Por The New York Times | Alice Callahan

“Salud”, dice una mujer en un video en TikTok mientras levanta un vaso lleno de licor hacia la cámara. Lo inclina hacia atrás, hace una mueca y luego saca la lengua con asco.

“Es medicinal, es medicinal”, se recuerda a sí misma.

El motivo del trago fue una comida reciente, que le preocupaba que pudiera haberle provocado una intoxicación alimentaria, dijo. Y había leído en un estudio que, como “el alcohol es un esterilizador”, puede proteger contra las enfermedades transmitidas por los alimentos.

Pero, ¿realmente es así?

Los expertos dijeron que puede haber algo de cierto en la idea de que beber alcohol cuando se ingieren alimentos contaminados puede reducir las probabilidades de intoxicación alimentaria. Pero las evidencias que apoyan esta afirmación son limitadas. Y dependiendo de la cantidad que se beba, el alcohol podría perjudicar al sistema inmunitario más que ayudarle. Esto es lo que sabemos.

Lo que sugiere la investigación

Varios pequeños estudios sobre brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos han revelado que el consumo de alcohol está asociado a la protección frente a la intoxicación alimentaria, pero todos ellos tienen limitaciones.

En el estudio citado en el video de TikTok, que se publicó en 2002, los investigadores describieron un brote de salmonela que comenzó en un banquete para 120 personas en España. Al menos 47 personas enfermaron con vómitos o diarrea, además de calambres estomacales, fiebre o dolor de cabeza, tras consumir sándwiches de atún y ensalada de papa contaminados. Los investigadores descubrieron que quienes declararon haber tomado tres o más copas en la celebración tuvieron un 46 por ciento menos de probabilidades de enfermar que quienes no habían bebido; y quienes habían tomado hasta tres copas tuvieron un 27 por ciento menos de probabilidades de desarrollar síntomas.

Asimismo, en un estudio realizado en 1992 sobre un brote de hepatitis A de 61 personas causado por ostras crudas en Florida, los investigadores descubrieron que quienes declararon haber bebido vino, whisky o cócteles con las ostras tuvieron un 90 por ciento menos de probabilidades de enfermar que quienes no habían bebido. Sin embargo, quienes consumieron cerveza no parecían estar protegidos, según la hipótesis de los investigadores, quizá porque la cerveza tiene una concentración de alcohol inferior a la de las otras bebidas.

Estos estudios apoyan la teoría de que el alcohol podría interrumpir la actividad de los agentes patógenos en los intestinos de las personas antes de que estos puedan causar enfermedades, dijo Donald Schaffner, profesor de ciencias de la alimentación de la Universidad de Rutgers. Esto es plausible, dijo, ya que el alcohol puede matar bacterias e inactivar algunos virus; por eso se utiliza en desinfectantes de manos y superficies.

Pero estos pequeños estudios, que datan de hace décadas, solo pueden mostrar correlaciones entre el consumo de alcohol y un menor número de enfermedades; no pueden demostrar que el alcohol prevenga la intoxicación alimentaria, dijo Matthew Moore, profesor titular de ciencias de la alimentación en la Universidad de Massachusetts Amherst.

Recomendó tomar esos hallazgos “con pinzas”.

Es posible, por ejemplo, que algunas de las personas que no bebieron en esos estudios se abstuvieran por motivos de salud, lo que podría haber explicado por qué eran más susceptibles a la intoxicación alimentaria.

Los investigadores no han puesto a prueba directamente cómo podría influir el consumo de alcohol en el riesgo de intoxicación alimentaria en un ensayo clínico, que podría controlar las diferencias entre las personas que beben y las que no, dijo Moore. Y en al menos un brote de 33 personas enfermas de hepatitis E por mariscos en un crucero, los investigadores llegaron a una conclusión diferente: solo se infectaron quienes bebieron alcohol, mientras que los abstemios permanecieron sanos.

El alcohol podría debilitar tu sistema inmunitario

Según Craig Hedberg, epidemiólogo y experto en seguridad alimentaria de la Universidad de Minnesota, la probabilidad de enfermar a causa de alimentos contaminados depende de varios factores, como el estado de salud, la cantidad de patógenos presentes, el tipo de alimento y la cantidad ingerida. Añadió que aún no se ha estudiado a fondo la influencia del alcohol en ese aspecto en los seres humanos. Pero en un estudio de 2001, los científicos descubrieron que, aunque el vino tinto y blanco mataba la salmonela en placas de Petri, alimentar con él a ratones no les protegía en absoluto cuando consumían la bacteria.

Si se bebe demasiado, también es posible que el alcohol haga que el intestino sea más susceptible a las infecciones, dijo Gyongyi Szabo, gastroenteróloga y profesora de Medicina de la Escuela de Medicina de Harvard.

Las investigaciones de Szabo y sus colegas dan a entender que el consumo excesivo de alcohol (definido como cuatro o cinco copas o más en unas dos horas para la mayoría de los adultos) puede causar inflamación y signos de “filtración” en el revestimiento intestinal, lo que puede facilitar la entrada de bacterias y toxinas en la sangre.

También está claro que el consumo excesivo y crónico de alcohol puede reducir la capacidad del sistema inmunitario para combatir las infecciones, dijo. Las investigaciones han mostrado, por ejemplo, que las personas con trastorno por consumo de alcohol son más propensas a enfermar o incluso a morir a causa de ciertas infecciones transmitidas por los alimentos, como la listeria y el

vibrio

.

Y el alcohol puede causar deshidratación, lo que puede empeorar los síntomas de intoxicación alimentaria y prolongar el tiempo de recuperación, dijeron los expertos.

Cómo protegerse de una intoxicación alimentaria

Beber alcohol es un método no probado y potencialmente arriesgado para prevenir la intoxicación alimentaria, dijeron los expertos.

“Para empezar, sería mejor no ingerir alimentos sospechosos”, dijo Schaffner, aunque reconoció que a menudo no es posible saber si un alimento en concreto está contaminado.

Una buena forma de mantenerse a salvo es prestar atención a las retiradas de alimentos, dijo Schaffner. Y en la cocina, usar técnicas adecuadas de seguridad alimentaria. Por ejemplo, lavarse las manos con frecuencia; evitar la contaminación cruzada con carne, aves y pescado crudos, separándolos de otros alimentos; cocinar todos los alimentos a la temperatura adecuada, y evitar dejar los alimentos perecederos a temperatura ambiente durante más de dos horas.

Estas estrategias son especialmente importantes para quienes son más susceptibles de contraer enfermedades graves por patógenos transmitidos por los alimentos, incluidas las personas con sistemas inmunitarios debilitados, o quienes están embarazadas, son menores de 5 años o mayores de 65.

Moore reconoció que las formas probadas de prevenir las intoxicaciones alimentarias son “un poco aburridas”.

Pero son eficaces, dijo, y eso es lo que importa.

Alice Callahan

es reportera del Times, donde cubre nutrición y salud. Tiene un doctorado en nutrición de la Universidad de California, campus Davis. Más de Alice Callahan