Por The New York Times | Knvul Sheikh
El mes pasado, el Departamento de Salud del Estado de Nueva York anunció que estaba investigando ocho posibles casos de la enfermedad del legionario (también conocida como legionelosis) que habían ocurrido entre junio y septiembre en la residencia de ancianos Amsterdam en la ciudad de Nueva York. Cuatro de las ocho personas que podrían haber sido infectadas han muerto. Los funcionarios municipales también encontraron evidencia de la bacteria que causa la legionelosis en Jacob Riis Houses en Manhattan, el mes pasado.
Los departamentos de salud en Estados Unidos reportan cerca de 10.000 casos de la enfermedad del legionario cada año, pero algunos expertos creen que esas cifras siguen quedándose cortas porque es difícil distinguir la legionelosis de otras infecciones pulmonares. Casi 1 de cada 10 personas que contrae la enfermedad del legionario muere debido a complicaciones de la enfermedad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Las complicaciones pueden incluir insuficiencia respiratoria, inflamación cardíaca y daño muscular extenso, todos los cuales tienen mayores probabilidades de ocurrir en personas lo suficientemente enfermas como para requerir hospitalización.
Esto es lo que debes saber sobre la detección de síntomas, el tratamiento y la prevención.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad del legionario y cómo se contrae?
La enfermedad del legionario es causada por una infección con la bacteria Legionella, la cual con regularidad está presente en el agua, pero se vuelve potencialmente peligrosa cuando se multiplica en grandes cantidades. La bacteria es común en fuentes de agua dulce como lagos y arroyos, pero por lo general solo se convierte en un problema de salud en los sistemas de aguas hechos por el hombre, los cuales proporcionan un entorno lo suficientemente cálido como para que la bacteria crezca y se propague.
Las personas pueden infectarse si respiran pequeñas microgotas de agua que contienen Legionella mientras se duchan, usan un jacuzzi o simplemente realizan actividades cotidianas en un edificio que tiene un tanque de agua caliente grande, una torre de enfriamiento o un sistema de plomería complejo, como un hotel, hospital, centro de cuidados prolongados, edificio de oficinas o escuela, afirmó Elliott Dasenbrook, especialista en enfermedades respiratorias de la clínica Cleveland.
Algunos estudios también han sugerido que las personas que trabajan en transporte contraen la enfermedad del legionario al doble de la tasa que quienes no trabajan en transporte, posiblemente porque la bacteria puede proliferar en el depósito de líquido de limpiaparabrisas de un vehículo si se diluye con agua corriente. Los conductores pueden aspirar el rocío contaminado cuando se expulsa sobre el parabrisas.
“Ese rocío que contiene bacterias puede ser microscópico, por lo que en realidad puedes no verlo ni sentirlo cuando respiras”, afirmó Dasenbrook. La mayoría de las personas no se enferman incluso si están expuestas a la bacteria, agregó. Las personas mayores y aquellas con condiciones preexistentes son las más propensas a desarrollar una infección.
Si te llegas a infectar, los síntomas suelen aparecer de dos a catorce días después de la exposición. Podrías desarrollar una fiebre de 40 grados Celsius o más, así como escalofríos, tos, dolor de cabeza o debilidad y fatiga general. A diferencia de otras infecciones pulmonares, las personas con legionelosis pueden experimentar síntomas gastrointestinales adicionales, como náuseas o diarrea, informó Dasenbrook. La enfermedad empeora dentro de la primera semana de haber desarrollado síntomas, y muchos pacientes terminan en el hospital.
En ocasiones, la bacteria Legionella puede causar una enfermedad menos grave llamada fiebre de Pontiac, en la que los síntomas se limitan a fiebre y dolores corporales. Esos casos, por lo general, no requieren tratamiento y se resuelven por sí solos en menos de una semana, según los CDC.
Las infecciones por Legionella son más comunes en el verano y principios de otoño, afirmó Dasenbrook, cuando hay mayor probabilidad de que las personas que viven en grandes edificios utilicen sus aires acondicionados, lo que requiere el uso de las torres de enfriamiento de los edificios. Las tasas de infecciones de la enfermedad del legionario son más altas entre las personas mayores, negras y de bajos ingresos, las cuales tienen más probabilidades de residir en viviendas con mantenimiento deficiente que tienen una mayor proliferación de Legionella. (El aire central en casas particulares y las unidades de aire acondicionado de ventana, así como las unidades de los automóviles, no utilizan agua para enfriar el aire, por lo que generalmente no generan un riesgo de crecimiento de Legionella).
Los pacientes casi nunca transmiten bacterias a otras personas, informó Dasenbrook, aunque los investigadores han señalado algunas raras excepciones.
Las personas son más vulnerables a una infección si tienen más de 50 años, han fumado cigarrillos o tienen otras enfermedades respiratorias a largo plazo, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica o enfisema. Las personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados (debido a un trasplante de órgano, cáncer, diabetes o VIH) y aquellas que se han quedado a pernoctar recientemente en un hotel, hospital o residencia de ancianos también pueden tener un riesgo elevado de contraer la enfermedad del legionario. ¿Cuál es el tratamiento para la enfermedad del legionario?
La mayoría de los casos requieren tratamiento con antibióticos de cinco a catorce días, según la gravedad de la enfermedad y la salud subyacente del paciente. Incluso aquellos sin condiciones subyacentes a menudo deben recibir atención hospitalaria, y algunos podrían además requerir de oxígeno adicional a través de un tubo o mascarilla.
Los pacientes pueden experimentar fatiga y dolores musculares durante varios meses tras ser dados de alta.
¿Cómo me puedo proteger contra la enfermedad?
Puedes reducir el riesgo de contraer la enfermedad del legionario en casa limpiando regularmente y a profundidad los cabezales de la ducha, los grifos, las tinas calientes y los humidificadores.
No existe una guía actual sobre la frecuencia con que los hogares particulares deben hacer esto, pero si crees que podrías estar en riesgo, es bastante sencillo matar la bacteria Legionella: en el caso de tu ducha o grifo, comienza por quitar el cabezal de la ducha o la pieza final del grifo que contiene un disco de pantalla de malla. Frota hasta remover la cal y otros residuos. Luego sumerge la pieza en agua hirviendo o en una solución química para ayudar a matar las bacterias.
Para las tinas calientes, utiliza productos químicos diseñados específicamente para la desinfección, y para el humidificador, usa lejía diluida o una solución de peróxido de hidrógeno. En el caso de tu automóvil, los CDC recomiendan utilizar un líquido limpiaparabrisas sin diluir, el cual contiene una mezcla de anticongelante, solvente y detergentes que son inhóspitos para el crecimiento bacteriano.
La mayoría de los estados les exigen a los administradores de edificios grandes que utilizan torres de enfriamiento y tanques de agua que los registren con el estado. Los administradores también deben verificar con regularidad la presencia de Legionella, desinfectar las torres de enfriamiento en menos de 24 horas si tienen niveles elevados de bacterias, y notificar al departamento de salud local y al público. Una foto sin fecha proporcionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades muestra a la bacteria responsable de causar la enfermedad del legionario (Francis Chandler/Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades vía The New York Times).