Por The New York Times | Alisha Haridasani Gupta and Knvul Sheikh
Ya llegó esa época del año, cuando todos empiezan con congestión nasal y ataques de tos. Los expertos ya están prediciendo que la temporada de gripe de este año será complicada y están reportando un ascenso en una variedad de otras enfermedades respiratorias también, después de dos años de tranquilidad relativa.
La mejor precaución en contra de la infección de la influenza es vacunarse, porque no hay mucho que se pueda hacer una vez que te enfermes, solo quizá controlar los síntomas. La gripe, el resfriado común y la mayoría de las demás enfermedades respiratorias son causadas por virus, así que no puedes curarlas con antibióticos, los cuales se usan para tratar infecciones bacterianas. Los medicamentos antivirales para tratar la influenza, como el Tamiflu, generalmente son para quienes han dado positivo a la gripe y están en riesgo de desarrollar complicaciones severas, como las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas inmunocomprometidas. Para todos los demás, los médicos sugieren descanso y esperar a que pasen los síntomas.
“Hay un dicho: ‘Si tomas tratamiento para un resfriado, se te quita en siete días; si dejas que pase, se te quita en una semana”, comentó Aviva Romm, médica especialista en medicina integrativa.
Pero durante generaciones, innumerables remedios caseros —tazas de té o sopas calientes y cucharadas de hierbas— han ayudado a controlar los síntomas de resfriado y gripe, como el dolor de garganta o la congestión. A lo largo de los años, los científicos han realizado investigaciones para tratar de cuantificar la eficacia de algunos de esos remedios, la frecuencia con la que deben utilizarse y las fórmulas que funcionan mejor. Pero los estudios suelen ser pequeños o no muestran mucha eficacia.
Aún así, los expertos reconocen que no hay ningún riesgo al adoptar prácticas que puedan hacerte sentir mejor cuando estás enfermo, aunque solo proporcionen un efecto placebo. (Debes consultar a un profesional médico si tus síntomas son severos, si tienes dificultad para respirar o si no ves mejoras después de más de una semana).
“A veces no tenemos pruebas para muchas prácticas tradicionales comunes porque no hay mucho valor económico en estudiarlas, pero tenemos miles de años de datos anecdóticos y suficientes pruebas para demostrar que es seguro”, explicó Romm.
Esto es lo que sabemos y lo que no sabemos sobre algunos de los remedios más populares que resultan al menos un poco prometedores.
REFORZAR EL SISTEMA INMUNITARIO: VITAMINA C, SAÚCO Y ZINC
Hay algunas pruebas que sugieren que ciertas vitaminas e ingredientes de los remedios caseros —como la vitamina C, el saúco y el zinc— pueden, como mínimo, estimular el sistema inmunitario y acortar ligeramente la duración de los síntomas.
No es nueva la idea de que la vitamina C puede ayudar con el resfriado; la popularizó el ganador del premio Nobel Linus Pauling en la década de 1970, lo cual detonó un aumento en la demanda del nutriente. Desde entonces, los científicos vinculados a la industria de los suplementos han sugerido que la vitamina C ayuda a respaldar varias funciones, como la capacidad de las células inmunes de encontrar una infección y combatirla.
La eficacia de este nutriente sigue siendo objeto de debate. Por un lado, el cuerpo no es capaz de almacenar altas dosis de vitamina C, como las que se encuentran en los suplementos, y cualquier exceso de vitamina C suele eliminarse por la orina. Algunos ensayos clínicos han descubierto que el momento en que se toman los suplementos de vitamina C podría ser crucial para su eficacia: un metanálisis exhaustivo de los ensayos sobre la vitamina C publicado en 2013, por ejemplo, sugiere que la suplementación regular, incluso antes de empezar a sentirte enfermo, puede acortar la duración del resfriado un día, más o menos. Sin embargo, tomar vitamina C después de desarrollar síntomas no muestra beneficios consistentes.
En algunos estudios, la baya de saúco, un ingrediente común en los jarabes para la gripe o el resfriado, sobre todo los que están dirigidos a niños pequeños, acortó la duración de los síntomas cuando se toma por adelantado o de inmediato al comienzo de una enfermedad. No obstante, es una cantidad limitada de datos, señaló Romm. El saúco contiene antioxidantes y químicos potentes conocidos como antocianinas, que en experimentos de laboratorio han demostrado que ayudan a la función inmunitaria.
De manera similar, las investigaciones sobre el zinc sugieren que tomar jarabes y pastillas que contienen este elementos cada tres o cuatro horas quizá reduzca la duración de una gripe o resfriado by a day or two, posiblemente al prevenir que los virus se multipliquen. Otros análisis han concluido que no hay suficiente evidencia para decir que es mejor que un placebo.
La mayoría de las fórmulas de zinc tienen varios efectos secundarios. Algunas personas que usaron rociadores de zinc nasales han experimentado una pérdida permanente del olfato. Quienes lo toman oralmente en ocasiones han presentado un sabor metálico duradero en la boca. “Lo más importante es señalar que debes tomar zinc con comida porque puede causar náuseas”, comentó Romm.
MANTENERSE HIDRATADO Y ALIVIAR LA GARGANTA IRRITADA: TÉS, CALDOS, JENGIBRE Y CÚRCUMA
El dolor de garganta suele ser resultado natural de una inflamación creada cuando el sistema inmunitario lucha contra un virus alojado en las vías respiratorias superiores. La inflamación y el dolor pueden dificultar la ingestión de alimentos y la hidratación. Esto acaba por resecar aún más la garganta. La tos puede empeorar aún más las cosas. Mantenerse hidratado bebiendo agua, tés calientes, caldos o sopas tal vez te ayude a sentirte más cómodo.
En muchas culturas, el jengibre es una de las primeras cosas a las que se recurre cuando se tiene dolor de garganta. Se suele poner en remojo en agua hirviendo junto con otras hierbas para hacer tés calmantes, o se añade a la sopa de pollo. Además, resulta que quizá hay datos científicos que respalden estas prácticas antiguas: algunos estudios han hallado que el jengibre quizá tenga propiedades antinflamatorias que pueden ayudar a aliviar la hinchazón.
La raíz de cúrcuma, una planta en la familia del jengibre nativa del sureste de Asia y desde hace mucho utilizada en las prácticas medicinales ayurvédicas de India, también puede reducir la inflamación. Sin embargo, sus efectos han sido difíciles de comprobar debido al componente principal de la raíz, la cúrcuma, que el cuerpo no absorbe fácilmente, además de que los suplementos de cúrcuma pueden variar en gran medida según su composición. Consumir cúrcuma en los alimentos o mezclarla con una sustancia grasosa, como el aceite de cocina o la leche tibia, puede ayudarte a aprovechar más beneficios de la cúrcuma. Añadir pimienta negra también ayuda a su absorción, , señaló Romm.
“El jengibre y la cúrcuma juntos son una combinación muy agradable”, aseguró Romm, y añadió que, cuando está lidiando con dolor de garganta, se prepara un té de jengibre y cúrcuma.
CONTROLAR LA TOS: AGUA SALADA Y MIEL
Si el dolor de garganta se ve agravado por la tos, hacer gárgaras con agua salada a veces es útil. Mezcla media cucharadita de sal en un vaso lleno de agua tibia y haz gárgaras moviendo la mezcla por toda la boca y la parte posterior de la garganta unos cuantos segundos antes de escupirla. Cualquier tipo de sal que tengas en casa funciona.
Los médicos a menudo recomiendan hacer gárgaras de agua salada como una manera de aliviar el dolor en la boca o en la garganta, así como para mejorar la salud oral en general. Las gárgaras ayudan a soltar el moco denso y también pueden eliminar irritantes como bacterias, virus y alérgenos de la garganta. Usar una solución salina proporciona el beneficio adicional de extraer fluido excesivo de los tejidos inflamados y cubrirlos con agua tibia, aseguró H. Keipp Talbot, profesor adjunto de Medicina en el Centro Médico de la Universidad Vanderbilt
Añadir miel a tu solución para hacer gárgaras, o a cualquier té o bebida caliente, puede tener un efecto calmante similar. La miel actúa como demulcente, lo que significa que calma los tejidos irritados al recubrirlos.
Muchas culturas tienen su propia variación de una bebida de miel calmante. Y algunas investigaciones demuestran que el remedio funciona para reducir la frecuencia de la tos. De hecho, un estudio de niños de entre 1 y 5 años reveló que tomar dos cucharaditas de miel a la hora de acostarse era tan eficaz para reducir la tos nocturna y mejorar la calidad del sueño como el fármaco dextrometorfano que se encuentra en los jarabes comunes para la tos de venta libre. (Sin embargo, la miel no debe administrarse a niños menores de un año, por el riesgo de un tipo raro de intoxicación alimentaria conocido como botulismo infantil).
ALIVIO DE LA CONGESTIÓN: LAVADOS NASALES, HIERBAS Y VAPOR
Mantener las fosas nasales hidratadas es otro remedio sencillo y seguro que puede ayudar a niños y adultos a aliviar la gripe o el resfriado. Puedes conseguirlo utilizando un humidificador en tu habitación, preparando un poco de vapor de hierbas o enjuagándote la nariz con agua salada tibia por dentro.
El uso de lavados nasales e irrigación nasal puede rastrearse miles de años a la medicina ayurvédica. Así como hacer gárgaras con agua salada, los enjuagues nasales ayudan a eliminar algunos virus y moco de tu cuerpo, mientras reduce la hinchazón que causa congestión. Un estudio publicado en 2019 mostró que ese proceso a menudo acorta la duración de enfermedades, además reduce la posible transmisión de gérmenes a otros.
Debes asegurarte de utilizar solo agua destilada, estéril o hervida para tus enjuagues, pues el agua del grifo a veces contiene pequeñas cantidades de bacterias y protozoos que conllevan el riesgo de otras infecciones. Como alternativa, prueba los aerosoles nasales salinos comerciales para obtener un efecto similar.
Fadel Hind, médica especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo, mantiene un humidificador en funcionamiento en su casa durante la temporada de gripe invernal. Sus investigaciones han demostrado que mantener las habitaciones a un nivel de humedad de casi el 40 al 60 por ciento reduce la transmisión de virus respiratorios y quizá incluso evite que te enfermes. “Con esa humedad, se tiende a encontrar un menor número de virus en las superficies y en el aire. Y los virus que están presentes son menos viables”, explicó.
Algunos humidificadores tienen incorporados sensores que pueden indicar el nivel de humedad de la habitación, explicó Hind. Si el tuyo no lo tiene, compra un higrómetro básico por 10 dólares o menos para controlar el vapor de agua que hay en el aire que te rodea y comprobar el rendimiento de un humidificador que ya tengas.
Si se contrae un resfriado o una gripe, un humidificador ayuda a aliviar la tos y la congestión, aunque hay menos datos sobre su eficacia en comparación con un placebo o sobre si puede reducir la duración total de la enfermedad, afirmó Hind.
El mentol, una sustancia química que se encuentra en la menta y otras plantas de la familia de las mentas, también puede dar la sensación de que se respira con más facilidad. Aplica una pomada de mentol comercial, como Vicks VapoRub, bajo la nariz o en el cuello y la garganta para aliviar los síntomas. Algunas personas también utilizan las hierbas frescas o secas en terapias de vapor tradicionales para eliminar la congestión. Para eso, remoja hierbas, como el eucalipto o el tomillo, en agua hirviendo durante cinco o diez minutos, y luego cubre la cabeza con una toalla e inhala el vapor (teniendo cuidado con el agua caliente). También puedes colgar las hojas secas en una ducha de vapor para obtener algunos de estos beneficios.
Algunos estudios han descubierto que los frotamientos de vapor que contienen mentol, eucalipto y alcanfor, cuando se aplican en el cuello y el pecho, significativamente mejoraron el sueño en niños y adultos con síntomas de resfriado, pero los expertos advierten que quizá sea irritante para algunas personas.
A fin de cuentas, la elección de un remedio contra la gripe es un proceso de prueba y error hasta que encuentres algo que te haga sentir más cómodo, dijo Romm. Y eso, añadió, “vale la pena”. Durante generaciones, innumerables remedios caseros —tazas de té o sopas calientes y cucharadas de hierbas— han ayudado a controlar los síntomas del resfriado y la gripe, como el dolor de garganta o la congestión. A lo largo de los años, los científicos han llevado a cabo investigaciones para intentar cuantificar la eficacia de algunos de esos remedios, pero los estudios suelen ser pequeños o no muestran mucha eficacia. (Molly Matalon para The New York Times)