Por The New York Times | Alice Callahan
P: Me acaban de diagnosticar síndrome del intestino irritable (SII). ¿Tendré que lidiar con sus síntomas para siempre o es curable?
R: Los síntomas característicos del síndrome del intestino irritable son difíciles de ignorar: dolor abdominal, estreñimiento, diarrea, distensión y gases.
Por eso no es raro que los millones de personas que lo padecen en Estados Unidos deseen un tratamiento que les ayude a recuperarse por completo.
No obstante, así como no existe cura para otras afecciones crónicas como la diabetes o la hipertensión, tampoco la hay para el SII, afirmó Brian Lacy, gastroenterólogo y profesor de medicina de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida.
Para Beth Rosen, dietista con licencia que vive en Nueva York y a quien le diagnosticaron SII en 2010, fue una realidad difícil de aceptar.
“Tardé en hacerme a la idea de que esta enfermedad no iba a desaparecer nunca”, dijo Rosen. “¿Cómo iba a sobrellevar la enfermedad y a vivir así?”.
Rosen consultó a tres gastroenterólogos hasta encontrar a uno que se tomara en serio sus síntomas y pudiera ayudarla a “trabajar mediante ensayo y error para encontrar maneras de sentirse mejor”, explicó Rosen.
Una de las razones por las que el SII puede ser tan difícil de tratar es que no sabemos con precisión qué lo causa, señaló Baha Moshiree , gastroenteróloga y profesora de Medicina en Atrium Health Wake Forest de Charlotte, Carolina del Norte.
El SII es el resultado de una comunicación deficiente entre el intestino y el cerebro, en la que los nervios del intestino son excepcionalmente sensibles y lanzan la señal de dolor de lo que podrían ser procesos digestivos normales.
Según Moshiree, los cambios en el microbioma, las infecciones gastrointestinales, el estrés y los problemas con el tránsito intestinal también contribuyen.
¿Cómo remediarlo?
Según Moshiree, para encontrar tratamientos eficaces es necesario comprender los factores que detonan los síntomas de cada paciente y, con frecuencia, probar una combinación de terapias dietéticas, conductuales o farmacéuticas.
Rosen suele aconsejar a sus clientes que supriman un tiempo los alimentos abundantes en ciertos azúcares denominados FODMAP, que son fermentados por las bacterias del colon y provocan gases y distensión, los cuales empeoran los síntomas del SII.
Además, Rosen explicó que la dieta termina siendo muy restrictiva ya que muchas verduras, frutas, productos lácteos, legumbres, frutos secos, semillas y cereales se consideran alimentos con alto contenido en carbohidratos fermentables de cadena corta (FODMAP, por su sigla en inglés), por eso es mejor llevarla a cabo con la orientación de un dietista con licencia, esta además resulta inadecuada para personas con trastornos alimentarios.
Rosen guía a sus clientes a través de las tres fases de la dieta. En primer lugar, elimina los alimentos abundantes en FODMAP de dos a seis semanas (y no más, debido a los riesgos de deficiencias nutricionales, cambios en el microbioma y trastornos alimentarios). Después, si los síntomas mejoran, los hace reintroducir los alimentos abundantes en FODMAP, uno por uno, para determinar cuáles desencadenan los síntomas. Por último, crea una dieta personalizada que incluye todos los alimentos que sus clientes pueden comer con tranquilidad.
Los suplementos enzimáticos de venta libre ayudan a digerir con más facilidad algunos alimentos abundantes en FODMAP, como los lácteos, los frijoles, las lentejas, el ajo y la cebolla, según Rosen.
Otros productos de venta sin receta que pueden mejorar los síntomas del SII son las cápsulas de aceite de menta con recubrimiento entérico, que relajan los músculos lisos del intestino, según Moshiree. Rosen añadió que los suplementos de fibra de psilio también son útiles.
Los cambios en el microbioma intestinal parecen desempeñar un papel en el SII, aunque no hay pruebas suficientes para recomendar suplementos probióticos u otras terapias como los trasplantes fecales para quienes padecen esta enfermedad, señaló Moshiree.
Si el estrés detona los síntomas del SII, Moshiree suele recomendarles a los pacientes que consulten a un terapeuta o psicólogo especializado en problemas gastrointestinales.
Según Lacy, la terapia cognitivo-conductual y la hipnoterapia también han demostrado reducir los síntomas del SII. A Lacy le gustaría que se utilizaran con más frecuencia, aunque algunos obstáculos, como la escasez de terapeutas y la falta de cobertura de los seguros, han limitado su uso.
Algunos estudios respaldan el uso de aplicaciones de teléfonos para aplicar estas psicoterapias. Lacy recomendó Mahana IBS, una aplicación de terapia cognitivo-conductual disponible con receta médica, y a algunos de los clientes de Rosen les ha parecido útil la aplicación de hipnoterapia Nerva.
Los medicamentos de venta controlada (como la lubiprostona, la linaclotida, la plecanatida y la rifaximina) y los antidepresivos tricíclicos también son eficaces, pero suelen funcionar mejor cuando se combinan con otros tratamientos.
Sin embargo, la combinación adecuada de terapias puede diferir de un paciente a otro. “Ahí es donde entra en juego el arte de la medicina”, aseveró Moshiree.
Hay muchas opciones para ayudar a las personas a controlar los síntomas del SII, comentó Lacy.
Si tienes este padecimiento, recomendó Lacy, es importante estar preparado para describir tu historial médico, los síntomas, las pruebas anteriores y las terapias que has intentado en las citas de atención médica.
Si tu proveedor “no parece muy interesado o no tiene una solución”, concluyó, busca otro. “No te rindas. Sigamos descartando y encontremos lo más adecuado para ti”. Aceite esencial puro de menta dulce en Nueva York, 20 de abril de 2023. (Eric Helgas/The New York Times)