El primer ministro Frank Bainimarama anunció que los funcionarios de Fiyi tendrán que tomarse vacaciones si no han recibido su primera inyección el 15 de agosto y podrían ser despedidos si no se les administra la segunda antes del 1 de noviembre.
Los empleados del sector privado tendrán que haber recibido la primera dosis antes del 1 de agosto. Si se incumple se podrá imponer una multa elevada al trabajador y el empresario se expone al cierre administrativo.
"Sin pinchazo, no hay trabajo" ("No jabs, no job"), esto es lo que dicta la ciencia por razones de seguridad, y esto es en adelante la política del gobierno", anunció Bainimarama el jueves por la noche en un discurso.
Esta decisión drástica es una respuesta de las autoridades a la población que ignora en gran medida las recomendaciones sanitarias y sobre todo las consignas del distanciamiento social y la obligación de ponerse la mascarilla. Se considera que esta actitud es una de las causas del brote epidémico.
Antes de abril, Fiyi no había registrado casos de contagio local del virus. Pero un fallo en el dispositivo de cuarentena permitió que la variante Delta altamente contagiosa se propagara como un reguero de pólvora.
El archipiélago registra actualmente más de 700 nuevos casos por día.
El sistema sanitario del país está al borde del colapso. El hospital más grande del archipiélago, situado en la capital, Suva, anunció esta semana que la morgue estaba llena y exhortó a las familias a venir a recoger los cuerpos de sus difuntos.
Con información de AFP