctica y en otras investigaciones.
El hecho de que más de un tercio de los niños con un diagnóstico temprano de autismo no cumplan con ese criterio no significa que los niños tengan un funcionamiento normal. Algunos niños podrían tener dificultades continuas con el lenguaje o la comunicación, trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o puntuaciones de CI más bajas, dijo Harstad en declaraciones recogidas por HealthDay News.
El estudio también encontró que los niños con niveles más bajos de habilidades adaptativas para actividades cotidianas como la comunicación, la toma de decisiones y el autocuidado tenían más probabilidades de que el autismo persistiera.
Los niños del estudio recibieron un diagnóstico entre los 12 y los 36 meses de edad, y recibieron intervenciones basadas en la comunidad.
Luego se sometieron a una evaluación diagnóstica de investigación a los 5 a 7 años, entre agosto de 2018 y enero de 2022.
"Parece que puede haber un punto de inflexión. Otros investigadores han sugerido un punto de inflexión alrededor de los 6 años, en el que los niños ya no tienen los síntomas", señaló la profesional.
Aunque Harstad dijo que una crítica podría ser que estos niños fueron diagnosticados erróneamente inicialmente, los diagnósticos en esta investigación fueron realizados por 44 combinaciones diferentes de un pediatra conductual del desarrollo y un psicólogo, no por un único proveedor o incluso por un pequeño grupo de proveedores. Las evaluaciones incluyeron la medida estándar de oro, el Programa de Observación de Diagnóstico de Autismo.
"Creo que nuestros hallazgos sugieren que tal vez cuando los criterios conductuales para el TEA se aplican a una edad tan temprana, están capturando a los niños con una amplia gama de funciones que tendrán una gama aún más amplia de trayectorias", dijo Harstad.
Los hallazgos se publicaron en la revista JAMA Pediatrics.
Lo que tomó por sorpresa a los investigadores y a un experto que no participó en el estudio fue que el número de niños en los que el autismo no persistía era tan alto. Esto podría deberse a que se trataba de casos contemporáneos que usaban criterios diagnósticos actuales en lugar de antiguos, apuntó la investigadora.
"La cifra es un poco más alta de lo que esperaba, pero es muy consistente con lo que otros estudios han estado mostrando, estudios longitudinales sobre el autismo", dijo Alycia Halladay, directora científica de la Autism Science Foundation en Scarsdale, Nueva York.
Halladay también enfatizó que el hecho de no tener autismo persistente no significa que estos niños ya no necesiten apoyos o intervenciones durante la niñez o la adultez.
"Quiero descartar la idea y no quiero que la gente entre en esto pensando: 'Bueno, para empezar, recibieron el diagnóstico equivocado', porque ese no es el caso. Para empezar, obtuvieron un diagnóstico sólido", explicó Halladay.
En la experiencia de Halladay, los niños con autismo que luego "se salen del espectro" tienen un mejor funcionamiento al principio, con niveles más altos de lo que se llama comportamiento adaptativo. Y luego responden mejor a la intervención temprana.
"Lo primero es que diría que estas intervenciones conductuales están ayudando, así que no debemos escatimar en ellas", dijo.
"Creo que eso es lo primero que sacaría de esto: incluso si te sales del espectro, no significa que te vayas sin ninguna necesidad", agregó.
En términos de la repetición posterior de la evaluación, eso suele ocurrir como parte del proceso educativo, apuntó Halladay.
Los autores del estudio anotaron la importancia de seguir evaluando el autismo a lo largo del desarrollo de un niño diagnosticado.
Los niños del estudio tendieron a recibir la mayor cantidad de intervenciones dentro de los primeros 18 meses después del diagnóstico. Los investigadores no observaron una relación significativa entre la persistencia del autismo y la intensidad de las intervenciones.
"Sin embargo, hay muchos más matices en eso, las intervenciones. Tal vez las intervenciones funcionen mejor para algunos niños que para otros. No pudimos demostrarlo", dijo Harstad.
"Espero que los padres se sientan empoderados para seguir buscando apoyos para el desarrollo de sus hijos a lo largo del tiempo, lo que incluye observar los síntomas [del autismo], además de otras partes de su funcionamiento del desarrollo", añadió.