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Salud

Por The New York Times

¿Un coronavirus por descubrir? El misterio de la ‘gripe rusa’

En mayo de 1889, la gente que vivía en Bujará, una ciudad que entonces era parte del Imperio ruso, comenzó a enfermar y a morir. El virus respiratorio causante de estas muertes se conoce como el virus de la gripe rusa. Arrasó en todo el mundo, saturó los hospitales y mató con mayor violencia a los ancianos.

16.02.2022 08:44

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2022-02-16T08:44:00-03:00
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Por The New York Times | Gina Kolata

En mayo de 1889, la gente que vivía en Bujará, una ciudad que entonces era parte del Imperio ruso, comenzó a enfermar y a morir. El virus respiratorio causante de estas muertes se conoce como el virus de la gripe rusa. Arrasó en todo el mundo, saturó los hospitales y mató con mayor violencia a los ancianos.

Las escuelas y las fábricas se vieron obligadas a cerrar debido a que se enfermaron muchísimos estudiantes y trabajadores. Algunas de las personas infectadas hablaban de un síntoma extraño: la pérdida del gusto y del olfato. Y algunas de las que se recuperaban reportaban un agotamiento incesante.

Después de al menos tres olas de contagios, finalmente la gripe rusa terminó unos años más tarde.

Su patrón de infección y síntomas ha hecho que algunos virólogos e historiadores de la medicina ahora se cuestionen si quizás la gripe rusa fue una pandemia causada por un coronavirus y si su curso podría darnos algunas pistas sobre cómo se desarrollará y llegará a su fin nuestra pandemia.

Algunas personas creen que, si el causante de la gripe rusa fue un coronavirus, quizás ese patógeno todavía siga por ahí y que sus descendientes sean uno de los cuatro coronavirus causantes del resfriado común que circulan por el mundo. Si es así, sería diferente de las pandemias de gripe cuyos virus permanecen durante algún tiempo y luego, años después, son remplazados por nuevas variantes que provocan otra pandemia.

Esto podría ser un buen augurio para nuestro futuro si eso es lo que ocurrió con la gripe rusa. Pero existe otro escenario. Si el coronavirus actual se comporta más como una gripe, la inmunidad contra los virus respiratorios es transitoria. Eso podría implicar que en el futuro la población tenga que vacunarse cada año contra el COVID.

No obstante, algunos historiadores manifiestan cautela sobre la hipótesis de la gripe rusa.

“Existen muy pocos datos irrefutables, casi ninguno” sobre la pandemia de la gripe rusa, señaló Frank Snowden de la Universidad de Yale.

Sin embargo, tenemos una manera de resolver el misterio de la gripe rusa. Los biólogos moleculares cuentan en este momento con las herramientas para extraer fragmentos de virus viejos del tejido pulmonar preservado de las víctimas de la gripe rusa y averiguar qué tipo de virus fue.

En estos momentos, algunos investigadores están buscando ese tejido preservado en museos y escuelas de medicina donde tal vez haya frascos antiguos con muestras en líquido conservante y que todavía contengan fragmentos de pulmón.

La gripe rusa

Tom Ewing, del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, uno de los pocos historiadores que han estudiado la gripe rusa, no puede dejar de observar paralelos asombrosos con la pandemia actual del coronavirus: las instituciones y los lugares de trabajo cerraban porque había demasiadas personas enfermas, los médicos no se daban abasto con los pacientes y había olas de contagios.

“Yo diría que sí es posible”, señaló Ewing cuando le preguntaron si la gripe rusa era un coronavirus.

Scott Podolsky, un profesor de Salud Global y Medicina Social en la Escuela de Medicina de Harvard, calificó esta idea como algo “factible”.

También, Arnold Monto, profesor de Salud Pública, Epidemiología y Salud Global en la Universidad de Míchigan, la consideró “una especulación muy interesante”.

“Desde hace mucho tiempo, nos hemos preguntado de dónde llegó el coronavirus”, comentó Monto. “¿Ha habido alguna pandemia de coronavirus con anterioridad?”

Harald Brüssow, un microbiólogo suizo jubilado y editor de la revista científica Microbial Biotechnology, hace referencia a un artículo publicado en 2005 que concluye que otro coronavirus que circula hoy en día, conocido como OC43, el cual ocasiona fuertes resfriados, pudo haber pasado de las vacas a los humanos en 1890.

También circulan hoy otros tres coronavirus menos virulentos. Tal vez uno de ellos, o el OC43, sea una variante que quedó de la pandemia de gripe rusa.

Aunque Brüssow reconoce que existen dudas, apostaría que la gripe rusa fue provocada por un coronavirus. Su trabajo, el cual consistió en hurgar en artículos de revistas y periódicos viejos y en los informes de salud pública sobre la gripe rusa, reveló que algunos pacientes se habían quejado de la pérdida del olfato y del gusto y de síntomas parecidos a los de la COVID prolongada.

Algunos historiadores especularon que quizás el final que tuvo el siglo XIX en realidad haya sido un estado de debilitamiento ocasionado por las secuelas de la gripe rusa.

Esos síntomas no son los más comunes de las pandemias de gripe.

Brüssow explica que, al parecer, la gripe rusa, así como el COVID, era causante de la muerte de los ancianos, en su mayoría, pero no la de los niños. Al analizar los registros de 1890 del Consejo Estatal de Salud de Connecticut, Ewing descubrió un patrón parecido. De ser cierto, el virus de 1890 sería diferente a los virus de la influenza, los cuales provocan la muerte tanto de personas muy jóvenes como la de los ancianos. Algunas personas creen que las dos pandemias anteriores podrían ofrecerles una pista a quienes están buscando indicios sobre cómo podría terminar la pandemia actual de coronavirus.

J. Alexander Navarro, un historiador de la Universidad de Míchigan, comentó que cuando disminuyó la pandemia de la gripe rusa, “la gente siguió con su vida muy rápido”. Lo mismo sucedió con la pandemia de la gripe de 1918. Los reportajes de los periódicos sobre ella se disiparon. Y, según Navarro, “el duelo era casi por completo un asunto privado”.

“Estoy casi seguro de que lo mismo sucederá ahora”, aseveró Navarro.

“De hecho, creo que, de muchos modos, ya ha sucedido”.

Cuándo terminan las pandemias

Muchas pandemias —al menos en los últimos 100 años en que se pueden conocer sus causas— han sido provocadas por virus respiratorios. Algunas excepciones recientes son el Zika y la chikunguña —viejos virus que portan los mosquitos— y el VIH, el cual se transmite al tener relaciones sexuales y compartir agujas.

En épocas antiguas y premodernas, importantes plagas han aterrorizado al mundo, entre las más notables está la peste bubónica, la cual era propagada principalmente por las pulgas de las ratas y marcó el inicio de un periodo espantoso en el que murieron un sinnúmero de personas en Europa entre 1347 y 1352. Morían tantas personas que tenían que apilarse en fosas para la sepultura

La peste bubónica siguió regresando a Europa durante varios siglos después de su primera aparición. Pero la manera en que esa plaga terminó no ofrece muchas conclusiones relevantes para la pandemia actual.

Los investigadores tampoco han podido encontrar respuestas en sus estudios con animales. Durante décadas, han intentado hallar normas generales para predecir cómo avanzan las pandemias infectando a cientos de miles de ratones con diversos virus y bacterias, señaló George Davey Smith, profesor de Epidemiología Clínica en la Escuela de Medicina de Bristol, en Inglaterra. Los experimentos continuaron por años en Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Australia. Todos buscaban maneras de predecir cuándo y cómo podría terminar una epidemia.

No encontraron ninguna.

“No pudieron predecir lo que ocurriría”, comentó Davey Smith.

Así que los investigadores que pretenden entender cómo concluyen las pandemias por virus respiratorios nada más pueden estudiar la pandemia actual del coronavirus y la de la gripe.

Solo la pandemia de la gripe ha terminado. Eso, según David Morens, investigador especialista en gripes y alto asesor del director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, es una verdadera limitación cuando tratamos de entender la historia natural de las pandemias ocasionadas por enfermedades respiratorias.

“Nada más tenemos 104 años y cuatro eventos de pandemias a partir de los cuales hacer predicciones”, explicó.

Las pandemias de gripe también son desconcertantes.

La primera de las cuatro pandemias de gripe por las cuales se conoce el virus comenzó en 1918. La pandemia disminuyó después de tres olas de contagios y de que el virus, conocido como H1N1, permaneció en circulación en una forma menos virulenta hasta 1957, cuando desapareció.

“Hasta donde podíamos saber, en 1957, ese virus había desaparecido para siempre”, comentó Morens.

Luego surgió el H2N2, el cual era muy diferente al H1N1 y ocasionó una pandemia. Ese patrón se repitió con el H3N2 que apareció en 1968.

Pero en 1977, sucedió algo extraño. El H1N1 regresó después de haber desaparecido por dos décadas. Desde entonces, han estado en circulación ese y otro virus, el H3N2.

“Hasta 1977, nunca habíamos tenido dos subtipos que circularan al mismo tiempo”, explicó Monto. “No entendemos por qué un subtipo expulsó al otro y por qué esto no sucedió en 1977”.

También en 2009, el H1N1 que había vuelto a introducirse a la población humana en 1977 fue desplazado por una versión genéticamente distinta procedente de los cerdos y que provocó otra pandemia.

¿Pero por qué una nueva variante haría que la anterior desapareciera?

Según Morens, ese “es otro misterio”.

Por lo menos hay vacunas que sirven para la gripe, pero estas tienen que aplicarse todos los años porque la inmunidad disminuye. En un estudio realizado en Inglaterra con los coronavirus del resfriado común, los científicos descubrieron que la inmunidad derivada de las infecciones ocasionadas por estos virus también disminuye en un año.

“¿Tendríamos que vacunarnos contra la COVID todos los años?” preguntó Jeffery Taubenberger, jefe del departamento de evolución y patogénesis viral del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. “Hacia allá nos dirigimos”.

También está la pregunta de por qué la gripe rusa, y ahora la pandemia del COVID, han producido olas de mortandad que aumenta y disminuye.

“No tenemos mucha idea, y esto se extiende a las olas que hemos estamos viendo durante los dos últimos años con COVID”, señaló Morens. En la evolución de los virus no está la respuesta completa, añadió.

“Yo no tengo conocimiento de que haya buenas explicaciones”. Prueba rápida de coronavirus en Washington D. C., el 14 de enero de 2022. (Tom Brenner/The New York Times). Ilustración sin fecha del museo Wellcome Collection que muestra un grabado en madera de 1889 en un periódico francés de la época de la pandemia de la gripe rusa. (Wellcome Collection vía The New York Times)